Un grupo de científicos de la Universidad de Milán (Italia) presentó en el congreso de la American Thoracic Society, (San Diego, EE.UU) unos resultados inquietantes: la exposición a la contaminación atmosférica, aunque sea en tras un corto periodo de tiempo, puede dañar el ADN.
Noticias Troposfera.org
04/06/2009
(
Fuente:
levante-emv.com)
Nuevos resultados que aparecen estos días publicados en
la revista American Journal of Epidemiology ya indican que la contaminación
del aire no solo es perjudicial para el corazón y los pulmones, dos
clásicos. Los autores del Instituto de Salud Pública de Francia añaden a la
lista negra de la contaminación atmosférica, el dolor de cabeza, las
erupciones en la piel, la conjuntivitis y sobre todo la sensación de
debilidad (astenia) de aquellas personas susceptibles a estos cambios de
composición del aire. Molestias quizás no tan graves como las de cardiología
o pulmonares, pero mucho más frecuentes.
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Además, este estudio abundante en datos, que incluye un análisis de un área
geográfica con 600.000 habitantes en 22 ciudades, y la revisión de 900.000
consultas médicas, concluye que cuando existe un aumento en los niveles de
partículas en el aire o de dióxido de nitrógeno las consultas médicas por
molestias en las vías respiratorias aumentan. Estos dos contaminantes, más el
ozono, también se asocian con los dolores de cabeza y la astenia; y las
partículas y el ozono, su elevación en el aire,se relacionan con el aumento de
las consultas por conjuntivitis y erupciones en la piel. De estos contaminantes
estudiados el dióxido de nitrógeno es el que tiene consecuencias negativas más
prolongadas en la salud (durante semanas), especialmente para los ojos y la
piel.
Ahora bien, parece lógico que si los contaminantes del aire pueden incidir en
nuestra primera barrera biológica, la piel, y son capaces de circular por los
pulmones en libertad, éstos pueden intervenir en el desarrollo fetal. Y así lo
demuestra este mes la revista Journal of Epidemiology and Community Health, al
afirmar que la contaminación del aire puede «poner en jaque» el crecimiento y
desarrollo de los fetos.
Los investigadores de la Universidad de Nueva Jersey (EE.UU) estudiaron los
niveles de contaminación ambiental de todo su estado entre los años 1999 y 2003,
y cruzaron los datos con los informes de salud que encontraron en las historias
clínicas de más de 300.000 nacidos y sus madres. Los resultados son claros, un
recién nacido nace con bajo peso si la contaminación de partículas aumenta (+4
microgramos por metro cúbico de aire), especialmente en el primer trimestre, y
también si el dióxido de nitrógeno sufre un incremento de 10 partes por millón.
Estas circunstancias contaminantes son frecuentes en ciudades con mucho tráfico.
Por otro lado, la exposición durante el embarazo, especialmente en el tercer
trimestre, a la «materia particulada» se asociaba con el riesgo (cinco veces
mayor) de sufrir restricciones en el desarrollo fetal, así como con la aparición
de «separaciones prematuras» de la placenta antes del parto, lo cual complica la
supervivencia. Resultados anteriores, apuntaban que la contaminación del aire
alteraría la actividad celular fetal y reduciría la cantidad de oxígeno que
llega a los neonatos.
ADN
Como decía, estamos en clara desventaja en esta partida de ajedrez que es la
vida en la Tierra, jugábamos con las piezas blancas, y las negras
(contaminación) nos acechan. Hace unos días un grupo de científicos de la
Universidad de Milán (Italia) presentó en el congreso de la American Thoracic
Society, (San Diego, EE.UU) unos resultados inquietantes: la exposición a la
contaminación atmosférica, aunque sea en tras un corto periodo de tiempo, puede
dañar el ADN.
Los investigadores italianos, analizaron el ADN contenido en los glóbulos
blancos de trabajadores sanos expuestos a las partículas áreas que se
desprendían de una fundición (similares éstas a las de la contaminación
atmosférica), y sorprendentemente a los tres días de exposición encontraron que
cuatro genes se habían vuelto sensibles a su nuevo inquilino. Esta circunstancia
quizás fuera esperada, pero lo alarmante del caso es que estos genes son de los
llamados supresores de tumores, es decir que participan en ciertos mecanismos de
«reprogramación celular» que en cristiano significa que aumenta el riesgo (en
los humanos inhaladores) de desarrollar un cáncer.
Pero esta historia también tiene su lado positivo, y ésta la encontramos en el
posible mecanismo que actuaría sobre los genes, la metilación del ADN, por el
momento reversible; es decir, quizás se puedan reprogramar estos genes para que
vuelvan a ser normales, y que las «piezas blancas» recobren su juego, sobrevivir
lo mejor posible.
Troposfera.org declina cualquier responsabilidad sobre el contenido de la información extraída de otras fuentes, las cuales son siempre citadas. Así mismo, su publicación no pretende reflejar la postura u opinión de Troposfera.org sobre el tema tratado.
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