El aumento del ozono y la presencia de partículas en suspensión fueron los detonantes de que se superaran los niveles. La ciudad cuenta desde 2003 con una cabina para medir la contaminación.
Noticias Troposfera.org
26/11/2008
El aumento imparable del parque móvil y el elevado número de
desplazamientos de conductores por las carreteras y los municipios de la
Costa del Sol no sólo dejan su huella en el asfalto, sino también en la
atmósfera, que se resiente por la emisión de gases que disparan los
episodios de mala calidad del aire. Aunque poco perceptibles para los
humanos, los sensores y medidores que la Consejería de Medio Ambiente de la
Junta de Andalucía tiene instalados en distintos puntos de la comarca cazan
al instante su presencia. Cada vez mayor.
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Detrás están el ozono y las partículas en suspensión. Estas palabras se
repiten una y otra vez en las estadísticas de las mediciones de la calidad
del aire. Marbella sigue la misma tónica. En lo que va de año la ciudad ha
rebasado en treinta ocasiones los niveles recomendables: 28 días se
registraron episodios de mala calidad del aire y en dos jornadas, de muy
mala calidad. Y siempre con el mismo guión: mayor presencia de ambos
elementos.
El aumento del tráfico es el principal responsable del incremento de la
presencia de ambos contaminantes. El ozono, según explican desde la Delegación
Provincial de Medio Ambiente, pese a ser un gas natural se dispara por las
reacciones de varios elementos químicos, caso de los óxidos de nitrógeno, que
azuzados por la radiación solar rompen las estadísticas puntualmente.
Vientos africanos
Más directo es el origen de las partículas en suspensión, de tamaño inferior
a diez micras, que provienen directamente de los tubos de escape de los
vehículos. Eso sí, en ocasiones se trata de otras partículas, en este caso de
polvo, que no son más que pequeñas moléculas que transportan los vientos
procedentes de África hasta el sur de España en forma de las conocidas neblinas
que dibujan el horizonte de cuando en cuando. Una y otra, en grandes
concentraciones, hacen saltar las alarmas.
La Junta lleva la cuenta al dedillo de la salud del aire. Marbella se sumó en
2003 a la red de ciudades europeas que ejercen un control y un seguimiento a
tiempo real sobre la calidad de su aire con la puesta en funcionamiento de una
cabina en el polideportivo Guadaiza de Nueva Andalucía. Esta estación, a la par
que aporta datos meteorológicos, analiza la presencia en el aire de dióxido de
azufre, monóxido de nitrógeno, dióxido de nitrógeno, óxido de nitrógeno,
monóxido de carbono, ozono y de las partículas en suspensión, entre otros
valores.
Los datos recabados por los sensores siguen un camino incesante hacia el
centro de control ubicado en Málaga y, por extensión, hacia los servicios
centrales de la Consejería de Medio Ambiente. Más a pie de calle, los vecinos
reciben información puntual en dos paneles ubicados en Puerto Banús y en la
avenida del Marqués del Duero, en San Pedro Alcántara donde se especifica la
presencia de todos los valores en la atmósfera y se informa sobre las causas más
frecuentes de su origen.
Fuente:
SUR.es
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