Los países de la Unión Europea afrontan una semana decisiva en la que deberán dar muestras de unidad e iniciativa ante una crisis que amenaza con precipitar al continente en la recesión económica y la parálisis política. El colapso bursátil y financiero está poniendo a prueba la capacidad de los gobiernos de la UE para actuar coordinadamente y mantener objetivos estratégicos como la lucha contra el cambio climático.
Noticias Troposfera.org
12/10/2008
Los focos están ahora puestos en la "cumbre" extraordinaria que celebran en
París los gobernantes de los quince países que comparten el euro como
moneda. El miércoles y jueves próximos los veintisiete líderes volverán a
reunirse en Bruselas para una cumbre semestral que adquiere, conforme pasan
los días, los aires de un Consejo de crisis.
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Pero si los esperados acuerdos y mensajes del Eurogrupo fracasaran en el
propósito de devolver algo de serenidad a los mercados cuando estos abran el
lunes, la cumbre de Bruselas quedará como último cortafuegos.
¿Es momento para políticas de ahorro
energético?
El Consejo Europeo de octubre debía ser la ocasión para impulsar
decisivamente el ambicioso paquete legislativo de revisión de la política
energética, y para bosquejar una salida al culebrón del Tratado de Lisboa,
pero ambos propósitos han caído ya víctimas del 'crash' bancario y bursátil.
Muchos dentro de la UE empiezan a pensar que las costosas medidas
propuestas por la Comisión Europea a principios de año para reducir las
emisiones de CO2 no son para un momento de desaceleración o recesión.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, pretende no obstante que los
Veintisiete reafirmen el jueves el triple objetivo 20-20-20 que aprobaron
hace un año (20% de reducción en 2020 de las emisiones de gases de efecto
invernadero respecto a los niveles de 1990; 20% de energías renovables y 20%
de reducción del consumo energético).
También el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durâo Barroso,
ha urgido a los Veintisiete a no arrojar la toalla, porque -ha dicho- el
planeta, tanto o más que los bancos, necesita un plan de "rescate" a medio y
largo plazo.
Los problemas
Dos dificultades considerables alejan de momento toda perspectiva de
acuerdo. En primer lugar, la exigencia de los nuevos estados miembros de
Europa central y oriental de que se modifique el año de referencia (2005)
para el cálculo del esfuerzo de reducción de emisiones.
Segundo, la aspiración de la industria más contaminante y más sujeta a la
competencia internacional -siderúrgica, petroquímica, cementeras y
papeleras, entre otras- a quedar exonerada del pago por los futuros derechos
de emisión.
Fuente:
Galiciae.com
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