"La contaminación por gasóleo parece que está siendo vertida al río", establece la 'Asocición para a Defensa Ecolóxica de Galicia' (ADEGA) tras el trabajo de campo realizado el pasado miércoles en el entorno de la Depuradora de Reza, aguas del Miño incluídas. Sin embargo, dice ADEGA, "probablemente los niveles de contaminación en el río no superen los parámetros permitidos por la legislación".

01/05/2008

Esto ocurriría por cuatro razones, fundamentalmente: porque "el residuo llega muy diluido después de circular varios kilómetros por la red de sumideros de la ciudad", porque la mayor parte del gasóleo queda retenido en los lodos de la Depuradora -admite ADEGA-; porque muchos de los Compuestos Orgánicos Volátiles se evaporan en la propia Depuradora, como admitieron los técnicos; y, por último, porque "el río leva mucha agua por las intensas lluvias de los últimos días".

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No obstante, ADEGA cree que "es bastante probable que los niveles de contaminación en el agua del emisario, superen los límites permitidos para una depuradora". Avance de la situación que "arriesga" ADEGA, a pesar de que, dice, habrá que aguardar a los resultados de las analíticas de las propias muestras que ha recogido la Asociación ecologista, lo que advierte que podrá demorarse entre una semana y un mes.

Control del aire

Como quiera que "la contaminación por Compuestos Orgánicos Volátiles en el aire del entorno de la depuradora es un hecho, aunque parece afectar a un área muy reducida", ADEGA plantea demandar la presencia de una de las Unidades Móviles de Control del Aire Atmosférico de la Consellería de Medio Ambiente. Mientras tanto, señala la Asociación ecologista, aplicando el principio de prevención "habría que recomendar que las personas sensibles, niños, mayores y personas con problemas respiratorios e cardiacos, no circulen por la zona".

ADEGA matiza con respecto a la petición de dimisión del concejal de Medio Ambiente, Demetrio Espinosa, que "los verdaderos responsables de toda esta desgracia son los directivos de ADIF, que por desidia permiten que unas instalación obsoletas contaminen intermitentemente desde hace años los sumideros de la ciudad, y como consecuencia el Miño". Así mismo ADEGA responsabiliza de la contaminación existente en la zona de Reza por Compuestos Orgánicos Volátiles "a todos los gobiernos municipales y de la Xunta que promovieron y permitieron una depuradora ilegal". Por lo que, "nos parece muy cínico que ahora los del PP se apunten a pedir la demisión del concejal de Medio Ambiente de Ourense".

Malos olores

La depuradora donde se controló el vertido de gasoil del ADIF funciona desde hace quince años en la parroquia de Reza. En ese tiempo la instalación fue un continuo quebradero de cabeza para sus vecinos, que se quejan de los malos olores que desprende y que están respaldados en sus reivindicaciones por dos sentencias del Tribunal Supremo que obligan a su cierre. El combustible es un capítulo más en el largo relato de las molestias que sufren.

Aún ayer ( por el martes 29) era perceptible el olor a gasoil en las viviendas más cercanas a la depuradora. Carmen Domínguez, que vive en el número 118 de la calle Pena do Vado -a escasos cien metros de la instalación- asegura que el olor comenzó a notarse desde el viernes. «Estos días estoy tan atascada que me veo morir entre el gasoil y la mierda», dice la mujer, pensionista.

Justo al lado de Carmen Domínguez, en el número 120, viven Francisco Fernández y Benita Rodríguez, los ourensanos que residen más cerca de la depuradora. Ellos también sitúan el comienzo de los olores a gasoil en el viernes y se confiesan cansados de la situación. El hedor que sale de las instalaciones les impide dormir con la ventana abierta en verano o comer en el jardín que acondicionaron años antes de que se construyera la estación. «Me da pena una nieta que tengo de siete anos porque el olor es tan malo que no quiere venir a casa», dice la mujer. Algo parecido le ocurre a Carmen Domínguez, que tuvo que convertir una terraza en una galería porque no podía utilizarla debido al «olor irresistible» que dice sufrir.

Una frase de Francisco Fernández resume bien la frustración vecinal en esta zona: «No hay derecho que vengan a arruinarle a vida a uno después de 30 años trabajando por el mundo adelante para construir una casa y que te metan esto aquí», lamenta.

Fuente: Ourense Digital | La Voz de Galicia

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