Los olores son el enemigo invisible: no se ven, no se oyen, pero pueden acabar amargándole la vida a cualquiera, incluso cuando, a priori, no están encuadrados entre los efluvios considerados desagradables. ¿Acaso el pan recién hecho no es una delicia para el olfato? ¿O las hierbas para infusiones? Al final, si su presencia es constante e intensa, acaba causando tanta aversión como los humos de bares y el tufo a comida o pintura. Sólo el año pasado, el área de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Bilbao recibió 56 denuncias de vecinos hartos de aguantar 'perfumes' de negocios ubicados cerca de sus viviendas, lo que supone una media de una a la semana.
Noticias Troposfera.org
24/02/2008
La mayor parte de los expedientes corresponden a establecimientos
hosteleros que tienen lo que los expertos llaman 'puntos calientes'. Es decir,
instalaciones para hornear, asar o cocinar. Así, buena parte de las quejas
ciudadanas se han referido a asadores de pollos, 'kebabs' y obradores de pan,
así como a restaurantes y bares. Además de estos focos de olor a comida, hay
otras actividades, como las tintorerías y los talleres de coches que también
han desesperado a algunas personas que residen en sus inmediaciones. 'La mayor
parte de las denuncias se han recogido en el Casco Viejo, donde los equipos
extractores se han quedado más obsoletos -señala Julia Madrazo, concejala de
Urbanismo y Medio Ambiente-. Además, si en los edificios antiguos no se
controlan bien los olores, enseguida 'suben' a las viviendas, porque se cuelan
por las tarimas y los techos'.
En los lugares donde existe este problema, la situación empeora mucho
durante el verano, la época del año en que más quejas se tramitan. 'La gente
está muy concienciada de que hay que denunciar. Además, les anima el hecho de
que la actuación municipal sea rápida -explica la edil-. En un plazo medio de
quince días, los inspectores se ponen en contacto con los afectados y se
estudia el caso'. Esta fase es de vital importancia, no un mero trámite.
Porque más que un estudio, se realiza una investigación que adquiere tintes
casi detectivescos. 'Ha habido casos de rencillas vecinales en los que han
pretendido usar la denuncia como arma, por eso tenemos que estar seguros de
que existe un problema real', apunta un técnico de Medio Ambiente.
'Después de detectar un problema, se señalan las medidas correctoras que se
deben adoptar, normalmente chimeneas', apunta el técnico. Sin embargo, esta
solución -'que es la mejor y la que se ha impuesto desde 1990'- no siempre es
viable. En los inmuebles antiguos, a veces no hay sitio y, entonces, tienen
que instalar un equipo depurador. 'Los hay de muy buena calidad -describe el
experto-. El problema es que requieren un mantenimiento y eso nos obliga a
fiarnos del dueño del local o a vigilar constantemente'.
Multas y precinto
Para realizar esta labor de control, el departamento cuenta con una
plantilla de doce a quince expertos -normalmente, los mismos que se encargan
de los problemas de ruidos- que van 'de incógnito' para pillar al reincidente
in fraganti. 'Está claro que, si avisas de tu visita, van a intentar disfrazar
el problema', detalla el técnico, quien advierte de que el departamento es una
especie de 'Gran Hermano'. Siempre vigila alguien, incluso de noche 'hay un
inspector' que 'patrulla' la ciudad. Y si, tras la adopción de medidas
correctoras, vecinos o inspectores siguen percibiendo olores, se llega a la
sanción. 'Van desde los 450 euros a los 3.000, pero se ha llegado incluso a
precintar negocios', destacan desde la concejalía.
La asociación de vecinos del Casco Viejo, zona que más sufre los problemas
de malos olores, tiene su particular mapa de infractores. En algunos casos,
los residentes han presentado denuncias, pero en otros se han limitado a
quejarse sin acudir al Consistorio, con lo que el problema se ha hecho
crónico. 'Actualmente, hay dos establecimientos -uno en la calle Somera y otro
en Jardines- que generan molestias. Ya no sólo a la gente que vive cerca, sino
también a las personas que pasan por delante y a las que les da toda la peste
en la cara cuando se va de potes por la zona ¿te vas a casa con el olor
puesto!', describe Javier Rodríguez, de la asociación de vecinos del Casco
Viejo Bihotzean. Aunque alaban que 'Urbanismo y Medio Ambiente está metiendo
caña', los residentes en la zona creen que 'queda mucho por hacer'.
Fuente:
Terra
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Troposfera.org declina cualquier responsabilidad sobre el contenido de la información extraída de otras fuentes, las cuales son siempre citadas. Así mismo, su publicación no pretende reflejar la postura u opinión de Troposfera.org sobre el tema tratado.
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