Muchas ciudades de la comunidad viven rodeadas de olores molestos y en ocasiones también tóxicos, procedentes de vertidos, depuradoras, fábricas, vertederos o granjas. A pesar de las continuas quejas de los afectados, las distintas Administraciones aseguran que tienen las manos atadas. Y todo porque ni el Gobierno central ni el autónomo cuentan con una legislación que controle estos hedores y sancione a las entidades emisoras. Para evitar la contaminación atmosférica, el pasado mes de noviembre se aprobó la Ley de Calidad del Aire, que no incluye ninguna medida para combatir los malos olores. Lo mismo sucede con el Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas por el que se rigen ayuntamientos como el de Ourense, pero que tampoco dedican atención a este problema. Al igual que ya hizo la Generalitat de Cataluña, que ya presentó un anteproyecto de ley contra la contaminación odorífera, la Xunta prepara ya un decreto que, según explicaron fuentes de la Consellería de Medio Ambiente, establecerá medidas para poder analizar los olores y, una vez localizada su procedencia, determinar las pautas necesarias para contrarrestarlo.

24/12/2007

Ampliar Noticia: La Voz de Galicia

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