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abr 25, 2019

Karmenu Vella, Comisario Europeo de Medio Ambiente: "lo triste es que ya podemos comprobar el impacto de la mala calidad del aire de manera muy tangible"


Miles de manifestantes en toda Europa se han echado a la calle en los últimos años para pedir un aire más respirable. El comisario europeo de Medio Ambiente, Karmenu Vella, explica en entrevista con el portal multilingüe EURACTIV, socio de EFE, cómo trabaja la Comisión Europea para que la Unión Europea (UE) se dote de normas más estrictas para la protección del aire que respiran todos los europeos a diario.

Vella, comisario de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, asegura que Bruselas no dudará en tomar medidas duras contra los socios que no respeten las normas de protección medioambiental, aunque como último recurso.

El año pasado, la Comisión Europea llevó ante los tribunales a seis países socios de la UE, entre ellos Francia y Alemania, por superar los límites de contaminación del aire. Esa medida se tomó después de una cumbre informal, en la cual se dio a esos países la posibilidad de defender sus posturas.

¿Cuál es la importancia de ese proceso para mantener un diálogo fluido entre países miembros?

Es importante recordar que esto no trata sólo de precedimientos legales, hablamos de la salud de las personas. En tanto que Comisión Europea, nuestra principal preocupación es la calidad del aire que respira la gente cada día. Seguimos en una situación en la cual respirar el aire de Europa supone casi 400.000 muertes prematuras anuales, y (también) enfermedades graves como asma, problemas cardiovasculares, cáncer de pulmón y muchas más.

Tenemos que actuar sobre eso, y eso significa diálogo con los Estados miembros. Por eso hemos iniciado intercambios bilaterales sobre retos concretos en relación con (la calidad) del aire, en un esfuerzo para sentar a la mesa a todos los actores clave para un intercambio abierto y constructivo sobre qué más se puede hacer para mejorar las cosas, y sin perder tiempo.

No es fácil juntar a todos los sectores relevantes, pero esa es la única solución: necesitas medidas para reducir la contaminación (que generan) los agricultores, en los sectores del transporte y la industria, en la manera (en que) se construyen las casas y se planifica la movilidad urbana. Si sólo tienes a tu lado a los ministerios de sanidad y medio ambiente, el cambio será muy lento: necesitas a los ministerios de transporte, agricultura, industria y a los responsables de política regional, y también de finanzas. Y desde ese punto de vista, los diálogos han sido muy frutíferos.

¿Sigue siendo la acción legal el último recurso?

No es un paso que demos a la ligera. La mayor parte de los gobiernos no quieren ser considerados incumplidores de las normas europeas, en especial cuando hay amenazas tan directas a la salud humana, así que empezar una acción legal a menudo acelera el asunto. Y la amenaza de multas es muy real. Es un incentivo importante para lograr un cambio.

Pero antes de tomar medidas legales, nos garantizamos el contar con una plena comprensión de la situación, y (buscamos saber) hasta dónde los países (de la UE) han comenzado a aplicar medidas que podrían suponer notablemente una mejora de la situación.

Pero si las medidas suficientes, oportunas y eficaces no se toman para que los tiempos (de aplicación de las normas) sean lo más cortos posibles., entonces la opción de (un procedimiento) de infracción se hace necesario.

El plan climático de la Comisión Europea para 2050 sugiere que la UE podría ahorrar 200.000 millones de euros al año si se apuesta por objetivos ambiciosos, sobre todo al evitar los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica. ¿Cuál es la importancia de abanderar ese reto?

Las políticas climáticas y medioambientales a menudo van de la mano: la eficiencia energética es un buen ejemplo, al igual que el combate para reducir el carbón negro, que tiene un impacto (negativo) en la salud humana, además de tener un efecto acelerador en que se derrita al hielo del Ártico.

Algunas veces parece que existan contrapartidas, como en las decisiones políticas sobre biomasa y biocombustibles, pero esos retos pueden superarse. Lo importante es seguir trabajando juntos sobre esos asuntos, tanto a escala local como en el contexto del marco global.

Y no son sólo políticas climáticas que son beneficiosas para el medio ambiente: las políticas medioambientales también son, a menudo, igualmente beneficiosas para el clima también. La infraestructura “verde” y el (recorte) de emisiones, la lucha contra la deforestación, la protección de las turberas, la protección de nuestros mares, y otros problemas similares tienen enormes beneficios concretos para el clima también.

Pero eso no es exclusivo del medio ambiente y del clima: la política medioambiental es siempre, por sí misma, “multifunción”. Al igual que nuestras políticas sobre la economía circular.

Son buenas para el medio ambiente dado que nos ahorran recursos, pero también son una muy buena noticia en cuestión social, ya que generan puestos de trabajo y nuevos modelos de negocio, son buenas para las empresas ya que impulsan el crecimiento “verde”.

¿Le sorprende el debate que se inició a primeros de año en Alemania acerca de la validez de las normas sobre niveles de calidad del aire? Usted, y esta Comisión, han combatido al máximo para que (esas normas) se apliquen, y ahora muchos aseguran que son demasiado estrictas. ¿Son (las críticas) algo pasajero?

En retrospectiva, este debate ha generado muchas cosas buenas. Fue un asunto nacional, criticado en los medios nacionales, en base a información inadecuada o errónea. Cuando se presentaron pruebas sólidas una vez más, el debate se difuminó. Eso fue muy positivo ya que demostró que los hechos y la ciencia, al final, son los que se acaban imponiendo.

Nos dio otra oportunidad para mostrar que los valores-límite en la UE, que están aprobados por los gobiernos de todos los estados miembro y por el Parlamento Europeo, se basan en pruebas científicas sólidas proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es la máxima autoridad en estos asuntos. Esas pruebas se basan en enorme cantidad de documentos, todos ellos comprobados a fondo.

Lo triste es que ya podemos comprobar el impacto de la mala calidad del aire de manera muy tangible, en la realidad cotidiana de cientos de miles de mayores y jóvenes, en todas las ciudades de Europa, que, como resultado de eso, están lidiando a diario con problemas sanitarios.

De toda la legislación propuesta por esta Comisión y adoptada por otras instituciones, ¿Cuál de ellas considera más relevante en el esfuerzo por una mejor calidad del aire?

Estoy orgulloso de que bajo mi mandato, el Parlamento y el Consejo se hayan puesto de acuerdo sobre nuestra propuesta de nuevos objetivos nacionales de reducción de emisiones, que ayudarán a reducir a largo plazo de manera sustancial el impacto en la salud de la contaminación atmosférica.

A pesar de todo, durante mi mandato, también me he dado cuenta de que la eficacia de nuestra política de aire limpio depende de la coherencia del conjunto. Eso es clave para lograr un éxito a largo plazo.

La UE lleva trabajando durante décadas para mejorar la calidad del aire, controlando las emisiones de sustancias dañinas para la atmósfera, mejorando la calidad del combustible, e integrando las exigencias de protección ambiental en varios sectores. El objetivo es reducir al mínimo los niveles de contaminación atmosférica dañinos para el ser humano y para el medio ambiente en toda la UE.

La contaminación atmosférica atraviesa las fronteras nacionales, por ello la coordinación es importante. La legislación de la UE deja a los Estados miembro la libertad de elección de los medios para cumplir con los valores límite acordados.

(En ese esfuerzo) hay tres pilares fundamentales, en primer lugar los estándares de calidad del aire fijados en las Directivas de Calidad del Aire para el ozono al nivel de suelo, la materia particulada, los óxidos de nitrógeno, los metales pesados peligrosos, y otros contaminantes.

Esos estándares se obtendrían por parte de todos los Estados miembros desde -dependiendo del contaminador- 2005 ó 2010 en adelante. Si se superan los valores límites fijados, se les pide adoptar planes de calidad del aire con medidas detalladas que mantengan el período de superación lo más corto posible.

El segundo pilar son los objetivos nacionales de reducción de emisiones fijados en la directiva sobre límites nacionales de emisiones para los grandes contaminadores atmosféricos transfronterizos, como los óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, amoníaco, componentes orgánicos volátiles y materias particuladas.

Los objetivos nacionales de reducción de emisiones fueron revisados en 2016 para incluir nuevos límites que tienen que alcanzarse en 2020 y 2030, y un contaminador adicional: las partículas finas.

Y, el tercero: estándares de emisión para fuentes contaminantes como los vehículos y los barcos, la energía y la industria. Hay estándares específicos para cada uno de ellos, fijados en la legislación de la UE.

¿Qué espera de la siguiente Comisión Europea en este asunto?

Hay una necesidad urgente de mejorar la calidad del aire en Europa, y eso significa la plena aplicación de los estándares acordados hace más de una década. Se necesita acción a todos los niveles, y estoy seguro de que la próxima Comisión Europea seguirá apoyando esas acciones con todos los medios que tiene a su alcance.

Creo que la revisión de la legislación seguirá también. Un “Chequeo de salud” de las directivas de calidad del aire está en marcha. Los resultados se usarán para seguir enriqueciendo la reflexión sobre si esas directivas siguen proporcionando el marco legislativo adecuado para garantizar la protección ante los impactos adversos, y los riesgos para la salud humana y el medio ambiente.

Mejorar la calidad del aire es un reto a largo plazo para Europa. La única solución es un enfoque global y multisectorial, desde la agricultura, el transporte, la energía, hasta la planificación local, juntando a todos los actores implicados. Las soluciones coste-eficacia para mejorar la calidad del aire existen, y están ampliamente disponibles. Pero hay que ponerlas en práctica, lo antes posible.

Leer noticia en fuente original: https://www.efeverde.com/noticias/vella-contaminacion-europa/



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