Los movimientos ambientalistas y los partidos verdes surgieron, en gran medida, gracias a la conciencia sobre el desarrollo tecnológico alcanzado por el hombre y su potencial destructivo, por lo que los temas ambientales comenzaron paulatinamente a asociarse con los asuntos de la seguridad.
20/11/2005
"Hasta la aparición de la energía nuclear y su consecuente desarrollo bélico, nunca antes los seres humanos estuvieron tan conscientes de su capacidad de destrucción. La guerra fría y la carrera armamentista que ésta originó, hicieron consciente al mundo sobre la posibilidad de devastar las posibilidades de vida en el planeta, poniendo en riesgo la supervivencia del hombre.
Los movimientos ambientalistas y los partidos verdes surgieron, en gran medida, gracias a esa conciencia sobre el desarrollo tecnológico alcanzado por el hombre y su potencial destructivo, por lo que los temas ambientales comenzaron paulatinamente a asociarse con los asuntos de la seguridad.
Esta preocupación fue confirmada por muy lamentables accidentes como los de Bhopal o Chernobyl. En diciembre de 1984 se despidieron gases de cianuro de una planta de fertilizantes en Bhopal, la India, que contaminaron el agua y la atmósfera en un radio de ocho kilómetros, provocando la muerte de 3 mil 800 personas. Por su parte, el accidente nuclear de Chernobyl de abril de 1986 provocó un incendio que tardó en apagarse
12 días, liberando una nube radiactiva que viajó a 26 países, por lo que se estima que 15 millones de personas han sido víctimas directas o indirectas del desastre.
Desafortunadamente, catástrofes como estas palidecen frente al cambio climático o ante el panorama desolador que ofrece el continuo deterioro de los ecosistemas y el agotamiento de los recursos naturales del mundo. Esta situación ha provocado que el medio ambiente esté cada vez más asociado a la seguridad nacional.
La seguridad interior, el mantenimiento del orden, la estabilidad y la armonía social de los países va a depender, por ejemplo, de la capacidad de los gobiernos para garantizar el abasto de agua potable, de la disposición y acceso a fuentes de energía, de la cantidad de suelo fértil que permita seguir extrayendo productos agrícolas y, en general, del aprovechamiento sustentable de sus recursos naturales, pues las
regiones devastadas sólo producirán pobreza y enfermedad. Asimismo, la seguridad interior dependerá también de la cooperación internacional, toda vez que el cambio climático es un fenómeno que sólo podrá enfrentarse con el acuerdo de las naciones, ya que sus efectos son comparables a la amenaza que podría suponer una conflagración nuclear, la propagación de ataques terroristas o la expansión del narcotráfico. El riesgo del cambio climático para
la seguridad interior es reconocido incluso por investigadores y ambientalistas de países como Australia y Estados Unidos que no han ratificado la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y su protocolo firmado en Kioto, Japón.
La Red de Acción por el Clima de Australia realizó una proyección sobre los efectos que tendría para su país el incremento de la temperatura global, concluyendo que sobrevendría una menor precipitación pluvial, ocasionando una pérdida de 15% en la productividad agrícola, una reducción de 12% en el peso promedio del ganado, una reducción de 30% en la producción de leche y 10% menos de agua potable disponible para la
población australiana. Es decir, el cambio climático pone en riesgo la viabilidad económica y social de Australia.
Del mismo modo, los investigadores Peter Schwartz y Doug Randall estudiaron las implicaciones del cambio del clima para la seguridad nacional de Estados Unidos. Estos científicos señalaron que la menor productividad agrícola del mundo, la menor disponibilidad de agua potable, y el menor acceso a minerales y recursos naturales estratégicos acabarán afectando los intereses económicos y la productividad de su país, por lo
que se multiplicarán las guerras en todo el planeta, y se incrementarán las tensiones y conflictos de Estados Unidos en contra de China, la India, Europa y Rusia.
Además, dicho estudio advierte que la devastación natural de grandes regiones del mundo, y especialmente de Centro y Sudamérica, volcará grandes masas de emigrantes que tratarán de ingresar a Estados Unidos por su frontera sur con México, para escapar de las condiciones de extrema pobreza, hambre y enfermedad.
México
En este país, el Atlas Militar de Riesgos elaborado por la Secretaría de la Defensa Nacional reconoce a las cuestiones ambientales como asuntos de seguridad nacional, debido a la vulnerabilidad de grandes sectores de la población a desastres y contingencias naturales como son huracanes, inundaciones, incendios, sequías, temblores, etcétera.
Esta situación obliga a reforzar la cultura de protección civil, ya que de acuerdo con una encuesta de la empresa Consulta Mitofsky de octubre de 2005, 51% de los habitantes del Distrito Federal expresa que no sabe qué hacer en caso de un desastre natural.
No obstante, nuestra visión sobre la seguridad nacional y su relación con el medio ambiente, debe rebasar el paradigma de la protección civil. Para ello se requiere que el presupuesto y las políticas públicas de los gobiernos federal y locales, comiencen a considerar con seriedad los riesgos inminentes de la escasez de agua, de la continua deforestación de nuestros bosques, de la pérdida de biodiversidad, del agotamiento
de petróleo para producir energía, de la contaminación y desertificación de suelos y de muchos otros asuntos ambientales que amenazan el futuro de México."
AUTOR: Jorge Emilio González. Presidente del CEN del PVEM
Fuente: El Universal
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