España quiere ser uno de los primeros países del mundo en producción
de energía eólica. Esta aspiración no sólo responde a un deseo de
las administraciones y las empresas eléctricas sino también a una
obligación impuesta en el Protocolo de Kioto mediante la cual el
Gobierno español pretende que el 12% de la energía primaria
consumida en España en 2010 proceda de energías renovables y no
contaminantes. El nuevo Plan de Energías Renovables (PER) presentado
por el Gobierno de Zapatero este verano persigue ese mismo objetivo.
La pregunta es, ¿está España preparada para cumplir este reto dentro
de cinco años?
En la actualidad, la potencia eólica instalada en nuestro país ronda
los 8.000 megawatios y el sector eólico genera más de 20.000 puestos
de trabajo con los cerca de 400 parques distribuidos por toda
España, sobre todo en Galicia, Castilla-La Mancha, Castilla y León,
Aragón y Navarra que son, por este orden, las comunidades autónomas
que más energía de este tipo crean con los aerogeneradores, cada vez
más presentes en el paisaje. Cumplir el Protocolo de Kioto implicará
llegar a los 20.000 megawatios en 2010, cifra que podría ser una
realidad si el desarrollo de este sector continuase al mismo ritmo
que en los últimos años.
En 2004 la energía eólica suministró el 6,5% de la electricidad
consumida en el territorio nacional situando a España en el tercer
país del mundo en esta clase de energías renovables por detrás de
Alemania y Estados Unidos. Lógicamente, los principales defensores
de esta energía no contaminante son los ecologistas aunque con
matices -impacto paisajístico negativo y aves amenazadas por las
palas eólicas- ya que un kilowatio/hora producido gracias al viento
representa un impacto ambiental 26 veces menor que el generado por
el carbón, 21 veces menor que el del petróleo, 10 veces menor que el
de la energía nuclear y 5 veces menor que el provocado por el gas.
Además, sólo con la producción eólica de Castilla-La Mancha se
reducen las emisiones de cuatro millones de toneladas de dióxido de
carbono pudiendo surtir de electricidad a 800.000 familias cada año,
según datos de la Asociación de Promotores de Energía Eólica de esta
comunidad, APRECAM.
Lejos de lo deseable
«Hoy las energías renovables representan el 6 ó 7% del total de la
energía primaria en España, lo cual está muy lejos de lo deseable»,
apunta Ladislao Martínez, experto de «Ecologistas en Acción». «En
1997 se aprobó la Ley del Sector Eléctrico que era pésima en general
aunque con una disposición adicional positiva: que en 2010 el 12% de
la energía primaria deberá proceder de energías renovables, algo que
siempre nos ha parecido una cifra pequeña si bien es un avance
respecto a la situación anterior», añade este portavoz ecologista a
quien le cambia la cara cuando se le pregunta por la energía solar:
«No entendemos que no haya en España más energía solar térmica. Por
ejemplo, en Grecia un niño dibuja el tejado de una casa con una
placa solar mientras en España lo dibuja con una chimenea porque
aquí, donde llevamos 30 años de retraso en esta materia, es lo que
siguen viendo». En su opinión, si España ha avanzado lentamente en
el desarrollo de energías renovables se ha debido, en gran medida, a
que las grandes compañías eléctricas han desconfiado de ellas hasta
ahora. No obstante, hoy España produce más potencia eólica que
nuclear.
Una empresa que hace tiempo decidió aprovechar la fuerza del viento
es Iberdrola, que ha elegido la ciudad de Toledo para ubicar su
Centro de Operación de Energías Renovables, una instalación pionera
en el control de sus parques eólicos y minicentrales. La elección de
Castilla-La Mancha no es casual; la energía eólica de sus parques en
esta la comunidad representa la mitad de la producción eólica de la
eléctrica vasca en España.
El máximo responsable del centro, Venancio Rubio, apuesta sin dudar
por esta energía de futuro con argumentos adicionales a su favor:
por cada diez molinos instalados es necesario contratar a una
persona para su mantenimiento y algunos pueblos han aclarado su
futuro financiero con la instalación de parques eólicos. Es el caso
de Maranchón (Guadalajara) a cuyo ayuntamiento Iberdrola tuvo que
pagar algo más de 5 millones de euros para ubicarse y cada año
abonará más de medio millón.
Raíces históricas
Esta energía del futuro hunde sus raíces en la historia. Según
algunos historiadores, el antecedente de los gigantes
aerogeneradores de eje vertical -el viejo molino de viento
inmortalizado en la literatura gracias a «El Quijote»- fue
introducido en Europa desde Oriente con motivo de las cruzadas para
convertir el grano en harina. Está documentado que hacia el año 1500
se generalizó su uso en el centro de España por una grave sequía que
duró casi 50 años. Estos molinos que a Don Quijote le parecieron
fieros gigantes siguieron funcionando hasta bien entrado el siglo
XIX.