TROPOSFERA ofrece desde 2010 una consultoría integral de medio ambiente.
Para ello cuenta con un equipo multidisciplinar de profesionales de la consultoría ambiental con más de 15 años de experiencia, tanto en el sector público como en el privado. En nuestro catálogo figuran, entre otros, los siguientes servicios:
Responsabilidad Ambiental ; Sistemas de Calidad ; Eficiencia Energética ; Medio Natural; AAI's ; Agendas 21 ; SIG
Mediciones de SO2, NOx, O3, COV's ... ; Modelos de dispersión (ISC, CALPUFF,...) ; Modelos Predictivos ; Meteorología; Olores ; Emisiones ; Huella de Carbono
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Domingo Jiménez Beltrán, ex director de la Agencia Europea de Medio Ambiente y hasta hace meses asesor económico de Zapatero en la Moncloa, pide "arrojo político" para optar por otro tipo de crecimiento al margen del ladrillo.
Más ladrillo, más consumo energético, mayor venta de coches, incremento del PIB... ¿La riqueza tiene coste medioambiental? Sí. Al menos así lo entiende el primer informe sobre la sostenibilidad en España, un estudio amparado por el Ministerio de Medio Ambiente y que vincula a esa diagnosis estas repercusiones: menos diversidad en la Península (uno de los territorios más variados en especies animales y vegetales), más emisión de gases contaminantes a la atmósfera, mayor consumo y dependencia energética y menos suelo libre. En definitiva, un modelo de crecimiento "insostenible en el tiempo" y que ya tiene consecuencias sobre el medio y sobre la propia economía doméstica.
En ese estudio oficial, el primero de una serie que irá realizando regularmente, se analizan casi 60 factores que inciden directamente en la sostenibilidad económica, ambiental y social en España. Entre esos factores, los que obtienen peor resultado son el consumo excesivo de energía y el uso del suelo. Sólo en la última década, el 26% del terreno cambió de fin (casas, industria o comercio), frente a apenas un 6% que lo hizo para ser un humedal. Pastizales o espacios verdes con vegetación ha seguido una suerte distinta: cada vez hay menos.
Entrevista
Domingo Jiménez Beltrán enfatiza y deja redonda cada frase tal vez por el deje maño (nació en Calatayud) de este ingeniero industrial que lleva tres décadas dedicado a la defensa del medio ambiente por medio mundo, desde la administración central española (fue director general de Política Ambiental a comienzos de los noventa y hasta hace meses asesor económico de Zapatero en la Moncloa) a la europea. Hoy dirige una entidad impulsada por la Universidad de Alcalá y que será influyente en el diseño del modelo de desarrollo del Gobierno.
-La prosperidad, dice el informe del Observatorio de la Sostenibilidad, le sale cara al medio ambiente.
-Sí, porque con más riqueza hay más consumo de los recursos y menos cuidados medioambientales. Por ejemplo: somos cada vez más ineficientes en el consumo de la energía. Aumenta más el uso de la energía que el producto interior bruto, hay que importar crudo, se generan más residuos, más ruido por el uso del coche, más gases... Y a la vez estamos urbanizando más el territorio, generando capital productivo inmovilizado y degradando el suelo.
-Diagnóstico desalentador. ¿Y el futuro?
-Estamos en una situación insostenible porque España se ha desarrollado con una base débil, optando por lo fácil, con la industria de la construcción, que no puede durar. Y el futuro no parece muy positivo. Hay poca inversión en sectores clave como la educación, el I+D, la innovación... Y estamos en una sociedad derrochadora. -¿Se ha optado entonces por un crecimiento que no mira su consecuencias sobre el medio? -Sí, a espaldas del medio ambiente. Ahora, ante el futuro, podemos seguir por la misma línea, que sería una equivocación, u optar por la investigación, el desarrollo, la innovación... Y sin atajos, como se ha hecho en otras sociedades europeas, como la escandinava o la irlandesa, que han valorado la sociedad del conocimiento por encima de otro tipo de desarrollo. En España el modelo tomado tiene poco futuro.
-¿A quién hay que convencer para dar la vuelta a la situación?
-Primero al enfermo, a la sociedad, para que adopte comportamientos de ahorro energético, igual que con el agua. Pero también hace falta arrojo político, para que, por ejemplo, penalice el consumo excesivo de energía.