Dentro de un año y medio, a principios del 2008, Unión Fenosa paralizará entre seis y nueve meses la central térmica de Meirama (Cerceda) para cambiar la caldera, una reforma que implicará un recorte sustancial de la producción de gases contaminantes.
Noticias Troposfera.org
01/07/2006 Además de reducir la emisión de polución, la eléctrica obtendrá un mayor rendimiento energético, pues pasará de quemar lignito pardo gallego a carbón de importación, más eficiente y menos contaminante.
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La transformación de las instalaciones se llevará a cabo coincidiendo con la extinción de la mina de lignito pardo que ha alimentado la central de Meirama a lo largo de las últimas décadas. Según explican fuentes de Fenosa, la nueva caldera reducirá en un 24% las emisiones de dióxido de carbono (CO2), una cifra que, de mantenerse la tendencia actual, será insuficiente para hacer frente a la cuota establecida en el Plan Nacional de
Asignaciones (PNA).
Exceso de CO2
Y es que la planta de Meirama fue una de las térmicas que mayor desfase registró en materia de producción de gases de efecto invernadero el año pasado en el conjunto de España. La instalación tenía asignada en el PNA para el 2005 una cuota de CO2 que ascendía a 2,7 millones de toneladas, pero emitió 4,2 millones, esto es, un 55% más de lo permitido.
En definitiva, que el ahorro en la producción de gases derivado del cambio al carbón de importación no será suficiente para ajustarse a la cuota, con lo que Fenosa tendrá que seguir comprando derechos de emisión en el mercado o bien pagar la multa por contaminar más de lo permitido. El problema en este sentido para la compañía radica en el hecho de que todo parece indicar que el Ministerio de Medio Ambiente tiene previsto ser aún más
restrictivo con las térmicas de carbón en los futuros PNA , lo que podría disparar el desfase entre el cupo asignado y las emisiones reales.
Sea como fuere, desde Fenosa destacan también que las obras en Meirama no sólo permitirán mejorar los niveles de CO2 lanzados a la atmósfera, sino también los de otros gases. El carbón de importación tiene un bajo contenido en azufre en comparación con el lignito pardo, de ahí que la compañía prevea un descenso de las emisiones de dióxido de azufre (SO2) del 74% en cuanto entre en activo la nueva caldera.
El año pasado, la central de Cerceda liberó 63.000 toneladas de este gas, así como 10.600 de dióxido de nitrógeno (NO2). En este caso, el recorte de las emisiones estimado se cifra en un 50%. En última instancia, las reformas supondrán además una caída del 50% en la producción de residuos (partículas, arsénico, cadmio, cromo, níquel...).
El proceso de transformación de Meirama y de la central de Endesa en As Pontes -que ha iniciado las obras para cambiar su calderas- son una consecuencia directa de la extinción de las minas de lignito pardo, pero también de la aplicación del Protocolo de Kioto, que ha obligado a las eléctricas a recortar de forma severa la emisión de polución de sus plantas de carbón. Sólo el año pasado, Galicia contaminó un 18% más de lo permitido por el
PNA, en buena medida por el desfase acumulado por estas centrales.
Fuente: La Voz de Galicia
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