La «nit de la cremà», con la quema de las 760 fallas plantadas en Valencia, más los correspondientes castillos de fuegos artificiales, produjeron en el cielo de la ciudad un aumento «muy agudo» aunque «transitorio» de elementos contaminantes.

Las partículas en suspensión alcanzaron, pasada la medianoche, una punta máxima de 130 microgramos por metro cúbico, si bien esta altísima concentración tuvo, según la observación realizada desde el laboratorio municipal, muy corta duración descendiendo hasta valores del orden de 40 microgramos a la hora siguiente.

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Los resultados captados por las estaciones medidoras la madrugada de ayer son similares a los del año anterior. La cremà y los castillos disparan tanto las partículas en suspensión referidas como los óxidos de nitrógeno y el monóxido de carbono. El resto de contaminantes atmosféricos no sufre variaciones. Las partículas en suspensión caen al suelo por efecto de la gravedad, aunque este año el régimen de vientos no acompañó. En el balcón del Ayuntamiento de Valencia la entrada de pavesas obligó a los invitados a retirarse, aunque al parecer fue debido a la forma en que ardió la falla oficial.

El año pasado los técnicos ya advertían que el uso de poliestileno expandido (corcho blanco) en detrimento de la madera y otros materiales naturales tradicionales produce unos humos más negros. A este elemento hay que añadir la preferencia por el gasoil como combustible. Otro factor a considerar es el momento en el que impactan en el aire las carcasas.

Sin embargo, a pesar de la altísima concentración puntual de contaminantes, la multitud de focos y su distribución a lo largo y ancho de toda la geografía urbana, el efecto de dispersión de las condiciones orográficas, físicas y meteorológicas y el menor tráfico [debido a las restricciones] hicieron que, según los datos oficiales que maneja el delegado de Sanidad, el concejal Ramón Isidro Sanchis, el día 19 en su conjunto no superara los niveles máximos establecidos en la normativa vigente.

Los expertos sostienen que la contaminación global que soportan los valencianos el último día de las Fallas es tan nociva como la del tráfico de cualquier día laborable. Sin embargo, el exceso concentrado de estos días viene a sumarse a un total que, en las vísperas de la fiesta, había sido objeto de controversia a raíz de un informe de Ecologistas en Acción. Aquella polémica llevó, en cualquier caso, a una reunión entre ayuntamiento y Conselleria de Territorio para realizar un mapa atmosférico y adoptar medidas de tráfico para combatir los «puntos negros» que se detecten.

Fuente: Levante

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