Con el fin de cumplir el Protocolo de Kioto, el gobierno británico planea capturar y almacenar dióxido de carbono bajo las aguas del Mar del Norte. Los grupos ambientalistas, dubitativos.

18/06/2005

Los planes del gobierno británico de cumplir con las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a través de la captura y almacenamiento de dióxido de carbono bajo el Mar del Norte fueron recibidos con cautela por los grupos ambientalistas. El gobierno en Londres prometió 45 millones de dólares para desarrollar la tecnología con la que los expertos creen que se podría almacenar sustancias contaminantes producidas durante décadas en yacimientos de petróleo y gas agotados, mientras se podrían seguir quemando combustibles fósiles.

La técnica, conocida como secuestro de carbono, involucra estaciones de energía y torres de perforación que siguen emitiendo gases como dióxido de carbono (CO2) y metano. Los gases son bombeados al fondo del mar para que no sean liberados a la atmósfera. Según Malcom Wicks, ministro de Energía británico, “el almacenamiento de carbono podría estar realizándose en el plazo de una década. “Es necesario que las acciones se realicen ahora si Gran Bretaña pretende alcanzar su objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera en un 60 por ciento hasta 2050”, añadió.

"Con la mayor expansión de la generación de energía por la combustión de carbón que se espera en China e India, queremos poner a Gran Bretaña a la vanguardia de lo que podría ser una nueva valiosa oportunidad de exportación", afirmó el ministro. El gobierno realizó consultas con la industria y quedó claro que los beneficios a largo plazo de captura y almacenamiento, que podrían reducir emisiones de plantas de energía en hasta un 85 por ciento, merece que las inversiones se realicen ahora. Igualmente, también se mantendrá la promoción de energías renovables y de la eficiencia energética.

El grupo ambientalista Greenpeace informó hoy que "en principio no tiene objeciones" de almacenar CO2 en formaciones bajo el mar. "Pero la búsqueda de esta tecnología es una distracción de las prioridades reales de implementar energías renovables y tecnologías de eficiencia energética que están disponibles actualmente", dijo un portavoz. En tanto, la Federación Industrial británica (CBI) recibió con beneplácito el plan. "La captura y almacenamiento de carbono podría hacer una gran contribución para luchar contra el cambio climático. Las empresas británicas tienen muchas ganas de explorar esas tecnologías", indicó un vocero.

Mientras tanto, el diario "The Guardian" informó que aún existen "significativos obstáculos" para realizar el plan, el mayor se refiere a los costos. Según el periódico, la captura de CO2 de una sola planta energética y su bombeo a un reservorio agotado de petróleo podría costar 2.700 millones de dólares. En cambio, un documento publicado por el gobierno en 2003 estimó que la tecnología para evitar que una tonelada de dióxido de carbono sea emitida a la atmósfera costaría entre entre 61 y 167 dólares, lo que encarecería el precio de una unidad de electricidad.

"The Guardian" señala que Estados Unidos ya invirtió miles de millones de dólares en el proceso, que es visto como una forma de mantener el uso del carbón para producir electricidad, mientras se evitan las críticas por la contaminación generada. Hasta ahora, la única investigación a gran escala de secuestro de carbono en el Mar del Norte fue realizada por la empresa noruega Statoil.

Statoil estuvo bombeando dióxido de carbono a una capa de arenisca a unos 700 metros por debajo del lecho marino desde 1996. En la actualidad, esta zona contiene más de seis millones de toneladas de CO2, informó el diario. El Mar del Norte es considerado un lugar ideal para almacenar gases emitidos capturados, ya que éstos simplemente volverían a ocupar los espacios en profundas formaciones geológicas que en el pasado poseían reservas de petróleo y gas. Por lo tanto, al bombear dióxido de carbono a alta presión en viejos yacimientos de petróleo y gas, es posible tener algunas reservas, que de otra forma hubiesen sido inalcanzables.

Los expertos creen que la captura y el almacenamiento de carbono tienen su mejor aplicación en grandes fuentes fijas, como estaciones energéticas y plantas industriales, donde el CO2 puede ser separado de los gases emitidos. En 2002, alrededor de un 35 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono provenían de las industrias. Por lo tanto, la captura de CO2 en este sector tiene el mayor potencial para reducir las actuales emisiones de gases de efecto invernadero en Gran Bretaña.

Sin embargo, hay aun muchos puntos técnicos pendientes a ser resueltos antes de que la captura y el almacenamiento de carbono sea una práctica ampliamente extendida. Todas las tecnologías de captura consumen energía y reducen la eficiencia de una planta. "Verdaderamente es un proceso caro, no hay dudas de ello", dijo a la emisora BBC Martin Blunt, profesor de ingeniería del petróleo en el Imperial College de Londres. Pero a su vez también se tienen beneficios, añadió. "La cuestión es comparar la quema de combustibles fósiles con la captura y almacenamiento de carbono contra otras tecnologías", indicó el experto.

Fuente: Clarín.com

Imprimir

Volver

Troposfera.org declina cualquier responsabilidad sobre el contenido de la información extraída de otras fuentes, las cuales son siempre citadas. Así mismo, su publicación no pretende reflejar la postura u opinión de Troposfera.org sobre el tema tratado.