Arias se refirió de este modo al compromiso adquirido por los responsables de El Musel con la alcaldesa para realizar inversiones en apantallamientos y pavimentaciones, así como para activar a lo largo del verano un nuevo sistema de alertas y predicción que permitirá prevenir las nubes negras con una antelación de 72 horas.

El dirigente vecinal considera que si el Puerto de Gijón está dispuesto ahora a gastarse dinero en medidas correctoras y empezar a poner en marcha protocolos de actuación ante pronósticos meteorológicos de fuertes vientos es por la «presión vecinal» que se ha ejercido en los últimos meses. «Las inversiones para apantallamientos, riegos y compactaciones que se deberían haber hecho hace tiempo tiene ahora partida presupuestaria por la movilización de quienes vienen padeciendo a diario unas emisiones contaminantes a la atmósfera que hasta hace poco la Autoridad Portuaria reducía a episodios aislados», reivindicó el líder vecinal, quien también cuestionó que se almacene tanto carbón en las instalaciones portuarias «para especular con él».

Arias también quiso romper una lanza a favor de la alcaldesa, Carmen Moriyón, de la que reconoció que «está siendo muy sensible» a este problema «pese a no estar dispuesta a elevar las sanciones por contaminación» en la nueva ordenanza municipal de protección del medio ambiente.

José Luis Rodríguez Peón, vecino de Pescadores y miembro de la plataforma ciudadana contra la contaminación, se felicitó por el anuncio de unas medidas que, si se llevan a cabo, evitarán que los marcos de las ventanas y la ropa tendida en las casas más próximas al Puerto sigan tintándose periódicamente de negro. «Espero que se ejecuten esas inversiones y no quede todo al final en buenas palabras», indicó.

José Luis Fernández 'Aguirre', presidente de la Asociación de Vecinos de Bareza-Lloreda (Tremañes), también considera como «una buena noticia todo lo que redunde en mejorar las condiciones de salubridad y calidad de vida de los vecinos». Y en este caso 'Aguirre' valora que la instalación de pantallas y el asfaltado de terrenos son medidas que supondrían «un alivio» para quienes residen en la zona Oeste, los más castigados por la contaminación atmosférica de la actividad industrial.

Estudio con «dudas»

Por su parte, Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies, señala que «no era lógico que el puerto de Avilés, con mucho menos movimiento de graneles, corrigiera cosas y adoptase medidas mientras Gijón seguía siendo un coladero ambiental». En opinión de Pontigo, el Principado «nunca ha estado demasiado encima» de los efectos contaminantes derivados de la actividad portuaria en El Musel, a pesar de que desde 2006 hay un protocolo para la descarga de graneles que se venía incumpliendo. De hecho, pone de relieve el conservacionista, en su último estudio de modelización de partículas PM10 el Gobierno regional solo achaca a la contaminación de origen portuario un 2% del total de las micropartículas que deterioran el aire de la zona centro de Gijón.

En lo que coinciden vecinos y ecologistas es en sus «dudas» sobre los resultados del reciente estudio de la Universidad, realizado por encargo del Principado, que estableció que la acumulación de metales en los suelos de Jove y Lloreda no supera el límite admisible como para poner en riesgo la salud humana.

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