«La contaminación nos sigue afectando mucho en La Calzada. Hasta tenemos más gente protestando que antes», señaló Teresa Prada, responsable de la Asociación de Vecinos Alfonso Camín, en un repaso a las cuestiones que afectan al barrio al que representa, en el que aprovechó para cuestionar la eficacia del Plan de Calidad del Aire de la Aglomeración, aprobado en agosto por la Consejería de Fomento y que se aplicará en las zonas Oeste de Gijón y Este de Carreño.

El discurso de Prada no ha variado un ápice en los últimos tiempos. Insiste en subrayar que la entidad que preside no quiere, «bajo ningún concepto», que se cierre fábrica alguna. «Lo que no es normal -aclaró- es que sea a costa de la salud de las personas. Existen protocolos para evitar estas situaciones. Porque, por ejemplo, en el entorno del parque del Lauredal parece que viven dentro de un pozo minero debido a la acumulación de partículas», tanto en las fachadas y ventanas, como en los vehículos.

Una causa de su descontento deriva de la doble reubicación de la estación medidora de la avenida de la Argentina. «Estaba junto a la calle de Margarita Xirgu y la trasladaron al parque de Julián Besteiro. Volvieron a colocarla en Margarita Xirgu porque debieron de ver que la estación, al estar rodeada de árboles y junto a institutos, no medía demasiada contaminación», ironizó.

Así las cosas, Prada consideró que la estación debería estar situada en la zona de La Campa. «Allí sí tendría sentido. Pero a este tipo de cosas siempre se les da mucho bombo, mientras las medidas no se notan», lamentó la responsable vecinal.

Iluminación y más obras

En un rápido repaso por las necesidades de La Calzada, la presidenta del colectivo vecinal se mostró preocupada por la «obsoleta iluminación» que sufren en algunas zonas del barrio. «Por ejemplo, las farolas de la calle Industrias están fijadas a las fachadas. Al haber árboles, la luz no llega a la carretera ni las aceras. Estamos a la espera de soluciones», indica.

También pidió la adecuación de los sumideros existentes en la calzada de la avenida de la Argentina -«por culpa de ellos vas pegando botes», dijo- por otros que vayan integrados en el bordillo de la acera, y se mostró preocupada por «la falta de enraizamiento» de determinados árboles en el entorno de las calles de María Zambrano y Margarita Xirgu, «que se mueven y podrían caer en época de temporales».

Por otro lado, recordó la ejecución de las obras de urbanización de la calle Pololo, obras, apuntó, «que ya se aprobaron en el consejo de distrito». En este sentido, Prada hizo alusión al futuro de los terrenos que iban a ocupar las viviendas de Ecojove. «Nos dijeron que al final se destinarían a equipamientos. A mí se me ocurren dos: una escuela de 0 a 3 años y un nuevo ambulatorio, que los dos que tenemos se han quedado pequeños».

Eso sí, la presidenta vecinal de La Calzada es consciente de que la situación actual no permite grandes obras, como las reflejadas, a su juicio, en la propuesta de Plan General de Ordenación (PGO). «Incluyen unas avenidas enormes para conectar el barrio con Pumarín. Me parece que son todo castillos en el aire. Deberían incluirse proyectos realistas, que de verdad vayan a verse. Por ejemplo, los terrenos de los astilleros de Naval Gijón, aunque no pertenecen a La Calzada, podrían utilizarse para ampliar el Parque Científico y Tecnológico», agregó.

Por último, Prada se mostró satisfecha porque «al fin» vayan a iniciarse las obras de los vestuarios en la pista del Lauredal. «Parece que estarán acabados dentro de un mes más o menos. No puede ser que por los recortes y la crisis, esta zona, que fue de las primeras en tener equipos de fútbol, no tenga campos en condiciones», señaló.

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