Con la creciente dependencia energética de la Unión Europea, el alza constante del precio del petróleo y el compromiso de los Veinticinco de reducir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2), la Comisión Europea tiene razones suficientes para haber convertido el desarrollo de las energías renovables en una prioridad.
08/12/2005
Prueba de este objetivo han sido los dos informes que el Ejecutivo comunitario ha adoptado y presentado ayer, en Bruselas, destinados, por un lado, a fomentar el empleo de formas de energía de biomasa, como los biocarburantes, y, por otro, a invitar a los Estados miembros a conceder ayudas en favor de la electricidad producida a partir de procesos respetuosos con el medioambiente.
El comisario europeo de energía, Andris Piebalgs, se refirió en primer lugar a la comunicación adoptada sobre los sistemas de apoyo a las energías renovables. Así, informó que "a día de hoy, la mitad de los Estados miembros cuentan con disposiciones destinadas a fomentar las energías verdes". Sin embargo, anunció que "se necesitan mejores mecanismos de cooperación" e insistió en la importancia de "armonizar y optimizar los sistemas de ayudas,
ya que unos países apoyan demasiado y otros casi nada".
Asimismo, invitó a los Veinticinco a eliminar las barreras administrativas que impiden el desarrollo de las energías renovables y a crear un marco legal que dote de seguridad al sector e incite a las empresas a invertir en él. Además, se mostró a favor de hacerlas competitivas, lo que supondría una eliminación de las ayudas estatales en un período máximo de diez años.
Las energías renovables, tales como la eólica y la solar, son actualmente la fuente de electricidad que más rápido evoluciona en la UE, con unas tasas de crecimiento superiores al 20% en los sectores eólico y solar. Sin embargo, según datos del Organismo Internacional de Energía (OIE), entre 1974 y 2001, sólo el 8,2% de todos los fondos de I+D en energía de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se
destinó a este tipo de energías, mientras que la energía nuclear recibió más del 80%.
Moverse con biomasa
El segundo informe adoptado por la Comisión Europea busca poner en marcha acciones, la mayoría a partir del próximo año, destinadas a fomentar el uso de energía producida a partir de biomasa. Este tipo de energía engloba a los biocarburantes (obtenidos a partir de plantas como los girasoles, la colza, el maíz, la remolacha azucarera y restos orgánicos), utilizados sobre todo en el ámbito del transporte, así como la electricidad proveniente de
la combustión de madera o de residuos agrícolas que sirve, por ejemplo, para alimentar sistemas de calefacción.
Piebalgs opinó que "hay que diversificar el suministro de energía" y aclaró que "esto no quiere decir que vayamos a llenar los campos europeos de colza". Asimismo, auguró que "para 2020 se espera que el 12% del suministro total de electricidad de la UE proceda de energías renovables [dentro de las cuales la biomasa es una de las principales]. Actualmente estamos en el 6%, por lo que nos queda mucho camino por delante". También, señaló que, en
relación con el consumo total de combustibles en la UE "sólo el 0,8% corresponde a biocarburantes, lo que hace difícil llegar a la cifra de 5,75% prevista para 2010".
El letón informó de que, "entre las medidas adoptadas se encuentra la obligación que tendrán los proveedores de introducir, dentro de los carburantes convencionales, una proporción mínima de biocarburantes". Asimismo, se refirió a la intención que tiene la Comisión Europea de presentar un documento, a principios de 2006, destinado a revisar la directiva comunitaria sobre biocarburantes, que data de 2003 y persigue fomentar la sustitución de
los combustibles convencionales (gasóleo y gasolina, derivados del petróleo) por biocarburantes derivados de cultivos agrícolas, especialmente el biodiesel y el bioetanol. En este sentido, predijo que una de las metas será promover un buen comercio de los combustibles a escala mundial.
La Comisión Europea estima que gracias a este conjunto de medidas, las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirán anualmente en 209 millones de toneladas. Además, el empleo de energías renovables, permitirá crear entre 250.000 y 300.000 empleos directos y disminuir las importaciones de energía de un 48% a un 42%.
Fuente: Aquí Europa
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