El encuentro no oficial que mantendrán ambas partes, del que no saldrán decisiones concretas, servirá para aclarar hasta dónde está dispuesta a llegar la Eurocámara.
Ésta se opone a aceptar algunas de las medidas que plantean los países para debilitar el límite al dióxido de carbono (CO2) de los automóviles.
Alemania ha intentado desde el comienzo de las negociaciones debilitar el límite de 95 gramos de CO2 por kilómetro para 2020, una meta que ya fue acordada por la UE en 2008 y sobre la que ahora se vuelve a discutir porque están por determinar las maneras de llegar a ella.
El PE y los Estados miembros ya cerraron un acuerdo informal sobre la cuestión que ahora Berlín pretende que se revise sin necesidad de pasar por una segunda lectura.
Para evitar volver a empezar de cero, la Eurocámara ha recalcado en diversas ocasiones que las modificaciones deben ser muy limitadas.
Fuentes de la presidencia lituana señalaron hoy a Efe que la propuesta que barajarán es una combinación de un retraso en la entrada en vigor del límite con un refuerzo del mecanismo conocido como "supercréditos", que permite a los fabricantes de coches contabilizar sus ventas de vehículos menos contaminantes como parte de sus esfuerzos por reducir emisiones.
"Al Parlamento y a la Comisión no les gusta en absoluto la opción de retrasar la entrada en vigor del límite al CO2", aseguró a Efe el portavoz de Acción por el Clima, Isaac Valero, quien descartó que esta semana se logre una solución a la cuestión.
Los Veintiocho tienen previsto revisar la situación el viernes próximo en la reunión de los representantes permanentes ante la UE (Coreper) para analizar la respuesta de la Eurocámara y el margen de maniobra.
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