Categories: Noticias Ambientales
      Date: ago 16, 2005
     Title: El cambio climático afecta ya a las cadenas alimenticias
La temperatura global se elevó 0.6 grados centígrados en promedio en el último siglo, 15 años por delante de lo que se esperaba, de acuerdo con los cálculos de los especialistas hechos hace 20, y los hábitats de todo el mundo sufren ya impactos, los más severos se observan en el Mar del Norte y en el Ecuador, donde se rompieron ya definitivamente las cadenas alimenticias.

16/08/2005

Los ejemplos alcanzan ya números alarmantes. Investigadores de diversas instituciones de todo el mundo reportaron 143 informes independientes sobre mil 473 especies de plantas y animales, que incluyen revisiones donde explican que, debido a lo anterior, muchas sufrirán hambre y tendrán que cambiar de residencia, o morir.

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas, sede de los esfuerzos internacionales para medir y caracterizar las variaciones en las temperaturas del planeta, sus causas y efectos, calcula que, de mantenerse las tendencias actuales, para fin de este siglo (en 2100), la temperatura global se habrá elevado entre 1.4 y 5.8 grados, si no se controlan las cantidades de dióxido de carbono emitidas. Euan Dunn, director de biología marina en la Royal Society for the Protection of Birds de Reino Unido, explica en un artículo que los cambios en las cadenas alimenticias y sistémicas del Mar del Norte son "espectaculares".

Muchas especies de aves marinas tienen ya graves problemas para alimentarse, debido a la declinación en picada en la población de anguilas de arena, alimento principal de las aves. A su vez, las anguilas están desapareciendo debido a que el plancton de agua fría, del cual se alimentan, fue reemplazado por plankton que busca el agua caliente. "Todo ello es muy grave para los demás organismos, y señal de que algunos de estos cambios son demasiado fuertes para mantener el ecosistema tal como lo conocemos", explica el biólogo. El número de ejemplares de anguilas está muy por debajo de lo sostenible. Decenas de miles de aves marinas—como gaviotas, pagazas y guillemots— no pudieron alimentarse adecuadamente en 2004, y la cadena se alarga a sus predadores.

En los bosques tropicales de Costa Rica, por otro lado, las temperaturas inusualmente cálidas empujaron a los tucanes, normalmente de tierras bajas, ha invadir refugios a mayor altura, refugio del escasísimo quetzal, en grave peligro de extinción. Terry Root, ecologista de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, explicó que los quetzales no tienen a dónde ir, ya que anidan en cavidades en los árboles, ahora presas fáciles para que los tucanes se den un festín con los huevos y los polluelos de Quetzal. Esto tiene un efecto catastrófico sobre las ya menguadas poblaciones de Quetzal, especie emblemática de Centroamérica.

Existen las golondrinas arbóreas, que llegan a las praderas en Estados Unidos a alimentarse 12 días antes de lo que llegaban hace 30 años. Hector Galbraith, biólogo de la Universidad de Colorado en Boulder, indicó que es muy preocupante, ya que significa un impacto de miles de toneladas de alimento que son consumidos antes, y afecta incluso a aves de la misma especie. El cambio en los ecosistemas no da por resultado sólo mayor presión ecológica, sino modificaciones en la conducta que pueden modificar las poblaciones. Algunas no sobrevivirán, pues estos retos fuerzan brincos evolutivos en un mundo donde podría no haber lugar para ellos.

Efecto dominó

"La evidencia circunstancial es que miles y miles de individuos de las más diversas especies se mueven en este momento en busca de alimento, aún antes de adaptarse a un nuevo nicho ecológico. En el camino, empujan a su vez a otras especies, lo cual es posible que no podamos detectar si no lo estamos midiendo", explicó Terry Root. Algunas se mueven rápidamente, otras de forma muy lenta y hay quienes no lo harán en lo absoluto. Esto romperá los delicados y aún no comprendidos equilibrios.

No se trata sólo de interacciones cazador-presa, sino también de relaciones cruzadas, oportunistas, parasitarias. "Estamos viendo cambios que esperábamos en 15 años adelante. Si esto pasa en el mediano y corto plazo, en algunas zonas saldrán de nuestro control", explica Gilbraith.

Los cambios climáticos previos, sin intervención humana, fueron más lentos, y dieron oportunidad a las especies a adaptarse. La evolución consiste precisamente en esa capacidad de adaptarse mejor, evolucionar y sobrevivir, o desaparecer.

"Si una especie necesita un gran espacio para dispersarse en Norteamérica, y en el siguiente ciclo anual se encuentra un enorme estacionamiento, y detrás está una ciudad del tamaño de San Diego, no tendrá opciones adaptativas".

Las especies se han enfrentado a cambios climáticos severos, glaciaciones e incluso extinciones catastróficas, como lo supone la teoría del meteorito que cayó en Yucatán. Pero estamos hablando de extinciones masivas.

Es la ley del todo o nada. Los seres humanos no sólo desaparecemos especies directamente por cacería, alimentación o aniquilación. Les cambiamos el entorno, y eso no lo habían enfrentado antes, explican los expertos. "Lo más difícil ahora es hacer entender a la sociedad de este riesgo.

Menos de un grado centígrado en un siglo puede parecer poco, pero las señales a nivel planetario son escalofriantes. Los animales se mueven masivamente tratando de encontrar alimento y lugar para reproducirse. Literalmente, nos estamos metiendo en su camino y no sabemos qué puede ocurrir", concluye sombríamente el estudio.

Fuente: Crónica.com

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