Categories: Noticias Ambientales
      Date: dic 14, 2018
     Title: COP24: el cambio climático exige una transformación radical del modelo de producción y consumo, según el enviado especial de la ONU

El enviado especial de la ONU a la cumbre de Katowice, el diplomático mexicano Luis Alfonso de Alba, subrayó hoy que el cambio climático exige una transformación "radical" del modelo de producción y de consumo. En una entrevista con Efe, De Alba repasa los efectos más dramáticos y catastróficos del calentamiento y las predicciones basadas en evidencias científicas, pero incide también en la capacidad tecnológica que los países tienen para hacer frente a este reto.



El diplomático asiste a la cumbre de Katowice como enviado especial de la ONU, después de que el secretario general de este organismo, Antonio Guterres, le encomendara la organización de la Cumbre de Cambio Climático que reunirá a los líderes mundiales en Nueva York el próximo mes de septiembre.

Su nombramiento para organizar esta cumbre supone además el reconocimiento a su larga acción diplomática internacional, una trayectoria en la que destacó la organización de la Conferencia del Clima de Cancún (2009) que sirvió para reorientar la negociación climática mundial tras el estrepitoso fracaso de la Conferencia de Copenhague (2009).

De Alba subrayó la importancia que el acuerdo de Katowice va a tener para la trascendental cumbre de Nueva York, que se celebrará apenas tres meses antes de que entre en vigor el Acuerdo de París.

El diplomático mexicano incidió en que todos los países deben conocer con antelación cuáles van a ser "las reglas del juego" y la maquinaria deberá estar "perfectamente preparada" para activar el Acuerdo de París.

Y entre esa maquinaria destaca los compromisos específicos de cada país de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero responsables del cambio climático. "Nosotros esperamos que los mejoren e incrementen". añadió.

A su juicio, los informes científicos han dejado claro con contundencia que los Estados "deben hacer mucho más de lo que pensaban" y hacer un esfuerzo extraordinario para conseguir que el aumento de la temperatura del planeta se limite a 1,5 grados y no se eleve por encima de 2, para evitar los efectos más dramáticos y catastróficos del cambio climático.

"Hablamos de una transformación del modelo de producción y de consumo radical", dijo el diplomático mexicano, y destacó que es preciso reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero también avanzar en nuevas tecnologías capaces de secuestrar el carbono.

De Alba observó que muchos de los efectos y problemas derivados del cambio climático "están ya aquí", y advirtió de que la senda actual que sigue el planeta conduciría a un aumento de la temperatura al final del siglo de 3 grados, con las consecuencias dramáticas que eso supondría.

"La inacción sería suicida, pero tenemos los medios para evitar que eso suceda", dijo, por lo que sería "doblemente grave" no actuar de una forma contundente sabiendo que existe capacidad tecnológica para afrontar ese proceso de transición y de transformación.

Incidió en la importancia de que todos los países asuman un mayor nivel de ambición en sus compromisos por combatir el cambio climático, pero diferenció la situación que existe entre pequeños estados o estados insulares o pequeñas economías y otros grandes países como China, India, Brasil o México y los diferentes niveles de responsabilidad y de exigencia.

Ante la trascendental cumbre de Nueva York, De Alba auguró que reunirá a unos 140 jefes de Estado o de Gobierno del mundo, y señaló que la cita pretende "dar una señal de alarma" sobre la gravedad de la situación pero también poner sobre la mesa las oportunidades que hay para paliar el problema.

"El cambio climático se ha visto como un problema ambiental, pero es mucho más; afecta a la economía y a toda la agenda social", por lo que la Cumbre de Nueva York pretende, aseguró el diplomático mexicano, corroborará la dimensión real del problema y la necesidad de que la respuesta sea "política, económica, medioambiental y social".

La cumbre de las diferencias

Con temperaturas máximas de cero grados y mínimas de menos cinco se cierra hoy la Cumbre del Clima (COP24) en Katowice, localidad polaca en la que durante doce días se han podido vivir las altas temperaturas de unas negociaciones con la responsabilidad, nada más y nada menos, que de cambiar el futuro del planeta.

Los delegados de 190 países -con ausencias destacadas como Ángela Merkel, Emmanuel Macron o Putin- han abordado la crucial tarea de acordar un texto con las reglas básicas para cumplir con los compromisos marcados en el Acuerdo de París y que, al cierre de esta edición, y en el ecuador de la cumbre, seguían sin tener en mano. Otros puntos que han centrado el debate han sido cómo lograr una mayor ambición climática a partir de 2020 y la financiación de las ayudas a las naciones pobres, así como el papel del comité facilitador, que estará encargado de orientar (nunca con sanciones ya que es algo voluntario) el camino de los países menos cumplidores.

En la capital francesa, el histórico acuerdo con el que casi 200 países se comprometieron a mantener el calentamiento global a final de siglo por debajo de 2º centígrados sobre los niveles preindustriales y, si es posible, por debajo de los 1,5º, incluía también que tendrían que presentar sus contribuciones nacionales de acción climática. Y la Cumbre de Katowice ha sido el lugar para ponerlo en práctica. Propuestas desiguales y heterogéneas con soluciones como un uso menos intensivo de la energía, reducir la deforestación, las emisiones... Promesas que hay que traducir en cifras claras de reducción de emisiones y en toneladas de C02, y que exige el mismo compromiso de transparencia a países más o menos desarrollados.

Transición justa

Durante la semana pasada, los delegados pusieron el acento en elaborar borradores de acuerdos y reducir al mímino un texto casi inabarcable sobre el que los ministros de cada país han discutido a lo largo de estos últimos días. El concepto de «transición justa» ha sido otro de los grandes conceptos que ha marcado la agenda, máxime cuando frente a abstractas las medidas de reducción de emisiones la realidad a pie de calle se ha debatido entre las masivas manifestaciones contra el calentamiento global en ciudades como Bélgica o Katowice, y las protestas de los «chalecos amarillos» de París, frente a la subida de los impuestos a los carburantes. Un muerto, 263 heridos y más de 400 detenidos han sido suficientes para que uno de los mayores implicados en la lucha contra el cambio climático, el presidente francés Emmanuel Macron, haya tenido que poner freno a las medidas.

El presidente de la COP24, Michal Kurtyka, y viceministro de Medio Ambiente ha insistido en todo momento en la necesidad de «asegurar un cambio estructural justo» que permita «proteger el clima y a la vez mantener el desarrollo económico y el empleo». Una preocupación que tiene bien presente, teniendo en cuenta que a solo dos horas de Katowice se encuentra la central térmica de Belchatow, que genera electricidad a partir de la quema de carbón y que encabeza el listado de las plantas y fábricas de toda la Unión Europea que más gases de efecto invernadero expulsan a la atmósfera. Convertida en bastión del carbón, en Polonia más de 110.000 personas dependen de él y se espera que en la región donde se ha celebrado esta COP24, más de 40.000 personas pierdan su empleo como consecuencia de la descarbonización. Por ello, e impulsado por Polonia, en esta Cumbre se ha adoptado la «Declaración de Silesia sobre Sodaridad y Transicion Justa» donde se deja claro que el cambio climático es uno de los mayores retos, pero insiste en que «en primer lugar es necesario asegurar la seguridad social de los trabajadores cuyos trabajos van a ser eliminados o transformados».

Compromiso español

España ha marcado esta Transición Justa como una prioridad en su agenda energética. En su intervención en Katowice, Pedro Sánchez avanzó ambiciosas reducciones de CO2 para 2030 y 2050. Así, se propone reducir un 37% los niveles actuales y rebajarlos en al menos un 90%. El jefe del Ejecutivo español, que acudió junto a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, subrayó que es necesario actuar más deprisa con las medidas para reducir emisiones. No obstante, señaló ser consciente de la necesidad de una transición ecológica justa, por ello aseguró que España va a ser pionera en el diseño de una estrategia que tenga en cuenta el impacto en zonas como las comarcas mineras.

Pero además de la Declaración de Transición Justa, se han promovido otras dos: la Declaración para la Electromovilidad y la de Bosques para el Clima. La primera tiene en cuenta que el transporte representa globalmente el 14% de las emisiones y tiene el objetivo de crear de forma conjunta las condiciones económicas, sociales, culturales y legales para el desarrollo de la movilidad eléctrica, y potenciar modelos de transporte innovadores y sostenibles. La segunda, llama a los países a conservar e incrementar los sumideros naturales de CO2.

Divisiones y zancadillas

Otro de los grandes escollos se encuentra en cómo repartir el coste que generará la lucha contra el calentamiento global. El dinero y las reglas para financiar las medidas contra el cambio climático han dividido a los países desarrollados y no desarrollados. Los primeros tienen el compromiso de aportar 100.000 millones de dólares al año para programas climáticos. Los países en desarrollo han pedido garantías claras sobre el dinero con el que podrán contar y en qué forma lo recibirán, y defienden que cuánto más claro esté esta ayuda, más podrán profundizar en medidas contra el cambio climático. Otro problema son las Contribuciones Nacionales, ya que los países en desarrollo quieren estar sujetos a reglas menos estrictas, mientras que el Tratado de París establecía reglas iguales para todos.

Por otra parte, Estados Unidos, Rusia Arabia Saudí y Kuwait sellaban durante el fin de semana una alianza para minimizar las preocupantes conclusiones del estudio del IPCC que se convertían en antesala de la COP24. Una zancadilla que beneficia a la industria de los combustibles fósiles y no a un documento para beneficiar al mundo. Cerramos este suplemento a martes 12, a la espera de que en las sesiones finales se produzca una declaración política o una resolución que demuestre la ambición climática global por encima de divisiones, bloques e intereses. Una nueva hoja de ruta en la que los países pongan sobre la mesa sus promesas de acción climática para 2020 con el objetivo común de salvar el planeta.

La región mediterránea será muy afectada por el cambio climático, según informe

El calentamiento global se cebará especialmente con la región mediterránea y tendrá serias consecuencias económicas y medioambientales, según un informe presentado en la cumbre del clima (COP24) de Katowice (Polonia).

La evaluación científica preliminar de un estudio encargado por la Unión por el Mediterráneo (UfM) alerta de que la subida de las temperaturas repercutirá en la agricultura y el turismo, afectará a los ecosistemas marinos y terrestres, cambiará las líneas costeras y tiene el potencial de desatar grandes migraciones.

“Los efectos del cambio climático en la región mediterránea estarán por encima de la media global. Esto tendrá efectos en el bienestar humano en general“, explicó a Efe el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, tras presentar el documento.

Indicó que el calentamiento global en la cuenca mediterránea “tendrá un impacto en la agricultura”, “impulsará las migraciones desde países africanos hacia el norte” y “puede que haga que la zona sea menos atractiva para el turismo por las altas temperaturas y un entorno menos verde”.

Taalas agregó que las temperaturas ya han registrado incrementos y que los patrones de precipitaciones han cambiado, haciendo más seca la región, algo que prevé que continúe durante décadas.

“Esta tendencia negativa se mantendrá en los próximos 50 años”, afirmó Taalas, que dijo que la situación se podrá estabilizar “para 2060” si las políticas de mitigación de los efectos del cambio climático tienen éxito.

La evaluación preliminar estima que, si no se toman medidas, la subida de la temperatura podría alcanzar en algunos lugares los 2,2 grados centígrados para 2040 e incluso superar los 3,8 para 2100.

Además, calcula que las precipitaciones disminuirían en el verano entre un 10 y un 30 %, dependiendo de la zona.

El nivel del mar, después de haber aumentado unos 3 milímetros al año durante las últimas décadas, seguiría subiendo en un rango de proyecciones que, para 2100, oscila entre los 52 y los 190 centímetros, en distintos puntos costeros.

“Con recursos limitados y posibles conflictos sociales en aumento, cabe esperar migraciones humanas a gran escala”, advierte el informe, que destaca que “los países del sur y el este del Mediterráneo son más vulnerables”.

La región mediterránea es uno de “los principales focos de cambio climático en el mundo” debido una conjunción de factores, de la escasez de agua a la desertificación y la actividad agrícola, pasando por la concentración de las actividades económicas y de la población en las zonas costeras.

Ante este panorama, la UpM aboga por promover una “agenda común por el clima” en la región mediterránea para mitigar riesgos y promover las medidas de adaptación.

Esta agenda se podrá perfilar una vez que se concluya el informe sobre los efectos del calentamiento global en la zona que la UpM ha encargado a la Red de Expertos Mediterráneos sobre Clima y Cambio Climático (MedECC).

Ambición, financiación y diferenciación: claves para sellar un acuerdo en la COP24

Alcanzar un consenso en tres conceptos algo herméticos, ambición, financiación y diferenciación, es clave para que se logre cerrar hoy un acuerdo en la cumbre del clima (COP24), donde se debe fijar la letra pequeña del Acuerdo de París.

Así, se prevé una duodécima y última jornada de negociaciones maratoniana en Katowice (Polonia) para alcanzar un texto consensuado, si no se acaban prolongando las negociaciones.

La presidencia de la COP24 publicó a las tres de la mañana un borrador de 144 páginas como documento conjunto de trabajo sobre el que se pueden realizar aún cambios notables.

La ambición puede que sea la causa de la última gran batalla entre quienes propugnan avanzar más resueltamente en la lucha contra el cambio climático y quienes van arrastrando los pies.

Un elemento de conflicto esencial en este ámbito es el reconocimiento final que se le va a dar al informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) que exige cambios “urgentes y sin precedentes” para contener a 1,5 grados centígrados la subida de las temperaturas.

“Aplaudir” el informe implicaría una acción climática decidida -como exigen los estados isla, los más vulnerables y la UE-, mientras que un mero “tomar nota” del documento -como quiere EEUU, Rusia y Arabia Saudí- no supone la adopción cuasiautomática de sus recomendaciones.

Otro elemento dentro del campo de la ambición es la poca atención que presta el borrador a los esfuerzos que deben hacer los países antes de 2020, cuando entre en vigor el Acuerdo de París, tanto en términos de planes de recorte de emisiones como de apoyo financiero a las economías en vías de desarrollo.

El texto “invita” que no “urge u obliga” a los países a actualizar para ese año sus Contribuciones Determinadas Nacionalmente (NDC), sus planes de reducción de su huella ecológica.

Asimismo es objeto de debate entre las delegaciones el grado de obligatoriedad y compromiso de las rondas periódicas que realizarán los países para seguir aumentando sus recortes de emisiones.

Financiación

La financiación vuelve a ser también un escollo en la COP24, con los países más vulnerables exigiendo que se mantenga “Pérdidas y daños” como sección aparte -con su correspondiente partida económica-, tal y como sucedía en el Acuerdo de París, y no dentro de otra categoría, como en el actual borrador.

En general, la dotación de los fondos para los países en vías de desarrollo siguen siendo una brecha sin cerrar, con grandes dudas en torno al fondo verde y problemas con el fondo de adaptación al cambio climático y el de mitigación de sus consecuencias.

La diferenciación sigue siendo un caballo de batalla de los emergentes, que exigen que contribuyan más a la lucha contra el cambio climático aquellos que tienen más capacidades económicas y tecnológicas y aquellos que históricamente han contaminado más.

No obstante, las tensiones podrían estar suavizándose en este asunto después de que China se haya mostrado abierta a un paquete de reglas “uniforme” para todos los países, algo a lo que antes se oponían.

Reacciones de las ONG

Con las delegaciones guardando silencio tras la difusión del borrador, las ONG no han tardado en reaccionar ante el texto con un abanico de opiniones desde el optimismo cauto a la insatisfacción ante un acuerdo insuficiente para encarar el reto del cambio climático.

“Hemos visto avances en las últimas horas. Es importante que el informe del IPCC haya sido reconocido en el borrador del texto y que todas las piezas están presentes para señalizar ambición”, aseguró en un comunicado Mark Lutes, jefe de la delegación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en la COP24.

No obstante, nada está seguro hasta que todo está finalmente negociado, agregó Lutes: “Ahora tenemos que ver que el texto final exprese una clara indicación de que los países aumentarán sus objetivos para 2020”.

Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace International, consideró que el documento es “un punto de partida” pero en absoluto el texto definitivo necesario: “los pobres y vulnerables están exigiendo mucho más”.

“El texto incluye el informe del IPCC y reconoce que los NDC deben ser actualizados para 2020, pero no obliga a los países aquí y ahora a redoblar la acción. Necesitamos una señal más clara de ambición y exigir a los países que adopten una decisión en la COP24 que les fuerce a elevar sus NDC”, explicó.

Leer noticia en fuente original: eldiario.es | abc.es | efeverde.com | efeverde.com