La estación situada en el Palacio de Congresos, la más céntrica de las dos instaladas en la capital -la otra está en la zona Norte- ha encadenado desde entonces 20 días de calidad considerada admisible, seis con mala calidad y otros dos calificados como muy malos.
Las estaciones de control -en la provincia hay cuatro, además de las de la capital hay otra en Motril y la cuarta se ubica en Armilla- recogen información sobre cinco elementos contaminantes, monóxido de carbono, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, ozono y las particulas. La superación de los umbrales marcados por la legislación para cada uno de estos contaminantes determinan que se está ante un episodio de mala calidad del aire.
En Granada, buena parte de la culpa de los episodios de contaminación se deben a causas externas, aunque hay elementos 'propios' de la ciudad que también influyen. El más claro es el tráfico, considerada una causa antropogénica, es decir inherente a la actividad humana. La topografía de la capital, situada en un valle, tampoco ayuda.
En cuanto a las causas externas, la más notable es el polvo en suspensión de origen africano. Éste ha sido, precisamente, uno de los motivos que explican los picos de contaminación registrados los pasados días 11 y 20 de julio. En esos días -y en los anteriores- se registraron episodios de intrusión de polvo, que dificultaron la visibilidad -no sólo en la capital, también en buena parte de la provincia- y, sobre todo, influyeron en la calidad del aire. Los picos de contaminación por la presencia de partículas esos dos días se dieron a mediodía, el día 11 a las 15:20 horas -cuando el registro llegó a las 156 microgramos por metro cúbico- y el pasado 20 a partir de las 14:30 horas (125 microgramos por metro cúbico de aire). Un día calificado como 'bueno' la presencia máxima de partículas en la estación del Palacio de Congresos está en 71 microgramos por metro cúbico.
Otro factor que está detrás de los datos recogidos por la estación de Medio Ambiente es el calor y la ausencia de precipitaciones. La llegada del verano y el aumento de las radiaciones hacen que aumenten los niveles de ozono (O3). En el Palacio de Congresos se han superado los niveles considerados como admisibles en tres ocasiones en lo que va de mes.
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