El pacto alcanzado entre estas dos instituciones sobre la establece unos techos de emisiones nacionales entre 2020 y 2029 "idénticos" a los niveles comprometidos por los Estados miembros en el protocolo revisado de Gotemburgo, al mismo tiempo que se establecen nuevos límites partir de 2030.
El objetivo de la llamada 'directiva NEC' es hacer frente a los riesgos ambientales y para la salud de la contaminación atmosférica. Según ha informado el Consejo en un comunicado, los nuevos compromisos reducirán en un 50% el impacto sobre la salud, en comparación con los niveles de 2005.
Los contaminantes recogidos en esta normativa son el dióxido de azufre, los óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles no metánicos, el amoniaco y partículas finas.
Además, la directiva incluye además flexibilidad para cumplir con los límites previstos bajo ciertas circunstancias, como sufrir un invierno excepcionalmente frío o a un verano seco. En este caso, los Estados miembros podrán asumir las reducciones establecidas en el año siguiente.
Estas nuevas normas deben ser aprobadas ahora formalmente tanto por la Eurocámara como por los Estados miembros en el Consejo de la UE para su adopción final.
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