Categories: Noticias Ambientales
      Date: oct 14, 2014
     Title: Cataluña: La contaminación de los cruceros se extiende a 400 km de Barcelona

Los grandes cruceros que llegan al puerto de Barcelona contaminan el aire hasta 400 kilómetros más allá de la ciudad condal. Así la contaminación llega hasta los Pirineos, Aragón y Comunidad Valenciana, según han denunciado este martes organizaciones ecologistas y vecinos.



María García, de Ecologistas en Acción de Cataluña; el doctor Axel Friedrich, de la Unión para la conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad (Alemania), y el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, Lluís Rabell, han presentado hoy en rueda de prensa los resultados de las mediciones de la calidad del aire que han realizado.

Axel Friedrich ha asegurado que se han medido concentraciones de hasta 428.000 partículas ultrafinas por centímetro cúbico cerca de las terminales de cruceros del puerto, que hoy alberga cinco cruceros y espera un sexto para esta tarde.

Estos niveles superan, muy de largo, la concentración de partículas que se pueden dar en una calle con un alto nivel de circulación de vehículos, como la avenida Meridiana de Barcelona, con entre 20.000 y 30.000 partículas, ha explicado.

Una ciudad como Berlín (Alemania) registra en el centro una concentración de unas 6.000 partículas en suspensión, ha precisado el experto alemán.

Esta denuncia se ha hecho hoy pública coincidiendo con el inicio del Congreso GreenPort en Barcelona, donde se analizarán las repercusiones medioambientales de los cruceros y otros transportes marítimos de las ciudades portuarias, entre otros aspectos.

El responsable de Medio Ambiente del Puerto Autónomo de Barcelona, Jordi Vila, ha asegurado a los periodistas, por su parte, que esta institución estudia desde 2006 las dos alternativas más viables para que los cruceros no contaminen el aire cuando están atracados: su conexión a la red eléctrica o cambiar el combustible de gasoil a gas.

Según Vila, la mejor opción es la utilización de gas, ya que el puerto de Barcelona cuenta con grandes depósitos de este combustible, aunque por el momento sería difícil de aplicar porque sólo un barco de cruceros, en el Mar Báltico, está preparado para funcionar con gas.

Los cruceros y otras embarcaciones que operan en el puerto barcelonés utilizan fueloil pesado, que contiene hasta 3.500 veces más azufre que el diésel que usan los automóviles y camiones, ha indicado García, que ha añadido que, al quemarse, ese tipo de combustible emite altas cantidades de contaminantes tóxicos en el aire, como el dióxido de nitrógeno, partículas, dióxido de sulfuro y otros hidrocarburos peligrosos.

Estas emisiones afectan a la salud humana, a la agricultura, los ecosistemas y contribuyen al cambio climático, ha precisado la ecologista, que ha añadido que los barcos cruceristas mantienen sus motores en marcha continuamente para mantener todos sus sistemas eléctricos funcionando mientras están atracados en el puerto.

Los barrios cercanos al puerto de Barcelona son los que resultan más afectados por esta contaminación del aire, si bien se ha constatado que las emisiones llegan hasta unos 400 kilómetros más allá e incluso hasta los Pirineos.

Jordi Vila ha afirmado que los barcos atracados en Barcelona sólo pueden consumir gasoil, según una directiva de la UE del año 2010, lo que ha hecho descender las emisiones en el puerto, aunque ha reconocido que las partículas y el óxido de nitrógeno son "un problema".

Rabell ha considerado, por su parte, que estos datos deberían preocupar a los responsables políticos y ha opinado que "es inaceptable" la exposición a la contaminación a la cual se somete a los habitantes de Barcelona, especialmente a los barrios más próximos al puerto. "Nuestra salud no se puede poner en juego".

Las organizaciones ecologistas y vecinales denuncian también la falta de regulación, evaluación y control ambiental que existe sobre los cruceros, que a veces transportan una población similar a la de una pequeña ciudad, pero que no deben cumplir las mismas exigencias ambientales.

Cinco veces más que una calle de mucho tráfico

Los cruceros son pequeñas ciudades de dos, tres, cuatro, cinco mil o más habitantes. Consumen el equivalente a 12.000 coches, reveló en junio pasado un informe de la organización Oceana, con agravante de que utilizan los combustibles más baratos (el fueloil pesado tiene 3.500 veces más azufre que el diésel) y no están obligados a filtrar lo que emiten, como sí ocurre con coches y camiones. Tiran los residuos vegetales, las aguas grises y las negras en el mar, cuatro millas adentro, y queman el resto de desechos. Además, cuando llegan a puerto, siguen contaminando, porque queman gasoil para mantenerse los motores en marcha y alimentar electricidad, piscinas, discotecas, cines, gimnasios, aire acondicionado, cocinas…

La organización Ecologistas en Acción y la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) han aprovechado la celebración del congreso Green Ports en la capital catalana para denunciar la contaminación que causan los cruceros, con los que el año pasado llegaron 2,6 millones de visitantes. Un turismo que han tachado de “insostenible para la ciudad” y han acusado al Ayuntamiento de “irresponsable” por no tomar medidas al respecto. De media, los puertos contaminan cinco veces más que el tráfico de una calle muy transitada, ha advertido el experto en transporte internacional de la organización ecologista alemana NABU, Axel Friederich.

Las organizaciones han denunciado la falta de regulación, evaluación y control ambiental sobre los cruceros en relación, por ejemplo, a las ciudades de costa. Para mostrar el impacto de un buque, las dos organizaciones han realizado hoy varias mediciones del aire coincidiendo con la llegada de cruceros. A primera hora de la mañana, la concentración de partículas ultrafinas por centímetro cúbico era de 428.000, cuando en una calle transitada oscilan entre 20.000 y 30.000. “Esta contaminación no estaría permitida en tierra, las navieras tienen muchos beneficios a costa de la salud de la gente”, ha alertado Maria García, de Ecologistas en Acción.

Una de las cuestiones básicas que las organizaciones vecinales y ecologistas reivindican es que los cruceros dejen de quemar combustible cuando están atracadas en el puerto: que se alimenten de la red, como han comenzado a obligar puertos como los de Rotterdam, Oslo o Amsterdam. El responsable de medio ambiente de la Autoridad Portuaria, Jordi Vila, no ha querido responder a las organizaciones ecologistas y ha explicado que el puerto responderá en breve a los datos de hoy en una convocatoria de prensa. En cualquier caso, ha adelantado que el Puerto de Barcelona tiene prácticamente descartada la posibilidad de que los cruceros se conecten a la red eléctrica; la solución pasaría, en todo caso, por el gas. Vila también ha apuntado que en el puerto los cruceros no queman fuel sino gasóleo. A lo que Friederich, que fue responsable de la agencia ambiental federal del gobierno alemán, han replicado que tiene poca eficiencia por la ausencia de filtros.

María García, de Ecologistas en Acción, ha atribuido “la falta de legislación a la falta de voluntad política”. “El plan de calidad del aire de la Generalitat habla de esperar al consenso internacional, pero son excusas, porque otras ciudades han actuado”, ha dicho. García también ha denunciado la “opacidad” sobre los efectos de la contaminación en los trabajadores del puerto y los vecinos de Barcelona. “Pedimos al puerto que publique datos, que haga un seguimiento sanitario de los trabajadores y a las grandes navieras que utilicen combustibles más limpios, filtros y que se conecten a la red al llegar a puerto”, ha enumerado.

El presidente de la FAVB, Lluís Rabell, ha dicho que el puerto y el ayuntamiento “deberían estar preocupados por el impacto de un sector que promueven y que en términos de contaminación y salud pública no sale gratis”. Rabell ha recordado los “grandes beneficios de las navieras”: “La rentabilidad de determinados negocios tiene que ver también con socializar los prejuicios”, ha dicho.

Leer noticia en fuente original: lavanguardia.com | elpais.com