La tecnología del hidrógeno puede ser una de las alternativas energéticas al petróleo que permita sortear los problemas medioambientales que plantea el actual uso de combustibles fósiles, que es insostenible, pero sólo en el plazo de varias décadas, y a condición de que se invierta masivamente desde ahora.
02/12/2005
Este es el principal mensaje de un informe publicado ayer sobre las perspectivas del hidrógeno y la pila de combustible por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cuyo director ejecutivo, Claude Mandil, insistió en que esta tecnología "no está a la vuelta de la esquina".
Mandil recordó, en conferencia de prensa, que las tendencias de consumo energético actual "no son sostenibles" en términos medioambientales, en particular por los problemas de las emisiones contaminantes, como las de dióxido de carbono (CO2), y que en ese contexto "el hidrógeno puede ser una forma de tener un clima mejor" y constituye "una de las alternativas al petróleo en el transporte".
Pero matizó que hay enormes incertidumbres científicas sobre la posibilidad de desarrollar esas tecnologías, y además se tienen que dar unas condiciones de políticas energéticas y de inversión.
Las dos condiciones básicas son que los gobiernos integren en sus políticas energéticas mecanismos para controlar y reducir las emisiones de CO2 y que la investigación científica dividir entre dos y diez veces los costos de producción del hidrógeno, explicó Giorgio Simbolotti, uno de los autores del informe.
Si se dieran las condiciones más favorables, los coches con pilas de combustible, que utilizan hidrógeno, podrían entrar en el mercado en el horizonte de 2025 y representar un 30 por ciento del total en 2050, lo que supondría unos 700 millones de vehículos.
Eso permitiría ahorrar en torno al 13 por ciento de la demanda mundial de petróleo y reducir a la mitad las emisiones de CO2 a mediados de este siglo.
Para lograrlo, los estímulos para reducir las emisiones contaminantes tendrían que equivaler a un costo de 50 dólares por tonelada de CO2.
Mandil subrayó que no se esperan resultados "antes de varias décadas", pero para conseguirlos hay que empezar a trabajar ahora para dedicar "una enorme cantidad de inversión pública y privada" y poner en marcha una cooperación internacional.
En caso de que se resolvieran los problemas técnicos de la tecnología del hidrógeno y la pila de combustible, además de los gastos en investigación harían falta unas inversiones de unos seis billones de euros entre 2000 y 2050 en infraestructuras para su desarrollo.
En la actualidad, los países de la AIE invierten en torno a 1.000 millones de dólares anuales a esa tecnología, de los cuales Estados Unidos cerca de 350 millones, Japón unos 300 millones y la Unión Europea entre 200 y 300 millones de euros.
A título comparativo, la AIE calcula que para responder a la demanda energética mundial de 2000 a 2030 harán falta inversiones de 16 billones de euros.
El principio de la pila de combustible consiste en producir simultáneamente electricidad y calor a partir de una reacción química entre el hidrógeno almacenado y el oxígeno del aire.
Uno de los mayores problemas para su desarrollo es no sólo la producción de hidrógeno, sino su almacenamiento y transporte en depósitos autónomos, por ejemplo de vehículos.
Fuente: Finanzas.com
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