España figura a la cola de los países de la Unión Europea (UE) en el cumplimiento de los objetivos medioambientales comunitarios, junto a países como Portugal e Irlanda, debido en parte a su rápido crecimiento económico, según el informe anual de la Agencia Europea de Medio Ambiente publicado ayer.
30/11/2005
El documento analiza la eficacia de las políticas ambientales entre los 25 países de la UE, así como en los candidatos y asociados, durante un periodo de cinco años.
'España ha sido agrupada junto a Irlanda o Portugal porque son países que comparten ciertas características. Se trata de economías que están creciendo y tienen dificultades para combatir los problemas ambientales ligados a ese crecimiento', explicaron a EFE fuentes de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
A diferencia de Alemania o Reino Unido, que cuentan con economías consolidadas y ya han adoptado medidas desde hace tiempo, 'España aún necesita hacer importantes avances', indicaron las fuentes.
El informe destaca que 'el rápido desarrollo económico en España ha ido acompañado del aumento de la urbanización y del uso intensivo de los recursos' y que, a los problemas 'habituales', se unen otros 'relacionados con sus características climáticas y geográficas, como los incendios forestales, las sequías, la erosión y las inundaciones'.
El documento analiza nueve indicadores: emisiones de gases de efecto invernadero, consumo de energía, electricidad renovable, emisiones de sustancias acidificantes y de precursores del ozono, demanda del transporte de mercancías, superficie dedicada a la agricultura ecológica, residuos urbanos y uso de recursos hídricos.
De todos ellos, España 'no está en camino de lograr los objetivos' en las emisiones de gases de efecto invernadero, de sustancias acidificantes y de precursores de ozono y en la producción de residuos urbanos.
El informe destaca que 'entre 1990 y 2003 las emisiones totales de gases de efecto invernadero aumentaron casi un 40,6%', cifra que es 'un 25,6% superior a lo acordado para España en el Protocolo de Kioto', destinado a combatir el cambio climático.
En cuanto a las sustancias acidificantes, 'España se clasifica en el último lugar' de la lista de países, mientras que en emisiones de precursores de ozono troposférico ocupa 'una posición muy desfavorable'.
El informe alerta además del incremento de la producción de residuos urbanos en la última década y señala de que en 2003 superó la cifra de 500 kilogramos por habitante y año.
No obstante, también destaca que 'en los últimos años se ha producido un aumento muy importante en el reciclado de residuos de envases y en las tasas de recogida de papel y cartón'.
Además, España ha realizado un 'progreso medio' en consumo de energía, cuya cifra per cápita 'es similar al de otros países europeos meridionales' y donde ocupa el séptimo lugar en lo que respecta a la intensidad del consumo de energía final.
El mismo avance ha tenido lugar en la producción de electricidad de origen renovable, apartado donde España ocupa el cuarto puesto de los países estudiados.
En informe destaca que es el segundo productor mundial de electricidad eólica y que en 2004 se situó por encima de la media de la UE en producción de electricidad renovable, muy cerca del objetivo del 22,1% que los países que formaban la UE antes de la última ampliación se comprometieron a alcanzar en 2010.
El progreso también fue 'medio' en el transporte de mercancías, que al igual que el de viajeros 'creció hasta superar la media europea' y aunque 'la modernización del parque de vehículos y las mejoras en los combustibles han ralentizado el incremento de las emisiones, no han logrado reducirlas'.
Por otro lado, se produjo un avance inferior al 25% en la superficie dedicada a la agricultura ecológica.
Aunque entre 2000 y 2004 se incrementó en un 10,7%, 'la demanda interna de productos ecológicos es escasa, dedicándose la mayoría a la exportación'.
El mismo progreso limitado se registró en el uso de los recursos hídricos, pues 'el desarrollo económico y la expansión urbana, junto al consumo de agua para uso agrícola, son factores de fuertes presiones' sobre el agua.
'España trata de abandonar las actuales prácticas de gestión de la oferta, como por ejemplo el trasvase de recursos hídricos entre cuencas hidrológicas, por una gestión de la demanda, en la que destaca la construcción de desaladoras de agua de mar que empiezan a construirse en zonas turísticas', destaca el texto.
Fuente: Terra Actualidad
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