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nov 26, 2005

Incoherencias teóricas entorno al calentamiento global


"Si estamos completamente interesados en solucionar el problema del calentamiento global (en la medida en que exista), el avance tecnológico es el único modo de lograr enormes reducciones de los gases invernadero. ¿Y sabe lo que impulsa esos logros tecnológicos? La riqueza."

26/11/2005

"Un nuevo estudio de un grupo de investigación de la Universidad de Wisconsin - Madison concluye que el calentamiento global está causando la muerte de cerca de 150.000 personas cada año. Parte de la investigación se deduce de las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de hace unos cuantos años que trataban los incrementos vinculados al calentamiento global de la malaria, las diarreas tropicales, las muertes causadas por inundaciones y la malnutrición ligada a la sequía. Los países pobres, especialmente los de África, son destacados de lejos como los más afectados. Es probable que este nuevo estudio sea un tema candente en la próxima conferencia de cambio climático de la ONU a celebrar en Montreal a comienzos de diciembre, en la que representantes de países de todo el mundo debatirán las respuestas políticas futuras a las crecientes concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero procedentes del uso de combustibles fósiles.

Por casualidad, al mismo tiempo que se publicaba este estudio, me encontraba en la Embajada de Uganda en Washington D.C. La embajadora de Uganda en Estados Unidos, Edith Ssempala, habló firme y apasionadamente acerca de la influencia negativa que las políticas occidentales han tenido sobre su pueblo. Debido a las consecuencias negativas inintencionadas de las políticas que los países más ricos del mundo han adoptado, los africanos continúan muriendo por millones cada año.

Pero las políticas que la embajadora criticaba no tenían nada que ver con el calentamiento global.

Lo que está matando a más africanos es la pobreza, y las políticas comerciales internacionales que evitan que los africanos se protejan de enfermedades que se pueden prevenir fácilmente. La embajadora mencionaba la presión de los verdes en los países ricos que ha evitado la construcción de presas hidroeléctricas en África, negando electricidad a millones de personas. 2 billones de habitantes de la Tierra carecen aún de acceso a la electricidad, llevando a cifras de mortalidad masiva causadas por enfermedades ligadas a la alimentación (debido a la falta de refrigeración) y a las neumonías causadas por el aire contaminado procedente de la quema de madera o combustibles para la calefacción o las cocinas. Cualquiera que haya sufrido un apagón eléctrico de cualquier duración comprende rápidamente lo necesaria que es la electricidad para la vida diaria.

Los temores por la tasa de mortalidad a causa del calentamiento global son un caso de preocupaciones y prioridades fuera de lugar. Déjense de utilizar combustibles fósiles mañana y véase cuánta gente muere en un mes. Cierto, es un ejemplo extremo, pero plantea una idea válida. Incluso si el calentamiento global sí que causase un incremento en las muertes relacionadas con la malaria, ¿es mejor seguir adelante y utilizar lo que funciona (¡con seguridad!) para librar a la humanidad de la enfermedad, o, en lugar de eso, castigar la producción mundial de riqueza en nuestro esfuerzo por reducir las emisiones de gases invernadero? Una cosa que nos ha enseñado la historia es que más rico significar más sano. Como suele decirse, los que no han aprendido las lecciones de la historia están condenados a repetirla.

La embajadora de Uganda fue particularmente crítica con los occidentales que tienen la opinión romántica de cómo debería vivir África, como si la vida más simple fuera la preferible. ¿Cuánta gente del mundo industrializado con esta opinión estaría dispuesta a cambiar de lugar? Existe un motivo por el que los países pobres están mucho más preocupados por lograr un estándar de vida decente que por examinar si existe alguna consecuencia medioambiental. ¿No se ha preguntado nunca por qué las preocupaciones medioambientales están restringidas casi en exclusiva a gente con un buen estándar de vida? ¿Los que tienen acceso a abundante comida refrigerada, agua potable, y cuidado sanitario? Ellos se pueden permitir emplear algo de su riqueza en reducir la polución. Gran parte del mundo no. Como es el caso, muchas zonas de los países pobres han sido en su mayoría deforestadas mientras la gente tala madera para cocinar y calentarse. ¿Es esto lo que quieren los verdes? Asimismo, los países más pobres tienen las mayores tasas de crecimiento de la población. ¿Es esto lo que los verdes quieren?

Pero, argumentaría usted, ¿la generación de riqueza no entraña ciertos riesgos (calentamiento global por ejemplo)? ¡Seguro que si! Pero la posibilidad de que la comida pueda causarte la muerte no impide que comas. Cuando los verdes no mencionan que los beneficios de la generación de riqueza sobrepasan con creces los riesgos, en el mejor de los casos están siendo supinamente inocentes, o deshonestos e inhumanos en el peor. Muchos reputados economistas han calculado que el precio de hacer algo sustancial por el calentamiento global sobrepasa con creces el coste de adaptarse.

No estoy sugiriendo que no hagamos nada, sólo que deberíamos ser inteligentes con lo que hacemos. Si estamos completamente interesados en solucionar el problema del calentamiento global (en la medida en que exista), el avance tecnológico es el único modo de lograr enormes reducciones de los gases invernadero. ¿Y sabe lo que impulsa esos logros tecnológicos? La riqueza.

Todo el tema del DDT es un buen ejemplo de política medioambiental estúpida. Los que lo conocen, dicen que la prohibición de facto sobre el DDT fue el resultado de la política, no de asumir la salud humana o las preocupaciones medioambientales. Las amenazas de prohibiciones comerciales sobre países que se atrevan a utilizar DDT, uno de los insecticidas más seguros y más eficaces que hay disponibles, han contribuido a más de un millón de muertes por malaria cada año en África. Literalmente, centenares de millones de personas contraen la enfermedad cada año. Mientras que la hostilidad obcecada al DDT crece hoy siendo racionalizada como mala política (la reinstauración del uso del DDT en Sudáfrica ha reducido las muertes por malaria cerca de un 95%), apenas es un ejemplo de cómo la desinformación extendida por verdes inteligentes lleva al sufrimiento humano masivo.

Aunque gradualmente, la oleada está cediendo. Más y más políticos, como Tony Blair, se están dando cuenta de que no es práctico pedir a la gente que sufre económicamente reducciones en los niveles futuros de calentamiento global. A los representantes gubernamentales (como esos que asistirán a la conferencia de Montreal del mes que viene) que viven de descubrir nuevos modos de restringir la libertad de la gente en todo el mundo para servirse cómo les place a través de las economías de mercado, no se les puede permitir que logren implementar soluciones pobremente concedidas a problemas medioambientales.

O, en palabras de un hombre de Sudáfrica, los africanos no deberían ser forzados a sufrir, simplemente para que los turistas ricos puedan pasear en sus Land Rovers con aire acondicionado y hacer fotografías de su rústico estilo de vida."

 Autor: Roy Spencer

 

  Fuente: El Diario Exterior

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