El cambio climático podría propiciar la propagación de enfermedades mortales como la malaria y el asma tanto en los países ricos como en los pobres debido al incremento del número de parásitos y al azote del polvo de las tormentas, dice un nuevo informe.
03/11/2005
Mientras las temperaturas suben, la malaria se está volviendo más común en las montañas tradicionalmente frías de África, Asia y Latinoamérica, donde vive el 10 por ciento de la población mundial, dijo el doctor Paul Epstein, coordinador de "Climate Change Futures".
"Los colonizadores escaparon (de las áreas de montaña) para evitar los pantanos donde prolifera la malaria. Estas zonas no serán seguras por más tiempo", dijo Epstein a la prensa durante la presentación del estudio, destacando que los casos de malaria se han cuadruplicado en los últimos 10 años y matan a 3.000 bebés africanos cada día.
Epstein, de la Escuela Médica de Harvard, escribió el informe con la colaboración de la reaseguradora Swiss Re y el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas.
El informe advirtió de que "la malaria podría incrementarse de repente en las naciones desarrolladas, especialmente en aquellas zonas que están ahora en los márgenes actuales de transmisión".
Los científicos creen que los gases invernadero, como el dióxido de carbono (CO2) emitido por coches y empresas que queman combustibles fósiles, llevan al cambio climático reteniendo el calor del sol en la atmósfera. Esto puede conducir al aumento del nivel del mar, que podría causar inundaciones y tormentas más fuertes.
El alza de las temperaturas incrementa el número de mosquitos y otros parásitos que portan infecciones como la malaria, el virus del Nilo y la enfermedad de Lyme, dijo el estudio.
Los casos de asma, enfermedad que empeora cuando hay partículas en el aire, se pueden incrementar si existen mayores cantidades de CO2, dijo el informe. Las plantas con mucho polen y algunos hongos terrestres crecen mejor en niveles más altos de gas.
MALOS AIRES
Además, los vientos más fuertes que acarrea el cambio climático incrementan en el aire la cantidad de polvo de los grandes desiertos, lo que se suma a los efectos de los contaminantes del aire y el 'smog' de la quema de combustibles fósiles.
Esto podría acrecentar los 18.000 millones de dólares que cuestan el asma y las alergias cada año al sistema de salud estadounidense, según el informe, que da una lista de pasos que las grandes compañías podrían tomar para reducir la emisión de gases invernadero.
El pasado mes, un juez federal rechazó una demanda de ocho estados y la ciudad de Nueva York contra cinco de las mayores empresas estadounidenses que afirmaba que sus emisiones eran una molestia pública y que causarían daños a inmuebles. Esta decisión ha sido apelada.
Los autores del estudio esperan trasladar sus hallazgos a las direcciones de las compañías para que reduzcan sus riesgos y emisiones.
Las compañías pueden reducir los riesgos uniéndose a los mercados que comercian con los gases invernadero y ampliando su paleta de energías desde el carbón y el petróleo hasta alternativas tales como la energía solar y eólica, y posiblemente, la nuclear y la de hidrógeno, dijo Epstein.
Fuente: SwissInfo
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