El consejero de Sanidad del Gobierno Vasco, Gabriel Inclán, ha respondido la psasada semana a las preguntas que el edil irundarra y parlamentario vasco por el PP, Borja Sémper, le había realizado en torno a la incineradora proyectada para la comarca de Txingudi.
31/10/2005
En su respuesta, el consejero comienza aclarando sobre el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de la Incineradora de Txingudi, que su departamento emitió «un informe con fecha de 14 de abril de 2004» en el que solicitaba «ampliación de documentación sobre algunos aspectos». Más adelante, en su larga respuesta por escrito, Inclán circunscribe esta documentación a la aportación de valores concretos para los contaminantes, datos que no se aportan
para ninguna de las particulares que se mencionan en el EIA remitido.
El EPER y la OMS
Sin embargo, para contestar la pregunta de Sémper sobre uno de estos contaminantes en concreto, el PM10, Inclán emplea los estudios del EPER (Registro Europeo de Emisiones Contaminantes) para cifrar en un 0,2% «la aportación sobre el total de las incineradoras de residuos urbanos y peligrosos». El consejero de Sanidad afirma que, además de PM10, estas plantas emiten «dioxinas, furanos, mercurio, cromo, cadmio, gases ácidos...», pero asegura
también que «el control del proceso y de tratamiento de las emisiones regulan los niveles de manera que no supongan riesgos para la salud».
Sobre una de estas sustancias, el mercurio, el consejero aporta aún más información. «El mercurio y sus derivados son altamente tóxicos para los humanos y también son dañinos para los ecosistemas y la vida salvaje». Inclán trasladó a Sémper unos datos de la Agencia Americana para la Protección del Medio Ambiente que detectaba en las plantas eléctricas de carbón el 40% de las emisiones estadounidenses de mercurio en 1999. «En 2004, el EPER
refleja que la incineración de residuos urbanos y peligrosos genera un 4,4% de las emisiones de mercurio y sus compuestos» en Europa, e inmediatamente recordaba que «las incineradoras en funcionamiento o que están previstas construir en la Comunidad Autónoma Vasca no funcionan con carbón como combustible».
Además del EPER, otra de las referencias de las que se sirve Inclán es la Organización Mundial de la Salud, a quien el consejero atribuye un artículo en el que se califica de «correcto» el método de incineración de residuos. Según Sanidad, ese texto recoge que «la incineración de residuos es de un método higiénico para reducir su volumen y peso, reduciendo también su potencial contaminente» y también que recomienda «instalaciones centralizadas
para varias ciudades», con los residuos minimizados por sistemas de compostaje y reciclaje.
Por todo, Inclán afirma que la postura de su departamento, pese a que «no existe actividad humana compatible con el riesgo cero, todas pueden presentar un riesgo determinado de morbilidad o de mortalidad», es la de que «no existe evidencia científica que haga suponer que la incineración en plantas que utilizan tecnologías modernas y respetan los niveles de emisión suponga un riesgo adicional significativo para la salud de la población».
Quizá por eso mismo, el consejero entiende que la presencia cercana «de explotaciones agropecuarias, de un colegio, de núcleos de población, de un centro comercial de un espacio de la Red Natura y de un hospital», como rezaba la pregunta de Sémper, «no contraindica el emplazamiento de una incineradora de residuos urbanos» en el lugar en el que se ha planteado, ya que si se cumple con la legalidad, «los niveles de inmisión no suponen incremento
de riesgo en la salud».
Fuente: Diario Vasco
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