En esta convocatoria, las propuestas que han recibido más apoyo son las relacionadas con la gestión de desechos, que suponen un 39% del total, seguidas de aquellas que pretenden minimizar el impacto ambiental de las actividades económicas.

Entre las iniciativas españolas destacan las que tienen por objetivo la gestión de aguas, la utilización de tecnologías limpias, la gestión de desechos o la planificación y el desarrollo en la utilización del suelo.

Por poner algunos ejemplos, cabe mencionar experiencias tan diversas como las investigaciones en la utilización de nuevas especies de almendros para evitar la erosión del suelo, la utilización de un sistema de riego por irrigación automática, la conversión de residuos generados en la producción de aceite en productos de valor añadido o la minimización del impacto ambiental del estiércol proveniente de la cría porcina.

Los dos proyectos españoles que recibirán mayor financiación se desarrollan en Baena (Córdoba) y Burgos. El primero cuenta, entre otros, con la colaboración del Ayuntamiento de Baena y de la Diputación Provincial de Córdoba y se centra en el tratamiento en tres fases de los residuos generados en la producción de aceite de oliva. El resultado es la transformación de los residuos en agua para irrigación y fertilizantes sólidos.

El segundo proyecto se desarrolla en Burgos y cuenta entre sus promotores con el Ayuntamiento de esta localidad. Proporcionará electricidad y refrigeración a un edificio de 2.400 metros cuadrados a partir de placas solares y turbinas eólicas mediante refrigeración solar y acumulación de hidrógeno.