Este biocombustible, que ya se utiliza en Brasil, podría satisfacer las necesidades energéticas de los automovilistas en todo el mundo. El gobierno brasileño tiene como objetivo producirlo para exportación, principalmente para países que tienen limitado acceso a los combustibles fósiles, como el petróleo.

“Ahora toda nuestra producción de alcohol está destinada para la manufactura de combustible y el objetivo es duplicarla en el curso de los próximos cuatro años”, explicó Renato Soares, ingeniero de la planta procesadora.

El etanol es un excelente combustible automotriz: presenta un índice de octanage superior al de la gasolina y tiene una presión de vapor inferior, lo cual reduce las emisiones contaminantes.

Brasil ha fomentado el crecimiento de la industria del etanol, la cual se ha favorecido por el incremento de los precios internacionales de la gasolina.

“Debido a que el precio internacional de la gasolina ha incrementado, se ha producido un aumento muy grande en la producción de alcohol en el país, un incremento en los trabajos y en la construcción de destilerías de etanol”, concluyó Mauricio Tolmasquin, presidente de la Compañía Federal de Investigación Energética.

Brasil no es el único país con el interés de desarrollar biocombustibles. En Estados Unidos comenzó su producción; tan sólo en 2003 y 2004, 11% de la producción de maíz desembocó en plantas procesadoras de etanol.