Nueve estados del noreste de Estados Unidos han llegado a un acuerdo preliminar para paralizar las emisiones de dióxido de carbono de 600 centrales energéticas en sus niveles actuales y para reducir los mismos en un 10% antes del año 2020, según informó el diario estadounidense "The New York Times".
27/08/2005
Este pacto entre los estados es el primero de estas características que se ha producido en el país y ha surgido a raíz de que el Gobierno estadounidense decidiera que no iba a regular los gases de efecto invernadero para reducir el calentamiento global del planeta. Por ello, se ha llegado a un acuerdo para legislar este tema en nueve estados.
Los esfuerzos por controlar las emisiones de este tipo de gases pueden producir un "ascenso importante" de los precios de la electricidad en estos estados, por lo que los estados firmantes confían en contrarrestar dichos efectos negativos mediante subvenciones y ayudas a las empresas energéticas.
Esta iniciativa de carácter regional puede conducir a un nuevo sistema de control de las emisiones de dióxido de carbono en el mercado energético, que tiene cerca de 600 generadores eléctricos en los nueve estados.
Por su parte, las organizaciones ecologistas han apoyado la nueva legislación ecológica y creen que la acción de estos estados servirá de ejemplo para otros muchos y posteriormente para la elaboración de una ley nacional al respecto.
Los primeros estados que pusieron en práctica estas nuevas medidas legislativas para paliar los efectos de calentamiento del planeta fueron California, Washington y Oregon. A estos se les han unido nueve estados del noroeste como son Connecticut, New Jersey, Rhode Island, New Hampshire, Massachusetts, Maine, Nueva York, Vermont y Delaware.
Política contradictoria
El acuerdo viene a contradecir la política que hasta ahora estaba llevando la Administración de Estados Unidos, dado que no había propuesto ninguna medida ni ley para regular estas emisiones, además de no estar adherido al Protocolo de Kioto.
El gobernador republicano y propulsor de este acuerdo, George E. Pataki, criticó la actuación del Gobierno de su país y señaló que los estados tienen que actuar "por su cuenta", ya que la Administración Bush no ha hecho de este asunto una prioridad.
Así, el portavoz del gobernador Pataki, Andrew Rush, no quiso comentar nada sobre el acuerdo al diario, argumentando que "todavía no es un texto definitivo", aunque explicó que se está llevando a cabo un "tremendo progreso" y confirmó que están trabajando para que se llegue a un acuerdo definitivo sobre la reducción de las emisiones contaminantes.
Por otro lado, el asistente del comisionado del Departamento de Protección Medioambiental del Estado de Nueva Jersey, Samuel Wolfe, indicó que los estados están trabajando de una manera "muy productiva" para resolver los puntos críticos del acuerdo y mostró sus esperanzas de que se llegaría a un consenso definitivo antes de finales del próximo mes de septiembre.
Por su parte, el presidente del Consejo de la Casa Blanca sobre la Calidad Ambiental, James Connaughton, mostró su satisfacción por los esfuerzos que están realizando para reducir la intensidad de los gases invernaderos en la atmósfera, sobre todo a través de nuevas tecnologías más eficientes.
Intentos anteriores
En años anteriores, tanto el Estado de Nueva York como otros del noroeste del país han intentado disminuir las emisiones de las centrales eléctricas, a través de la demanda a varias plantas de carbón que vierten en la atmósfera dióxido sulfúrico y óxido nitroso que son los causantes de la lluvia ácida en esta zona del país. Se trata de la zona que mayores emisiones de estas sustancias produce en Estados Unidos, en cantidades similares a las
que genera Alemania.
A pesar de que las leyes que regularán la emisión de contaminantes en estos estados, los grupos ecologistas creen que la verdadera importancia de este nuevo acuerdo será el ejemplo que dará a otros estados del país.
La esperanza de los estados se basa en que a largo plazo las empresas energéticas cumplan las expectativas y las normas del acuerdo aunque ello pueda suponer un mayor coste efectivo de producción.
Los emisiones se limitarán a 150 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, una medida que equipara a la media de las emisiones más altas de estos estados en los últimos tres años. Cada uno de los nueve deberá cumplir con estos baremos. Nueva York, por ejemplo, no podrá emitir más de 65,6 millones de toneladas y Vermont cerca de 1,4 millones de toneladas.
Estas limitaciones empezarán a ser efectivas en el año 2009, por lo que para cumplirlos los estados firmantes tendrán que comenzar a disminuir sus vertidos contaminantes cuanto antes, ya que se espera que el sector energético crezca en estos años un diez por ciento antes de 2020.
Semejanza con el Protocolo de Kioto
Los ecologistas han destacado que existen muchas variables que están relacionadas entre el Protocolo de Kioto y el nuevo acuerdo, como por ejemplo lo que se refiere a los niveles de reducción de carbono.
Asimismo, el director ejecutivo de los Abogados Medioambientales de Nueva York, Robert Moore, indicó que los niveles que se están contemplando "son un paso paso positivo, pero no son muy ambiciosos".
Por otro lado, el presidente de los Productores Independientes de Energía, Gavin Donohue, explicó que será muy difícil alcanzar los niveles que propone el acuerdo, "en especial para los generadores de electricidad de Nueva York, especialmente ahora que el precio del petróleo ha subido". En su opinión, esta nueva legislación que comporta nuevos límites "no supondrá una desventaja competitiva respecto a los países que no han firmado el pacto".
Fuente: Terra Actualidad
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