La evolución de la demanda energética, la experiencia acumulada y las consecuencias del Protocolo de Kioto son los criterios que deberían tenerse en cuenta en 2012 para diseñar la futura planificación energética en España, según Javier Fernández. El secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA-PSOE) considera que, hasta esa fecha, abrir el debate sobre la opción nuclear es «extemporáneo».
14/08/2005
El dirigente socialista recuerda que la actual planificación energética hasta 2012 establece de manera indicativa la participación de cada fuente en el 'mix' de generación. A su juicio, dentro de siete años será el momento de abordar «una nueva fase» y decidir cómo aumentar el parque de generación en España, basándose en la experiencia energética, la tendencia de la demanda -que actualmente crece a un ritmo del 4%- y el nuevo escenario a raíz
del tratado internacional contra el cambio climático, el llamado Protocolo de Kioto.
Fernández explica que «hace unos años nadie sabía que la economía crecería a un ritmo del 6%, que habría un protocolo medioambiental y que el precio del petróleo subiría como lo está haciendo. Los escenarios son complejos y cambiantes». Por eso, plantea que decidir ahora sobre el uso o no de un determinado tipo de energía carece de sentido.
El secretario de la FSA considera que «no hay que descartar nada» y, en cambio, sí es de prever que «deberán existir muchos tipos de energía». El gas y las renovables jugarán un papel importante en la generación energética, así como el carbón. Sobre la energía nuclear, Fernández ve ventajas e incovenientes. Respecto a las primeras, destaca la ausencia de emisión de CO2, un funcionamiento regular y un coste variable bajo. Por contra, las
centrales nucleares cuentan con el coste fijo más elevado de todas las tecnologías y un problema de residuos que aún está por resolver.
El máximo responsable de los socialistas asturianos afirma que las expectativas sobre la energía nuclear no interferirán en el nuevo plan de la minería del carbón (2006-2012) que negocian Gobierno y sindicatos, máxime cuando no está previsto aumentar las inversiones en la industria nuclear. Está convencido de que las centrales térmicas de carbón tienen futuro en un país con una creciente demanda energética.
Fernández dejó claro que la situación en España ha cambiado respecto a los años ochenta, en que el entonces Gobierno socialista estableció la moratoria nuclear «que salvó al carbón». «Si en esa época se hubiese puesto en marcha toda la capacidad nuclear que tenía prevista la industria del ramo, y que defendió el Partido Popular, sí se hubieran visto afectadas las centrales térmicas, porque en ese momento no eran necesarias para cubrir la
demanda», explicó.
Debate en septiembre
El dirigente socialista aclaró que la mesa de debate que el Gobierno abrirá en septiembre, y en la que participarán sindicatos, empresas y partidos políticos, abordará un análisis del actual parque de centrales nucleares y la vida de cada una de estas plantas.
El Ministerio de Industria aseguró el pasado martes que, «a día de hoy», el Ejecutivo mantiene su compromiso para el abandono paulatino de la energía nuclear. De esta forma, pretende acallar los temores de los sindicatos mineros, que ya han advertido al Gobierno de Zapatero de que ampliar la energía nuclear en España «conlleva una apuesta política de alto riesgo».
En la propuesta conjunta sobre el plan del carbón que la Federación Minerometalúrgica de CC OO y la FIA-UGT presentaron al Ejecutivo, avisan de las «incertidumbres hacia el futuro energético» y de «los legados a nuestros descendientes de difícil control» que supondría ampliar la generación de energía nuclear en el país.
Pero también son muchas las voces que se postulan a favor de la opción nuclear. El presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), Severino García Vigón, apoya una mayor utilización de esta fuente ante el encarecimiento de los productos energéticos. Ha advertido de que, de no llevarse a cabo, el protocolo de Kioto terminará por colocar a España «en clara desventaja» con otros países como Francia, que con su apuesta por la energía
nuclear disponen de un remanente de derechos de emisión al que tendrán que acudir las eléctricas españolas.
Fuente: El Comercio Digital
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