La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), con sede en Copenhaghe, ha publicado un informe en el que afirma que la Unión Europea podría contribuir a la lucha contra el calentamiento global a través de un conjunto de medidas que, para el año 2030, le permitirían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40%, respecto de los niveles de 1990.
10/08/2005
El informe de la AEMA señala que, desde 2000, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en los 15 antiguos Estados miembros de la UE se han incrementado. Si las políticas actuales no cambian, dicho aumento continuará después de 2010 y, en 2030, se registrará un aumento total del 14% respecto a los niveles de 1990. El estudio sostiene que Europa no puede hacer frente sola al reto de que la temperatura global no supere en más de dos grados
centígrados los niveles previos a la era industrial, sino que también es necesaria la cooperación internacional a través del cumplimiento del Protocolo de Kioto.
Tras analizar las diferentes áreas de acción climática, la AEMA considera que la UE podría reducir en un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030, a través de las tecnologías disponibles en Europa: mejorando la eficiencia en la producción de electricidad y calor, optimizando el consumo de energía en los hogares, la industria, los servicios, la agricultura y el transporte, así como utilizando combustibles de bajo
contenido en carbono y más energías renovables, especialmente la eólica y de biomasa.
El informe también recomienda aumentar la concienciación de los ciudadanos y las empresas europeas y eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles perjudiciales para el medio ambiente. En el año 2001, las subvenciones al sector energético en la UE fueron de 29.000 millones, de los que un 73% se destinó a los combustibles fósiles. Las demás reducciones de emisiones se lograrían a través del comercio internacional de derechos de emisión
con el resto del mundo.
El sector del transporte, el más conflictivo
En todos los escenarios estudiados por la AEMA, el transporte sigue siendo un área difícil para lograr la reducción de emisiones. El documento prevé que las emisiones de CO2 procedentes de este sector sigan incrementándose hasta alcanzar un 25-28% en el año 2030, respecto a 1990, debido al aumento constante de la demanda en el transporte de pasajeros y mercancías.
La AEMA ha estudiado los costes que supondría adoptar un sistema energético de bajo contenido en carbono en Europa y ha determinado que una reducción importante del consumo de combustibles fósiles podría tener un coste de aproximadamente un 0,6% del PIB en el año 2030. Sin embargo, cada vez hay más indicios de que limitar el incremento en la temperatura del planeta a 2ºC para evitar los daños derivados del calentamiento global produciría, a
largo plazo, beneficios que compensarían los costes provocados por la reducción de emisiones.
Asimismo, el estudio sugiere que la creación de un sistema energético europeo de bajo contenido en carbono también conllevaría beneficios medioambientales adicionales, como la reducción de emisiones de agentes contaminantes del aire, más seguridad en el suministro de energía y efectos beneficiosos potenciales sobre el empleo.
Descargar informe de la AEMA sobre "Cambio climático y un sistema energético europeo con bajo contenido en carbono"
Fuente: Empresa Sostenible
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