La organización ecologista califica de incoherente la propuesta de moratoria a la energía eólica e indica que es incompatible con las propias recomendaciones del Foro de desarrollar un Plan Eólico y plataformas piloto.
06/08/2005
Las conclusiones publicadas por el Foro sobre Energía Eólica Marina organizado por la Diputación de Cádiz, en las que se pide una moratoria para la tramitación de los parques eólicos marinos, son incompatibles con el objetivo recomendado por este Foro de desarrollar proyectos piloto. La organización ecologista manifiesta que una moratoria sobre instalaciones energéticas no puede únicamente abarcar a la eólica marina por sus impactos
potenciales, sino que debe ser extensiva a todos aquellos proyectos de centrales térmicas cuyos impactos ambientales son reales.
La energía eólica marina es un instrumento crucial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y tener alguna oportunidad de evitar un cambio climático peligroso. Por ello Greenpeace propuso en este Foro la elaboración de un Plan Eólico Marino. Esta planificación es la alternativa recomendada por el Foro en sus conclusiones, junto con el desarrollo de proyectos piloto.
Greenpeace está a favor de una ordenación territorial que facilite y racionalice la ubicación de parques eólicos, pero eso no debe utilizarse nunca para poner freno a los planes de desarrollo eólico marino, que en España sufren un retraso lamentable. En Europa se proyecta instalar 70.000 MW (2). Andalucía puede formar parte de las regiones pioneras, pero promover una moratoria a la energía eólica marina, lejos de proteger los intereses
sociales y medioambientales, favorece los de la industria petrolera, del gas, del carbón y nuclear frente a la eólica.
“Es inaceptable seguir quemando carbón o gas para producir electricidad, mientras disponemos de viento en abundancia” -declaró Raquel Montón, responsable de la campaña de energía de Greenpeace.- “La energía eólica es limpia, abundante, fiable, rentable, real, segura, socialmente aceptada y crea empleo; por eso hay que aprovechar todo su potencial”.
Tenemos compromisos legales de reducción de nuestras emisiones, tales como no sobrepasar el 15% sobre los niveles de 1990. En la actualidad estamos por encima del 45% y en el caso concreto de Andalucía este incumplimiento es todavía mayor, pues sus emisiones son un 55% superiores a las de 1990. Greenpeace estima que el potencial del recurso eólico marino en Andalucía permitiría instalar más de 28.000 MW, que producirían más de 57.000 millones
de kilovatios-hora al año, siete veces más que una gran central térmica de carbón como la de Endesa en Carboneras (Almería), o más de siete veces la energía que produciría la térmica de Iberdrola en Arcos de la Frontera (Cádiz).
El Gobierno tiene la obligación legal de cumplir el protocolo de Kioto, de revisar el Plan de Fomento de las Energías Renovables, y de lograr que en 2010 un 12% de la energía primaria provenga de fuentes renovables según la Ley del Sector Eléctrico. “Rechazar la energía eólica marina significa renunciar a cumplir la ley y las obligaciones derivadas de ella”- manifestó Montón. Existe un consenso científico internacional respecto a la
peligrosidad del cambio climático, así como en relación a su causa fundamental: el uso de combustibles como el gas, el petroleo y el carbón. Sin embargo en Andalucía existen más de veinte proyectos de centrales térmicas con una potencia a instalar de mas 30.000 MW, que emitirían a la atmósfera mas de 36 millones de toneladas de CO2.
Los efectos del cambio climático, tales como el aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos como son las sequías, los vemos todos los días. Antes de 1970, un 15 % de la superficie terrestre sufría sequía en algún momento. Actualmente, la proporción es de alrededor del 30 % y promete empeorar. El aumento del nivel del mar, que ya subió por término medio entre 10 y 20 cm durante el siglo XX, en España se prevé una
subida para el 2100 de hasta 1 m. Playas y humedales como las Marismas de Doñana están en peligro de extinción en este siglo.
“Tenemos una opción: actuar ahora para afrontar el cambio climático, o permitir que las generaciones futuras afronten el coste de nuestra pasividad. Nunca antes hemos nos hemos visto ante una amenaza global así, y si no empezamos a tomar medidas efectivas ahora será mucho más duro parar el tren, que está acelerándose”- concluyó Montón
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Fuente: Lauro Digital
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