Investigadores de la Universidad Pablo de Olavide que estudian la estructura y función de los ecosistemas mediterráneos, han determinado que las altas concentraciones de ozono en el medio ambiente andaluz están teniendo gran impacto en la vegetación.
12/07/2005
Según José Ángel Merino, catedrático de Ecología de esta Universidad, los resultados preliminares de un estudio realizado sobre especies emblemáticas de la flora mediterránea, la encina y el pinsapo, como modelos experimentales, ponen de manifiesto la toxicidad de las concentraciones que este gas alcanza en los ambientes naturales del entorno de Sevilla.
El ozono es un gas que, presente naturalmente en las capas altas de la atmósfera, protege a la biosfera de la radiación solar pero resulta tóxico en las capas bajas (troposfera). Se organiza en moléculas altamente inestables que se generan espontáneamente en el medio urbano cuando la radiación solar interactúa con los óxidos de nitrógeno y los hidrocarburos poliaromáticos procedentes de la combustión en los motores de los automóviles, la
industria o el ámbito doméstico. Como explica José Ángel Merino, tiene un poder oxidante, corrosivo e irritante capaz de generar daños en las membranas celulares, y por eso en concentraciones elevadas (mayores a las de 100 ppb, partes por cada mil millones de fracciones de aire) puede incluso causar lesiones en el aparato respiratorio humano.
Curiosamente, y al contrario de lo que pudiera pensarse, el ozono se concentra tanto en el medio urbano como en el natural: "su inestabilidad hace que sus moléculas se destruyan con la misma rapidez con que se forman en las ciudades debido a la radiación solar y a algunos gases contaminantes". Según Merino, las mayores concentraciones se pueden producir en zonas naturales periurbanas en las que los óxidos de nitrógeno, arrastrados por las
corrientes de aire desde el entorno urbano, reaccionan con los hidrocarburos naturales, los que desprenden naturalmente las plantas.
Como explica el investigador, este problema ambiental es más intenso en Andalucía que en la mayoría de las regiones españolas: "Primero debido a su situación geográfica, en la que la radiación solar es más acusada, y luego por la profusión de plantas silvestres aromáticas de su flora, como el romero, la lavanda o las coníferas, que producen grandes cantidades de gases orgánicos precursores del ozono", explica.
Con estas premisas, el equipo de investigación Estructura y Función de los Ecosistemas Mediterráneos ha experimentado en los últimos meses con la fumigación de ozono sobre dos plantas emblemáticas de la flora peninsular. "La encina por representativa, ya que está presente en más de tres cuartas partes del suelo peninsular, y el pinsapo por ser una especie emblemática y única, pero que representa a las coníferas de la flora andaluza."
Ejemplares de ambas especies son fumigados con distintas concentraciones de ozono en atmósferas controladas similares a las que pueden encontrarse en algunos bosques de la provincia (50 ppb), altamente contaminados (100 ppb) y en concentración extrema (200 ppb), respecto de un blanco de muestras. Las moléculas de ozono penetran en la estructura íntima de las plantas a través de los estomas tras disolver las ceras que protegen su epidermis.
Superadas estas barreras, destruyen las membranas celulares y ralentizan los procesos vitales de la planta.
Los resultados preliminares del experimento ya ponen de relieve alternaciones metabólicas a concentraciones relativamente bajas de ozono "que no son manifiestas físicamente pero inciden negativamente en la fotosíntesis y por tanto en el crecimiento, desarrollo y resistencia de la planta a patógenos, con las implicaciones que esto tiene para el futuro de la especie y del ecosistema", explica.
Fuente: Diario de Sevilla
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