El científico holandés Paul Crutzen, Premio Nobel de Química en 1995 por sus aportaciones sobre la formación del agujero de la capa de ozono, aseguró que éste ya ha dejado de crecer y que se espera que a partir de 2050 su tamaño se empiece a reducir 'de manera significativa'.
Noticias Troposfera.org
28/05/2006 El pacto mundial que se alcanzó en Montreal (Canadá) en 1987 para prohibir la emisión a la atmósfera de los gases clorofluorocarbonos (CFC), principales causantes de la destrucción de la capa de ozono, ha permitido encarar el futuro medioambiental con más 'optimismo', pues el agujero de ozono, que 'ha venido creciendo año tras año', se mantiene estable y podría empezar a decrecer
en los próximos decenios.
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No obstante, Crutzen (Amsterdam, 1933) advierte de que hay motivos de preocupación, ya que la vida útil en la atmósfera de estos gases es de entre 50 y 100 años de media, lo que significa que se necesita todo ese tiempo para que la cantidad de CFC se reduzca lo suficiente 'como para no tener un problema en la capa de ozono', que protege a la Tierra de la radiación de los rayos ultravioletas.
La larga vida útil de estos gases, subraya Crutzen, explicaría la paradójica situación que se ha vivido en los últimos años, pues el tamaño del agujero de ozono ha ido creciendo, a pesar de la eliminación de los CFC, presentes sobre todo en viejos frigoríficos, aerosoles y sistemas de aire acondicionado.
Tamaño
En la actualidad, el tamaño del agujero de ozono es del orden de 'toda la superficie de Estados Unidos y algo más', y se concentra en la zona de la Antártida, a pesar de que los gases CFC se han emitido principalmente en los países desarrollados, situados en las latitudes medias, destaca Crutzen, que por primera vez ha visitado Barcelona invitado por el museo Cosmocaixa.
El experto subraya que los gases CFC llegan a cualquier punto del globo terráqueo y que, de hecho, 'hay casi la misma cantidad de CFC en la Antártida que en el resto del mundo'. ¿Por qué, entonces, el agujero de ozono se concentra en esta zona polar?
Un fenómeno muy complejo que Crutzen explica de manera muy sencilla. Y es que las reacciones químicas que activan el cloro de los gases CFC precisan de luz y frío para emitir los gases de cloro que destruyen el ozono, y 'los dos ingredientes están presentes en la Antártida'. 'Por eso tenemos este fenómeno tan sorprendente que no había sido previsto', añade el experto.
Sus investigaciones sobre la capa de ozono le valieron hace once años, junto con los científicos estadounidenses Mario J. Molina, de origen mexicano, y F. Sherwood Rowland, el Premio Nobel de Química.
Crutzen, que suele viajar acompañado de su esposa, que asiste pacientemente a las múltiples entrevistas que el científico concede en las ciudades que visita, se enteró de que había sido premiado con este prestigioso galardón mientras se encontraba de vacaciones en la localidad andaluza de Córdoba.
'Al llegar al hotel tenía la sensación de que todo el mundo me miraba. Fuimos a la habitación y había un montón de faxes, así que le dije a mi mujer que no los tocara, porque seguro que era trabajo.
Hasta estaba enfadado porque pensaba que me estaban interrumpiendo las vacaciones. Pero mi mujer vio que se trataba de faxes de felicitación, y me dijo: 'mira, te han dado el Premio Nobel'. Me quedé blanco, pálido, porque fue una sorpresa total', recuerda Crutzen.
La inesperada noticia no impidió que el matrimonio Crutzen continuara su periplo por Andalucía, región a la que se desplazan cada vez que disponen de unas merecidas vacaciones.
'Después nos fuimos a Sevilla. Al registrarnos en el hotel, como queríamos pasar desapercibidos, dimos como apellido el de mi mujer.
Queríamos que no nos persiguieran, pasar desapercibidos', explica un risueño y afable Crutzen, que también en Barcelona ha conseguido pasar inadvertido.
Fuente: Terra Actualidad
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