El protocolo de Kioto no pasa por sus mejores momentos. Quienes no lo han firmado tampoco tienen intención ni de volver a plantárselo y, por otra parte, quien lo ha hecho no lo cumple o amenaza con no ratificarlo. En este último caso se encuentra Australia, uno de los mayores emisores del mundo de CO2.

Esto no es una buena noticia para el futuro de Kioto, justo cuando se plantea qué va a pasar después de este Protocolo.

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Convienen recordar que Kioto no limita a los sectores de transporte, agricultura y residencial, que suman un porcentaje elevado de las emisiones de gases invernadero.

Asimismo, considera que será el ciudadano quién pague las consecuencias, mediante regulaciones de empleo o con el pago de mayores tarifas o impuestos si no se logra que Estados Unidos o China lo firmen o que Australia lo abandone.

En Estados Unidos, Europa Occidental y Australia, las empresas tienen obligación de informar sobre sus emisiones a una base de datos que es pública y accesible por Internet. De esta manera, los ciudadanos pueden saber que cantidad de emisiones público cada empresa y permite transparentar el manejo pero la cuestión e que muchas de las empresas no tiene identificación.

De todas manera, el gobierno de Australia pidió un “mundo híbrido” basado en la mezcla de diferentes soluciones energéticas efectivas.

La segunda fase del protocolo se exige una mayor regualción de los gases para que cada país pueda llegar a cumplir sus metas establecidas.

Jan Kowalzig (Amigos por la Tierra) dijo al respecto que "la culpa va para los estados miembros que han abusado del sistema de comercio de emisiones para proteger a sus industrias más que al clima".

Fuente: Zona Verde

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