«Se trata de una serie de medidas con el objetivo de mejorar y mantener los equipos de la red, lanzar campañas de divulgación para la población o concienciar de la importancia del transporte público», apunta.

Como garantizan desde la Junta, la calidad del aire en Extremadura es muy buena, «a excepción de algunos problemas puntuales de ozono».

El Plan se empezó a redactar el año pasado, y era algo que venían demandando desde hacía años las organizaciones ecologistas.

La Junta también está trabajando en una nueva página web que contará con información accesible y a tiempo real de los niveles de cada uno de los contaminantes.

El problema del ozono

Extremadura no es de las regiones más azotadas por la contaminación atmosférica. No ocupa telediarios por sus problemas ambientales como Madrid, pero su aire también está afectado por un gas en especial, el ozono troposférico, que puede llegar a tener consecuencias muy negativas para la salud.

Este año los niveles han bajado, debido a que las temperaturas no son tan altas como en cursos anteriores. Sin embargo, Extremadura sigue incumpliendo los límites que impone la legislación europea para proteger a la ciudadanía.

A día de hoy, seis de sus siete estaciones de medición de calidad del aire sobrepasan el valor objetivo establecido. No deben superarse en más de 25 días anuales los 120 µg de media octohoraria durante un trienio. Y lleva siendo así desde hace años.

Entre 2016 y 2018, en Cáceres se han superado los niveles permitidos 45 días de media al año; en Badajoz, han sido 37; en Plasencia y Mérida, 29; en Zafra, 31; y en Monfragüe, 41. Y aún queda por contabilizar varios meses de 2018, que aumentarían aún más las cifras. Sólo se salva Barcarrota con dos días anuales.

La peor zona este año está siendo el Parque Nacional de Monfragüe, mientras que Mérida y Plasencia presentan una drástica reducción respecto al curso pasado.

El ozono troposférico es un problema generalizado en España, pero «en los últimos años Extremadura es una de las regiones más afectadas por él», asegura Miguel Ángel Ceballos, portavoz de Ecologistas en Acción.

En cambio, la jefa de sección de Sostenibilidad Ambiental de la Junta de Extremadura, Isabel de Vega, insiste en que «solo hay algunos problemas de ozono muy puntuales».

«Algunas organizaciones ecologistas son muy tremendistas. Es cierto que se incumple, pero es algo natural por las altas temperaturas. Es un problema que también tienen otras regiones y países», añade.

Una hipótesis que barajan, aún sin confirmar, es que los precursores del ozono pueden proceder de áreas metropolitanas más contaminadas, como Madrid o Lisboa. «Es posible, pero se lleva estudiando 40 años este gas y aún no sabemos bien qué ocurre. Es un mecanismo muy complejo», advierte Isabel de Vega.

Ecologistas en Acción reivindica la necesidad de tomar medidas para proteger a la población. «Hay que reducir los niveles, pero sobre todo hay que informar a los ciudadanos de los peligros del ozono troposférico, que en Extremadura no se hace».

«Estuvimos el año pasado haciendo una campaña informativa en Cáceres y Badajoz y muy pocos sabían de la existencia de este problema y de que tienen que protegerse ante él», añade la organización.

Las consecuencias del ozono troposférico pueden llegar a ser muy perjudiciales para la salud. Es un gas oxidante que agrava principalmente las enfermedades de tipo respiratorio. Afecta en mayor medida a niños, ancianos y embarazadas, los colectivos más vulnerables.

Sus efectos van desde irritación en ojos y vías respiratorias, hasta afectar al desarrollo pulmonar o agravar alteraciones cognitivas similares al alzheimer.

Por ello, cuando se rebasan los umbrales permitidos, los expertos recomiendan no salir a la calle y, sobre todo, no hacer deporte cuando los niveles son más altos, algo que suele darse por la tarde.

También deja secuela en la vegetación, afectando al proceso de fotosíntesis y al desarrollo de la especie. Los cultivos más perjudicados son la patata, el tomate y los cítricos.

Al contrario que otras comunidades, Extremadura aún no tiene un Plan de Mejora de la Calidad del Aire, pero desde la Junta confirman que será aprobado y publicado próximamente en el DOE.

Contará con medidas para contrarrestar los efectos del ozono troposférico. «Es difícil reducir sus niveles al ser un contaminante secundario, por lo que sobre todo nos centraremos en informar a la población cuando sea necesario», aseguran.

Hasta ahora, la región no contaba siquiera con un protocolo de actuación cuando los registros superan el umbral de información (180 microgramos de media horaria). En ese caso, la ley obliga a comunicar a la población del riesgo que conllevan esos niveles.

«A partir de la aprobación del Plan, avisaremos a los ciudadanos del peligro de hacer deporte o salir a la calle a niños, ancianos, enfermos pulmonares o embarazadas a determinadas horas del día».

Es algo que Ecologistas en Acción llevaba reclamando años. «El servicio informativo extremeño es bastante mejorable. Es además la única comunidad autónoma en España que no publica los datos en tiempo real», concluye Ceballos.

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