“En Oviedo no levantan cabeza con la contaminación, cuando no es un contaminante es otro, ayer estaban en alarma con el ozono troposférico que fueron con diferencia los más altos de la región y eso que dejaron de dar datos, hoy se vuelve a disparar el cancerígeno benceno”, declaraba ayer en un comunicado la Coordinadora.

Según denuncian, el viernes los niveles de Ozono troposférico, O3, alcanzaron un valor de 234 ug/m3, muy por encima de los niveles de protección a la salud humana establecidos tanto en el decreto de mejora de calidad de aire de 120 ug/m3. Desde la Coordinadora, señalan que el Real Decreto vigente en la materia ya ofrece un margen muy amplio, siendo que el límite reconocido por la Organización Mundial de la Salud para este elemento contaminante se sitúa en los 100 ug/m3.

A pesar de la importancia de la capa de ozono estratosférica para rechazar la incidencia directa de radiaciones solares perjudiciales para la vida en el planeta, paradójicamente, esta sustancia es tremendamente perjudicial a niveles bajos de altura. Debido a sus propiedades altamente oxidantes provoca la irritación de las mucosas y los tejidos pulmonares, lo que lleva a una irritación de ojos, tos, dolores de cabeza y pecho, etc.

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, la exposición al ozono causa alrededor de 1600 muertes prematuras al año sólo en España. Los grupos de riesgo sobre los que un aumento en la concentración de ozono en el ambiente podría resultar más peligroso son personas con afecciones respiratorias, adultos que realizan actividad física en el exterior y niños.

Además, el ozono en grandes cantidades también es perjudicial para el resto de los seres vivos, puesto que afecta a las paredes celulares, disminuye la actividad fotosintética y perjudica el crecimiento de las plantas, provocando una disminución de la vegetación natural y de la producción agrícola.

Si el viernes la alarma se situó sobre los niveles de ozono troposférico, ayer sábado fueron los desproporcionado niveles de benceno en la capital. La Organización mundial de la Salud indica que una exposición a esta sustancia cancerígena por encima de las 1,7 µg/m3 de media anual ya pone supone un riesgo para la salud. La laxa legislación española sitúa el indicador en 5 µg/m3 de media anual. Sin embargo, a lo largo de la mañana de ayer se llegaron a registrar en la estación de Trubia picos de 26 µg/m3.

Las elevadas temperaturas y el tiempo seco agravan la incidencia de estos elementos contaminantes, aumentando si caben los riesgos para la salud de la población de la capital asturiana.

Según la Coordinadora, a pesar de los alarmantes registros de los cuales se viene teniendo constancia desde hace años, el Principado, aún no ha informado de este elevado nivel al Ministerio de Agricultura y éste a la Comisión Europea, que desconoce esta situación de grave contaminación. La Coordinadora exige un compromiso de las instituciones para atajar esta problemática que, lejos de solucionarse, se agrava con el paso del tiempo.

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