Santiago fue puesta bajo “preemergencia” ambiental desde el sábado debido a las condiciones de ventilación desfavorables registradas durante todo el fin de semana.

Si bien el lunes por la tarde “las condiciones de ventilación tendrán una mejora” las autoridades chilenas decidieron extender la medida.

“Con el expreso objetivo de priorizar ante todo la salud de la población, la Intendencia Metropolitana declara Preemergencia Ambiental para el día lunes”, indicó el comunicado de la intendencia.

La medida prohíbe el “uso de calefactores (incluido pellets) y cocinas a leña a toda la Región Metropolitana” y “ordena la paralización de 1.281 fuentes industriales fijas”, señala la misiva.

También se restringe en cerca de 20% la circulación vehicular, retirando de las calles a unos 300.000 autos y otro tipo de transportes, e igualmente reduce la actividad física en colegios.

La medida se decreta cuando 11 estaciones de monitoreo de la ciudad -de unos 7 millones de habitantes- marcan que el nivel de contaminación del aire está entre 300 y 499 microgramos de partículas nocivas por metro cúbico.

La mala calidad del aire es responsable indirecta de cerca de 3.700 muertes de chilenos al año y de un gran número de enfermedades que afectan más gravemente a los adultos mayores e infantes.

La geografía de la capital chilena, enclavada entre cerro y la Cordillera de los Andes, provoca una acumulación de la polución en invierno.

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