La capital chilena vivió hoy, 17 de abril, su primera alerta ambiental de este año, decretada con el objeto de frenar la contaminación atmosférica que afecta a la ciudad y a proteger la salud de sus casi seis millones de habitantes.
Noticias Troposfera.org
17/04/2006 Así lo informó la Intendencia Metropolitana, que precisó que la medida tiene carácter preventivo, sobre todo para proteger la salud de los niños, ancianos y embarazadas, que son los más afectados por la contaminación.
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El estado de alerta ambiental implica la restricción del 40 por ciento de los vehículos sin sello verde (no catalíticos) que circulan por la ciudad y también la prohibición en toda la región metropolitana del funcionamiento de todo tipo de chimeneas de hogar, aunque estén provistas de sistemas de doble cámara.
Las autoridades regionales hicieron un llamado a los habitantes de Santiago a mantener una actitud responsable y de cooperación con la calidad del aire, evitando acciones que aumenten las emisiones de contaminantes.
Aunque los índices de calidad del aire se encuentran aún en la categoría de "bueno" en todas las estaciones de seguimiento de la urbe, se espera para las próximas horas un reforzamiento del fenómeno de inversión térmica y escasa ventilación, aseguraron las autoridades ambientales.
El fenómeno de la inversión térmica consiste en que el aire es más caliente en las capas superiores de la atmósfera, lo que junto a la ausencia de viento que predomina en el otoño (marzo a junio) impide la dispersión de las partículas.
El intendente (gobernador) de Santiago, Víctor Barrueto, reconoció hoy que el plan anticontaminación requiere "cambios estructurales", ya que en la actualidad decretar la alerta ambiental sólo reduce en un 1,5 por ciento las emisiones.
Debido a este fenómeno, las autoridades ambientales diseñaron un sistema de alertas que establece tres estados, de los cuales el primero es el de "alerta ambiental".
Le sigue la pre-emergencia ambiental y, por último, el de emergencia, episodio que no se da desde hace cuatro años y que implica la restricción del 60 por ciento del parque automotor incluidos los vehículos catalíticos y la emisión del 30 por ciento de las industrias o fuentes fijas.
Durante el otoño e invierno australes (marzo a septiembre) las condiciones térmicas que frenan la dispersión de contaminantes y la ausencia de vientos contribuyen a la formación de un verdadero "hongo tóxico" sobre Santiago.
Los principales responsables de la contaminación son el excesivo parque automotriz de la ciudad, su situación geográfica (un valle bajo rodeado de montañas y casi sin vientos) y el cordón industrial que la rodea.
Fuente: 24 Horas
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