El ingeniero del Circe, Abel Ortega, ha explicado que este mapa estratégico cuenta con 40 medidas divididas en el eje de servicios municipales, diseño urbano, movilidad, industria y recursos. Los objetivos del plan tienen cuatro cifras fáciles de recordar. La primera es la del 2030, que es el horizonte para el que se fijan la reducción del 40% CO2 respecto a 2005, reducir los residuos domésticos un 50% que se depositan en el vertedero y reducir hasta un 60% las emisiones de NO2.

En la estrategia se plantean 40 medidas que pasan por intervenciones relacionadas con la movilidad sostenible, al sector industrial, los servicios municipales y el diseño de la propia ciudad. Es un documento con un rigor técnico "muy alto", ha dicho la concejal delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Teresa Artigas, y para complementarlo se va a someter a un proceso de recogida de aportaciones "para enriquecerlo y para que entidades con cierta capacidad multiplicadora se sumen a los objetivos y nos ayuden a ponerla en marcha".

Este plan recoge como eje fundamental la reducción del uso del coche por la ciudad y, por ello plantea medidas que pasen por restricciones del tráfico rodado centrado en el coche. Hay que esperar a que se dé a conocer el plan y a que termine la elaboración de un protocolo que se elabora entre la Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad y el Departamento de Movilidad Urbana que estará enfocado especialmente a los óxidos de nitrógeno y pasará por diferentes niveles de actuación para prevenir los picos de contaminación.

"El PMUS no va a descartar ninguna medida", ha dicho Artigas. Tanto es así, ha agregado, que "puede haber peatonalizaciones, cambios en las políticas de aparcamiento o incluso se plantea la gratuidad del transporte público en casos muy puntuales para evitar llegar a concentraciones muy elevadas y preocupantes de contaminantes para reducir el uso del coche, ya que el tráfico rodado es el principal causante de los altos niveles de óxido de nitrógeno en la ciudad".

La salud, un aspecto fundamental

Como novedad en esta estrategia, se incorpora la salud como una cuestión fundamental a tener en cuenta a la hora de plantear medidas y los vínculos que existen entre la salud de los zaragozanos con la contaminación y las temperaturas extremas derivadas del cambio climático. El técnico de Educación Ambiental, Jesús de la Osa, ha explicado que este plan incorpora la importancia del concepto de salud "para que la gente sienta más cercanos los efectos ya acción contra el cambio climático".

Por otro lado, se ha pedido al Instituto de Salud Carlos III de Madrid, especialistas en este tema, que elaboren un informe del impacto en Zaragoza de la contaminación de óxidos de nitrógeno, partículas, ozono y las temperaturas extremas. Es un estudio que analiza la mortalidad entre estos factores.

"De 2000 a 2009 las concentraciones de ozono troposférico no tienen impactos importantes en la salud, pero sí se pueden atribuir muertes al óxido de nitrógeno y partículas", ha indicado De la Osa. El estudio, ha agregado, plantea que se produjeron "unas 500 defunciones prematuras en diez años, lo que supone unas 53 personas al año en Zaragoza por temperaturas extremas", ha explicado.

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