La densidad de PM2,5 de la ciudad se redujo en un 53,8 por ciento interanual en el período octubre-diciembre, mientras que la de diciembre cayó casi un 70 por ciento, según un comunicado publicado en el sitio web de la cartera.

Un plan para contrarrestar la contaminación del aire emitido por el Consejo de Estado (gabinete) en septiembre de 2013, ordenó a Beijing reducir su densidad de PM2,5 de 90 microgramos por metro cúbico en ese año a alrededor de 60 microgramos por metro cúbico para finales de 2017.

La densidad promedio de PM2,5 de la capital fue el año pasado de 58 microgramos por metro cúbico, como resultado de efectivos controles a la contaminación.

Según la declaración, 28 ciudades monitorizadas vieron una caída promedio en la densidad de PM2,5 del 34,3 por ciento en el cuarto trimestre del año pasado, con Shijiazhuang, capital de la provincia de Hebei, logrando el mayor progreso, al reducirla en un 54,8 por ciento.

Las provincias vecinas de Beijing albergan importantes siderúrgicas, minas de carbón, productores de aluminio y plantas químicas. Estas también encabezan la lucha del país contra la contaminación del aire.

El Ministerio de Protección Ambiental previó que la contaminación del aire en Beijing y las áreas circundantes empeorará entre finales de enero y comienzos de febrero, según los patrones climatológicos, lo que hace difícil que los contaminantes que flotan en el aire se dispersen.

La entidad pidió a las autoridades locales tomar medidas más estrictas para mejorar la calidad del aire.

El combate contra la contaminación ha sido incluido en la lista de las "tres arduas batallas" que China planea ganar en los próximos tres años, según la Conferencia Central de Trabajo Económico, una reunión anual que define el camino que seguirá la economía nacional en los siguientes 12 meses.

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