Antonio Suárez Marcos, director general de Calidad Ambiental, es un convencido de la idoneidad de instalar una incineradora en terrenos de Cogersa para que Asturias no tenga que mirar al futuro pensando en cómo gestionar sus residuos. Aunque reconoce que la inversión es muy importante, Suárez Marcos piensa que es la única alternativa.

Con el nuevo debate generado sobre la incineradora, ¿se producirán retrasos en tomar la decisión definitiva sobre su construcción?

Más que retrasos hay que hablar de los procesos lógicos en la implantación de una actividad tan importante con un presupuesto tan elevado. Una incineradora es una instalación muy controvertida en estos tiempos en todos los países. Pensábamos que Cogersa era el seno adecuado para debatir esta cuestión, porque están representados todos los ayuntamientos y los partidos políticos. Pero tenemos que trabajar para transmitir la mayor información posible a toda la sociedad.

Los ciudadanos tienen la sensación de que la marcha atrás en la toma de una decisión es por cuestiones políticas y no técnicas.

Todas las decisiones de las administraciones son políticas. Nos interesa que todo el mundo entienda el problema y cuál es la solución, porque no hay otra. El resto de alternativas a una incineradora necesitan de un vertedero muy grande y ya no tenemos posibilidades en el centro de Asturias. Es imposible pensar en otra ubicación, por lo que hay que estudiar soluciones en Cogersa.

¿Pero qué beneficios reporta ubicar la instalación allí?

Nuestra idea es partir de que en 2015 no habrá nada de espacio, por lo que hay que posibilitar que el centro actual de Cogersa siga siendo el de tratamiento de residuos en un futuro. Tiene 2,5 millones de metros cuadrados en un sitio estratégico de Asturias y unas instalaciones de ingeniería que posibilitan que esa industria de gestión de residuos sea la más eficiente económica y energéticamente. Además, ya tenemos inversiones en básculas, controles de agua, centro de interpretación, oficinas, etcétera. Hay miles de millones de pesetas invertidos que son útiles para que sea el centro permanente de gestión de residuos en Asturias.

El vecindario

¿Y qué pasa con los vecinos? ¿Tendrán que seguir conviviendo con el vertedero?

Aceptaron la gestión de residuos en ese entorno hace más de 20 años. Es una gestión muy compleja y por muy bien que queramos hacer las cosas, siempre puede haber problemas. Por eso, los vecinos quieren otra alternativa con la que convivir de una forma menos molesta. Tienen derecho a ello y estamos obligados a emplear las mejores tecnologías. La incineradora es un proyecto de solidaridad.

Se les acusa de querer hacer negocio con la incineradora.

La instalación sería de recuperación de energía, por eso se llama de valorización energética. Esa energía que recuperas no es un negocio, sino que sirve para minimizar costes. La UE nos dice que ahora en los vertederos no se puede sólo tirar basura, sino que hay que reciclar y, de lo que quede, sacar energía.

¿Existe una tecnología al respecto no contaminante?

Se alarmó mucho a la población con esto. La UE legisló durísimamente sobre esta tecnología y la hizo posible, llegando a convivir con ciudades y poblaciones importantísimas como Viena y París. Son normas estrictas en control de contaminación. Esa es la idea de partida. Hay que emplear una cantidad de dinero importantísima en el tratamiento de las emisiones contaminantes, sobre todo con las dioxinas. Todos sabemos que son malas, pero sí es posible convivir con una planta que eche a la atmósfera 0,1 nanogramos de dioxinas por metro cúbico, como exige la norma europea. Si se saltan esas condiciones, la instalación se para.

¿Esa medida no es dañina para la salud?

La UE garantiza nuestra salud. Hoy, a 400 metros de la Torre Eiffel se está haciendo una incineradora semienterrada, pero de lo que se preocupan es del impacto visual, porque no influye en el ámbito sanitario. Queremos que si se monta aquí una incineradora sea la mejor de Europa para resolver un problema ambiental. El problema no es la tecnología, sino las basuras.

¿Esas mismas normas medioambientales se aplican a las industrias?

Tenemos lo que se llama la Autorización Ambiental Integrada, que afecta a unas 70 empresas asturianas que a finales de 2006 tendrán que demostrar que usan las mejores tecnologías disponibles para renovarles el permiso de actividad. Se están elaborando unos protocolos donde vienen las exigencias de todo tipo de contaminantes, incluidas las dioxinas, pero en ningún caso llegan a las exigencias de las incineradoras. En Europa, la mejor técnica disponible para fundiciones metálicas está en un nanogramo por metro cúbico, es decir, diez veces más.

Cuatro años de obras

Y, una vez abierto el debate, ¿cuándo se podrá iniciar la construcción?

Nuestra idea es que cuanto antes, mejor. Se puede tardar un año más o menos, pero hay que tener en cuenta que la construcción de todo el sistema durará cuatro años. Hay una prisa responsable, porque estamos adelantándonos para que el problema de la gestión de los residuos no nos caiga encima.

¿Cuál es la inversión prevista?

El coste de la incineradora está calculado sobre los 200 millones. Pero los límites los marca la mejor tecnología. Si tenemos que gastar más lo tenemos que hacer entre todos los asturianos y como queremos lo mejor, lo haremos con la inversión que se necesite.

Han salido voces muy críticas contra estas plantas y ustedes no han presentado ningún experto que respalde estas instalaciones...

En Asturias no hay nadie que trabaje en el tema de dioxinas. Quienes salen dando su opinión son ciudadanos, no expertos. Está claro que ante el público tiene más credibilidad la opinión de un médico que la de un político, pero quienes realmente saben de dioxinas son los técnicos de la UE. Hay que creer en esas normas que regulan el desarrollo tecnológico sostenible.

¿Cree que los asturianos confían en los gestores de Cogersa?

El mayor activo de Cogersa es la credibilidad que tiene en su entorno, pues usamos la mejor tecnología. Con este modelo de gestión fuimos capaces de hacer frente a catástrofes que en otros sitios no pudieron como con las 'vacas locas' y el 'Prestige'. Todo eso se gestionó en Cogersa y no tuvimos ningún problema. Nuestro modelo permite hacer frente a temas singulares, especializados, porque nuestras instalaciones tienen un potencial enorme.

 Fuente: El Comercio Digital

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