Y es que, el pasado 11 de julio la Comunidad de Madrid presentaba en sociedad su borrador y en él se decía textualmente: «Para poder responder de manera coordinada a las posibles superaciones de los límites de contaminación, los distintos niveles de actuación se han establecido teniendo en cuenta los límites que refleja el protocolo de la capital: preaviso (cuando en dos estaciones de una misma zona se superan los 180 microgramos de NO2/m3 durante dos horas consecutivas), aviso (cuando en dos estaciones de una misma zona se superan los 200 microgramos de NO2/m3 durante dos horas consecutivas) y alerta (cuando se superen los 400 microgramos de NO2/m3 durante tres horas consecutivas).

Es decir, que el Gobierno regional coordinaba sus actuaciones con la principal fuente de emisión de contaminación de la región, que es la capital. Ahora eleva la cifra del preaviso a 200 microgramos. Hay que aclarar, que la polución de la capital no se queda sobre la ciudad, si no que se extiende por la Comunidad.

La Consejería de Medio Ambiente presentó entonces a los municipios ese borrador de protocolo y ésa es la queja del Consistorio.

Por su parte, la presidenta regional, Cristina Cifuentes se sacudió las acusaciones de deslealtad realizadas por el Ayuntamiento apelando a las decisiones que, según dijo, toma continuamente el Consistorio en relación con los cambios en los nodos de transporte sin comunicárselo al Consorcio Regional de Transporte. La referencia está relacionada, por ejemplo, con el corte de la Gran Vía.

Finalmente, Ecologistas en Acción aseguró que Madrid volvió a superar por séptimo año consecutivo los límites europeos de NO2 pese a la mejoría de 2016.

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