"La contaminación del aire es la primera causa medioambiental de muerte en la UE", afirmó la ponente del texto, la británica Julie Girling, sobre una propuesta que recibió 499 votos a favor, 177 en contra y 28 abstenciones.

Las medidas adoptadas, que se espera apruebe el Consejo Europeo sin debate después de que los Estados miembros ya dieran su visto bueno de manera informal el pasado julio, incluyen compromisos nacionales de reducción de las emisiones de dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos orgánicos volátiles no metánicos (COVNM), amoníaco (NH3), y micropartículas (menos de 2,5 micrómetros de diámetro).

Las micropartículas provienen sobre todo de la calefacción, la industria y el transporte, el óxido de nitrógeno es responsabilidad fundamentalmente del sector del transporte y las emisiones de dióxido de azufre tienen su principal origen en la producción de energía y el transporte no por carretera.

La agricultura, por su parte, es la fuente de la práctica totalidad de las emisiones de amoníaco mientras que los compuestos orgánicos volátiles no metánicos son emitidos principalmente por la calefacción y el transporte, y la mayoría del metano (CH4) viene de la agricultura, la basura y el sector de la energía, precisó el PE en un comunicado.

Los objetivos para cada país son menos ambiciosos de los recogidos en la propuesta inicial de la Comisión Europea y se estima que incluso si los Veintiocho cumplen sus compromisos, en 2030 seguirán falleciendo cada año unos 250.000 europeos.

En el caso de España, tendrá que reducir sus emisiones de amoníaco en 2030 en un 15 % respecto a los valores de 2005 y en un 50 % el nivel de partículas finas en suspensión.

Además, las emisiones de dióxido de azufre se deberán recortar en un 89 % mientras que los compuestos orgánicos volátiles no metano (COVNM) deberán caer un 39 % y los óxidos de nitrógeno (NOx) un 62 %.

El texto sometido al voto de la Eurocámara deja fuera el metano, aunque "la Comisión advirtió de que podría plantear modificaciones al respecto más adelante", precisó el Parlamento Europeo.

El perjuicio económico de la contaminación del aire, según datos del Ejecutivo comunitario, asciende anualmente a 15.000 millones de euros por días de trabajo perdidos, 4.000 millones en gasto sanitario, 3.000 millones por pérdidas de cultivos y 1.000 millones por daños a edificios, entre otros.

El comisario europeo de Medioambiente, Karmenu Vella, destacó en un comunicado que "el mal aire es un asesino invisible".

Vella llamó a los pueblos y ciudades, así como al sector de la agricultura, a desempeñar un papel protagonista en el cambio medioambiental.

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