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nov 14, 2016

Cambio Climático: 2016 tendrá el nuevo récord histórico de temperaturas, según la OMM


A falta de un mes y medio para finalizar, 2016 se convertirá en el año más caluroso de la historia, superando a 2015. Los datos preliminares de la Organización Meteorológica Mundial muestran que las temperaturas globales de enero a septiembre han estado 1,2 ºC por encima de los niveles preindustriales y se han incrementado los eventos extremos asociados al cambio climático, como el huracán Matthew del mes de octubre.

Aunque quedan por obtener los datos de los últimos tres meses del año, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha indicado hoy en la Cumbre del Clima de Marrakech (Marruecos) que 2016 será el año más caluroso desde que se tienen registros. Según los datos provisionales sobre el estado global del clima en 2016, el fenómeno de El Niño es en gran parte responsable.

“Otro año, otro récord. Las altas temperaturas que vimos en 2015 habrán sido superadas en 2016”, ha declarado Petteri Taalas, secretario ejecutivo de la OMM, para quien el extremo calor de El Niño ha dado paso al calor del calentamiento global. Los resultados finales serán presentados en enero de 2017.

De enero a septiembre de 2016 las temperaturas fueron 1,2 ºC más elevadas que las de la era preindustrial y 0,88 ºC que la media de 1961-1990. Durante los primeros meses del año se batieron récords en febrero (1,12 ºC más elevadas) y en marzo (1,09ºC).

En general las temperaturas estuvieron por encima de la media de 1961-1990 en la mayoría de las zonas terrestres. En el 90% de las tierras del hemisferio norte experimentaron temperaturas por encima de 1 ºC. En el Ártico ruso, por ejemplo, fueron 6 ºC superiores, y en Alaska y el noroeste de Canadá al menos 3 ºC más.

“Debido al cambio climático, la frecuencia y el impacto de los fenómenos extremos han aumentado. En una misma generación, las olas de calor y las inundaciones se han vuelto más regulares”, ha destacado Taalas. La única región del mundo con temperaturas por debajo de la media ha sido una parte de Sudamérica subtropical.

A las temperaturas elevadas se asocia un aumento del nivel del mar, que ha aumentado 15 milímetros de noviembre de 2014 a febrero de 2016, y el deshielo ártico, cuya extensión ha estado por debajo de los valores normales este año. Octubre registró la menor extensión de hielo marino para esta época del año. En cuanto a la cobertura de nieve, ha tenido su mínimo histórico en marzo.

Se estancan las emisiones, aumentan las concentraciones

En 2015 las concentraciones anuales de dióxido de carbono alcanzaron por primera vez las 400 partes por millón. Pero las observaciones preliminares apuntan a nuevos récords en 2016. En Cape Grim, en Australia, los niveles de CO2 en agosto alcanzaron 401,42 partes por millón, comparado con las 398,13 que se alcanzaron en agosto de 2015. Otro ejemplo es Mauna Loa en Hawaii, cuyas concentraciones semanales de CO2 alcazaron las 402,07 partes por millón en octubre.

A pesar del aumento de las concentraciones, el informe del Global Carbon Project (GCP) ha anunciado hoy también en Marrakech que las emisiones globales de dióxido de carbono se han estancado por tercer año consecutivo.

Los datos publicados en la revista Earth System Science Data muestran que el aumento de las emisiones se ha ralentizado desde los años 2010, y en los últimos tres años se situaron en torno a los 36.400 millones de toneladas de CO2.

Esta estabilización se debe en parte a China, que ha experimentado un gran desarrollo económico desde 2000. “Son buenas noticias pero es demasiado pronto para proclamar que hemos alcanzado un pico”, ha señalado Glen Peters, investigador en el Center for International Climate and Environmental Research (CICERO) en Oslo.

Según el trabajo, las tendencias recientes son el resultado de una ralentización del consumo de carbón de China desde el año 2012. “China genera cerca del 30% de las emisiones globales de CO2, y los altos y bajos de su economía dejan una huella en las emisiones”, ha apuntado Robbie Andrew, científico en CICERO y coautor.

Los datos que indican que el cambio climático ya está alterando la vida del planeta

La pulga de agua depende de la temperatura como pocos animales. Este pequeño crustáceo no se reproduce mediante la unión del óvulo y el gameto masculino. Las células sexuales femeninas se desarrollan sin ser fecundadas. Este mecanismo de reproducción asexual llamado partenogénesis se inicia por una señal ambiental o química. En el caso de las pulgas de agua es el calor ambiental. Durante los meses cálidos, se reproduce más y las crías son hembras. En invierno, nacen menos y son machos. Por eso los científicos que estudian el cambio climático la están usando como los mineros usaban a los canarios en las minas.

"Combinando numerosas técnicas de investigación, tanto de campo como en el laboratorio, ya tenemos una visión completa de la amplitud de impactos que está teniendo el cambio climático sobre estos animales", dice en un correo el biólogo de la Universidad de Florida, Brett Scheffers. "Ahora sabemos que el cambio climático está afectando su genética, su fisiología, su distribución y las comunidades de las que forma parte. Este ejemplo ofrece la prueba más completa de cómo el cambio climático puede alterar todos los procesos que rigen la vida del planeta", añade.

Junto a una veintena de científicos de otras tantas universidades, Scheffers ha revisado toda la literatura científica sobre el impacto del cambio climático en animales y plantas publicada en los últimos años. Buscaron estudios en todos los niveles, desde mutaciones en los genes de una especie, hasta el estrés en todo un ecosistema, pasando por cambios en el tamaño y la forma o la distribución geográfica de las especies. Identificaron así casi un centenar de procesos ecológicos. Según publican en Science, desde lo micro a lo macro, el 80% de esos procesos ya se están viendo alterados por el calentamiento global.

"Los genes están cambiando, la tolerancia a las altas temperaturas está cambiando y rasgos físicos como el tamaño corporal o el color están cambiando", comenta Scheffers. En el caso de la pulga de agua, las de latitudes más frías han desarrollado una mayor tolerancia térmica en apenas unas decenas de años. A mayor escala, "las especies están cambiando su rango geográfico y estamos viendo claros signos de que ecosistemas enteros están sufriendo estrés", añade este biólogo especializado en cambio climático.

Entre los cambios más evidentes están los cambios en los procesos ecológicos relacionados con la estacionalidad. Así, que la primavera se esté adelantando puede provocar un desajuste en las relaciones entre especies, polinización, por ejemplo. Las temperaturas más cálidas están alterando la conducta y distribución de muchas aves. En altas latitudes, mientras los bosques boreales de Canadá cada vez avanzan más al norte, en el Ártico, una de las zonas más vulnerables al calentamiento, casi todas las especies están perdiendo efectivos.

Los investigadores no entran a valorar la bondad o maldad de los cambios. Para algunas especies, como los corales, el cambio climático está siendo letal. Para otras, como el pingüino adelaida, la retirada de los glaciares antárticos está haciendo que sus poblaciones aumenten. En términos globales, la cubierta vegetal del planeta parece haber aumentado, aunque algunos de los árboles más grandes estén desapareciendo. En el mar, el resultado neto puede parecer neutro: mientras el 52% de las especies adaptadas a aguas cálidas han prosperado, el mismo porcentaje de especies de aguas frías han menguado. En tierra, la mitad de las poblaciones de vertebrados han desaparecido en 40 años.

"Algunos no esperaban este grado de cambios hasta dentro de unas décadas", dice el profesor de la Universidad de Queensland y coautor del estudio, James Watson. Y añade: "Los efectos del cambio climático se están sintiendo en todas partes, sin que se libre ningún ecosistema de la Tierra. No es sensato pensar que el cambio climático solo es un problema de cara al futuro".

Descartan científicamente que los rayos cósmicos influyan en el calentamiento global

(REF: http://science.sciencemag.org/content/early/2016/11/01/science.aaf2649)

Científicos británicos han conseguido entender cómo se forman las partículas en la atmósfera y descartado que los rayos cósmicos influyan significativamente en el calentamiento global. La investigación fue posible gracias a un sofisticado laboratorio llamado CLOUD, con sede en el centro de investigación CERN en Suiza, especializado en evaluar todos los parámetros que participan en la formación de los aerosoles.

así, han resuelto uno de los problemas más difíciles y de larga duración en la ciencia atmosférica: entender cómo se forman las partículas en la atmósfera, informa la Universidad de Leeds en un comunicado.

Los resultados de esta investigación, publicados en la revista Science, detallan la primera simulación por ordenador de la formación de partículas atmosféricas que se basa totalmente en datos experimentales. La investigación fue posible gracias a un sofisticado laboratorio llamado CLOUD, con sede en el centro de investigación CERN en Suiza.

Las nubes son un elemento central de los modelos climáticos porque reflejan la luz del Sol hacia el espacio y limitan así la cantidad de energía que proviene del Sol. Sin embargo, el papel que juegan las nubes en el cambio climático es uno de los factores menos comprendidos hasta ahora.

Las nubes en la atmósfera consisten en pequeñas gotitas que se forman cuando el agua se condensa alrededor de pequeñas partículas en la atmósfera llamadas "aerosoles". La comprensión de cómo se forman los aerosoles es por lo tanto vital para entender la formación de nubes.

Durante más de 30 años, los científicos han construido simulaciones por ordenador de los gases atmosféricos sobre la base de mediciones de las velocidades de reacción química en un laboratorio. Esta capacidad ha sido esencial para nuestra comprensión actual de la atmósfera, incluida la destrucción de la capa de ozono.

Sin embargo, hasta ahora el mismo nivel de comprensión no ha sido posible para las partículas de aerosol presentes en la atmósfera, debido a los enormes desafíos involucrados en la medición fiable de la formación de partículas en un laboratorio.

Modelo global

Para resolver en este enigma, los científicos británicos elaboraron un modelo global fisicoquímico de los aerosoles integrando los datos más recientes de la experiencia CLOUD instalada en el CERN.

El objetivo CLOUD es evaluar todos los parámetros que participan en la formación de los aerosoles. A través del programa CLOUD, los científicos simulan en laboratorio las condiciones atmosféricas que participan en la formación de los aerosoles: la presión, la temperatura y los componentes químicos de los aerosoles.

El experimento CLOUD puede medir la "nucleación" de nuevas partículas atmosféricas, es decir, cuando ciertas moléculas de la atmósfera se agrupan y crecen para formar nuevas partículas, en una cámara especialmente diseñada bajo condiciones ambientales extremadamente controladas. La nucleación es importante porque, por las estimaciones actuales, aproximadamente la mitad de todas las gotas de las nubes están formadas en partículas de aerosol que fueron creados de esta manera.

A través del modelo global, los investigadores comprobaron que la producción de aerosoles de 3 nanómetros a una altitud inferior a los 15 kilómetros se reparte entre los diferentes procesos implicados de la manera siguiente: 14% para la nucleación binaria, 65% de nucleación ternaria inorgánica y 21% para la nucleación ternaria orgánica. El modelo global es concordante con las observaciones atmosféricas, tanto de alta como de baja altitud.

La experiencia CLOUD ayuda también a los aceleradores de partículas a simular los rayos cósmicos, que son partículas de alta energía que bombardean la atmósfera y que juegan también un papel importante en la formación de aerosoles, ya que los rayos cósmicos engendran en la atmósfera iones que facilitan la síntesis de las partículas.

Este estudio de la Universidad de Leeds estima que el 28% de los aerosoles son producidos por una nucleación inducida por un ion. Además, en las regiones atmosféricas en las que la tasa de producción de aerosoles es débil, dominan los procesos que implican acciones de los iones.

Rayos cósmicos y clima

El estudio permite eliminar asimismo una hipótesis según la cual existe un vínculo entre los rayos cósmicos y el calentamiento global. El flujo de rayos cósmicos varía con la actividad solar y en particular con su ciclo de 11 años. En el período máximo de su actividad, el Sol emite un viento solar más intenso que reduce el flujo de rayos cósmicos que bombardean la atmósfera terrestre.

Algunos investigadores habían sugerido que el ligero aumento de la actividad solar en los últimos decenios había disminuido la producción de aerosoles creados por los rayos cósmicos y por ende la cobertura de nubes también había sido reducida.

En consecuencia, según esta hipótesis, la disminución de la radiación solar habría contribuido al aumento de la temperatura media global al provocar la reducción de la nubosidad. Diversos estudios que analizaron la actividad solar en los últimos decenios han demostrado sin embargo que no hay una relación directa entre las variaciones de rayos cósmicos y la cobertura nubosa, o que esta relación era mínima.

Usando los datos de la experiencia CLOUD, los científicos de la Universidad de Leeds han calculado, a partir de sus observaciones, las tasas de producción de aerosoles vinculadas al flujo de rayos cósmicos correspondientes al mínimo y máximo de la actividad solar. Y han descubierto una variación de sólo el 0,1%, por lo que la importancia del Sol en la producción de aerosoles es insignificante comparada con la influencia de la actividad humana.

Otra cuestión que se plantea en los escenarios del calentamiento global, es cómo se modula la producción de aerosoles por estos procesos de nucleación. Los investigadores calcularon el impacto de un escenario correspondiente a una elevación de 2ºC en la temperatura media global de aquí al año 2100 y observaron una disminución de al menos un 1% en la producción de aerosoles. Este efecto es relevante comparado con el papel de los gases de efecto invernadero en el calentamiento global.

Leer noticia en fuente original: agenciasinc.es | elpais.com | tendencias21.net



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