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may 14, 2016

EA considera que la contaminación del incendio de Seseña no se está midiendo correctamente


El grave incendio desatado en el cementerio de neumáticos de Seseña (se espera esté extinguido en 3 o 4 días) y que ya ha consumido más de un 80% de las hectáreas que ocupa el vertedero, el más grande de Europa, ha acabado con la posibilidad de poner una solución a los residuos.

La última propuesta, prácticamente cerrada y acordada conjuntamente por la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Agricultura y el Gobierno castellano-manchego, estuvo encima de la mesa el pasado lunes, sólo cuatro días antes de que se produjera el incendio, cuyas primeras hipótesis señalan pudo ser "provocado".

Fuente: elmundo.es

Según el Gobierno de Castilla-La Mancha, el lunes por la mañana "había un contrato en papel" con la Empresa para la Gestión de Residuos Industriales (EMGRISA), , cien por cien pública, la cual por un coste de 5,6 millones de euros se comprometía a dar una salida limpia a los neumáticos, que se acumulan desde el año 2000, convirtiéndolos en combustible que sería utilizado en vehículos de las administraciones. En estos momentos se estaba preparando el expediente administrativo.

El alcalde de Seseña, el 'popular' Carlos Velázquez , ha asegurado a EL MUNDO que no se le había notificado esta propuesta y que desde su partido se había advertido del problema desde hace tiempo pero que encontraron con el rechazo para abordar el asunto pese a su reiterada disposición.

La empresa EMGRISA es una sociedad cien por cien pública, pertenece desde febrero de 2003 al Grupo Enusa, Industrias Avanzadas, S.A., el cual pertenece a su vez al Holding SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) en un 60% y el 40% restante es propiedad de CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas).

Fuentes del Gobierno regional madrileño confirman que había "una voluntad absoluta" por parte de ambas administraciones para la retirada de los neumáticos, y que tras varias reuniones la elaboración del borrador del acuerdo era inminente. De hecho, el consejero de Medio ambiente madrileño, Jaime González Taboada, se iba a reunir con su homólogo manchego el próximo 24 de mayo para avanzar en el procedimiento, informa Roberto Bécares.

Desde el Gobierno madrileño aseguran que el principio de acuerdo contemplaba que EMGRISA realizara un estudio y a partir de ese documento encargarla la encomienda de retirada a la empresa pública Tragasa. Una portavoz del Gobierno de Cifuentes destaca que el montante del operativo, con un plazo estimado de ejecución de tres años, ascendía a tres millones de euros y que iba a ser sufragado al 50% por ambas administraciones.

Tanto el Gobierno de Emiliano García Page, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes y el Ministerio de Agricultura, presidido por Isabel García Tejerina, veían con bueno ojos esta propuesta. No sólo por la salida que se iba a dar a los residuos, "totalmente limpia", según el Ejecutivo castellano manchego sino también porque contaban con los fondos para hacer frente al coste. Por un lado, 4,5 millones del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), y por otro, 1,5 millones de otras partidas que las administraciones implicadas tenían reservada para poner fin al problema del cementerio.

Un problema que se remonta a hace varios años, según han explicado desde el Gobierno de Castilla La Mancha.

En el año 2009 se produce una sentencia judicial en la que se condena al propietario de la empresa a tres meses de cárcel, además de la multa, por un delito contra el medio ambiente. El vertedero fue declarado ilegal, pero los neumáticos continuaron llegando al cementerio hasta el año 2011

Años esperando una solución

Es en ese año cuando, tras una denuncia del Ayuntamiento de Seseña, el juzgado de 1ª instancia e instrucción nº 4 de Illescas decreta la parcela como "bien abandonado", de modo que el Consistorio podía hacerse cargo del triturado y de la retirada de neumáticos.

Es decir, hasta abril de 2011, la administración no puede proceder a retirar los neumáticos porque tenían dueño. Después de abril de 2011 "al ser bienes abandonados se puede proceder a su retirada por parte de las administraciones".

Con la llegada de María Dolores de Cospedal al Gobierno de Castilla La Mancha, en junio de 2011, promete dar una salida al cementerio, pero "no hace nada", afirma el actual Gobierno. El Ejecutivo de entonces cede la gestión del vertedero en el año 2013 a la empresa Gestión de Desechos y Ruedas Iberia, que cuenta con los permisos necesarios para llevar a cabo la retirada de los neumáticos, "a un coste cero".

Sin embargo, y según el Ejecutivo de Castilla La Mancha, a las Administraciones se les traslada que hay que hacer una inversión para que se produzca la retirada de los residuos, ya que la empresa no encuentra mercado para deshacerse de los neumáticos. Algo que rechazan de pleno realizándose un nuevo proceso que debe llevarse a cabo por libre concurrencia, no puede adjudicarse automáticamente a la empresa del convenio.

El 11 de febrero de 2016, con el PSOE ya en el Gobierno de la comunidad, el Ayuntamiento de Seseña tras numerosas reuniones accede a desbloquear la situación y rescinde por mutuo acuerdo el contrato con la empresa privada Desechos y Gestión de Ruedas Iberia.

Buscando tratamientos limpios

Casi cuatro meses después las administraciones implicadas tenían cerca la solución. Después de estos meses trabajando en dar salida al problema del cementerio "buscando tratamientos innovadores" se realizan varios proyectos uno por la empresa TRAGSA y otro por EMGRISA, considerando este último más favorable.

El lunes ya se tenía la propuesta encima de la mesa y se estaba preparando el expediente administrativo. Un proceso que se ha paralizado debido al incendio.

Un incendio, cuya densa columna de humo puede verse a 50 kilómetros, desde Madrid capital, mantiene ardiendo millones de neumáticos en el considerado el mayor cementerio de ruedas de Europa, cerca de Seseña, en Toledo, donde por seguridad se ha evacuado a unas 1.000 personas de la urbanización del Pocero.

3 o 4 días para extinguirlo

Según los últimos datos, el fuego, que está activo desde hace más de 30 horas, está "totalmente confinado y delimitado dentro de la parcela, y se espera que, si las condiciones meteorológicas son favorables, pueda ser extinguido en los próximos 3 o 4 días.

El consejero de Agricultura de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, ha señalado que en estos momentos hay bajas temperaturas, lo cual impide que suba la columna de humo, pero a lo largo de la jornada las temperaturas subirán y la columna de humo se elevará, "lo que hará que se evite aún más el riesgo de contaminación en el aire y su impacto en los barrios cercanos.

El fuego se inició en la madrugada del viernes en el término madrileño de Valdemoro, en un extremo de la parcela de 12 hectáreas que alberga casi 100.000 toneladas de neumáticos y que comparten las comunidades de Castilla-La Mancha, con el 70 por ciento de la parcela en su territorio, en la localidad de Seseña, y la de Madrid.

La montaña de neumáticos de Seseña comenzó a formarse a finales de los años 90, pero no fue hasta 2003 cuando la empresa que los depositaba en estos terrenos solicitó licencia para su triturado y reciclaje, que incumplió, lo que dio inicio a uno de los mayores problemas medioambientales de España.

El cementerio de neumáticos, que acumula cinco millones de ruedas, es el mas grande de los 15 depósitos "históricos" de ruedas fuera de uso que existen en España y es el mayor de Europa.

Ecologistas en Acción considera que la contaminación del incendio de Seseña no se está midiendo correctamente

El incendio del vertedero de neumáticos de Seseña puede emitir, en apenas 96 horas, tantos hidrocarburos aromáticos policíclicos -unas sustancias cancerígenas- como los que se producen en toda España a lo largo de un año. Unas cifras preocupantes por las que Ecologistas en Acción exige a las administraciones implicadas que, para proteger la salud de la población, midan de forma inmediata todos los contaminantes que estén emanando del fuego declarado en la noche del jueves al viernes.

Basándose en diversos estudios científicos de la EPA (Agencia Medioambiental Norteamericana), Ecologistas en Acción ha calculado la enorme cantidad de contaminantes que se están emitiendo a la atmósfera por la combustión de las 70.000 toneladas de neumáticos acumuladas en el vertedero ilegal de Seseña y Valdemoro. En este sentido, y si se llegase a quemar todo -algo bastante probable, puesto que se habla ya de que está ardiendo el 80% del vertedero-, se alcanzarían unas emisiones de partículas de menos de 10 micras, PM10, de nada menos que 7.945 toneladas. Mientras que de compuestos orgánicos volátiles y semivolátiles se emitirían otras 1.470 toneladas. Y a esta trágica factura habría que sumar las emisiones de hidrocarburos aromáticos policíclicos, HAP (incluido el cancerígeno benzoalfapireno, BaP) que podrían llegar a las 238 toneladas.

La magnitud de este “desastre ecológico” supone que las emisiones de los cancerígenos benceno y benzo(a)pireno (BaP) alcanzarían respectivamente 150 y 5,6 toneladas, por citar sólo los contaminantes con límites legales de inmisión. Las mediciones realizadas a 300 metros del incendio han registrado ya 121 microgramos por metro cúbico de benceno (cuando el valor límite anual es de 5 µg/m3), y en la pluma del incendio se han detectado 3.000 ng/m3 de BaP (el valor objetivo anual es 1 ng/m3).

El problema, según Ecologistas, es que en las tres estaciones más próximas (Valdemoro, 6 km al norte; Aranjuez, 12 km al sureste; e Illescas, a 13 km hacia el oeste) únicamente miden partículas, dejando sin control el resto de contaminantes. Entre ellos los más peligrosos como son los hidrocarburos aromáticos policíclicos HAP, benceno, benzo(a)pireno y diversos compuestos volátiles y semivolátiles. “Por este motivo es tan urgente como importante que tanto la Junta de Castilla-La Mancha como el Gobierno de la Comunidad de Madrid instalen de manera inmediata medidores de estos tóxicos”, apremian desde la Organización.

”Ya que no se actuó a tiempo para evitar esta catástrofe, es necesario acelerar y extremar las medidas de control y protección para preservar la salud de la población y de los ecosistemas”, concluye Ecologistas en Acción.

Contaminación acuífera De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los gases que desprenden los neumáticos quemados son 16 veces más perjudiciales que la combustión de madera en las chimeneas caseras y 13.000 veces más mutagénicas que las emisiones de una instalación de carbón representando un problema importante para la calidad del aire. Unas emisiones que pueden representar peligros agudos -a corto plazo- y crónicos -a largo plazo- tanto para las Fuerzas de Seguridad que participan en las labores de extinción como para los vecinos de la zona afectada.

Además de los gases emitidos a la atmósfera, las asociaciones ecologistas advierten de parte de los contaminantes emitidos pueden afectar al suelo, la superficie del agua y los mantos acuíferos.

¿Qué sustancias se liberan en el aire al arder un neumático, qué efectos pueden tener esas sustancias sobre la salud y el medio ambiente y cuál es la forma más apropiada de extinguir un fuego como este?

Joan Grimalt es profesor de química ambiental del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, perteneciente al CSIC. En una nota emitida esta mañana, Grimalt advertía de que el humo que emite este incendio es muy dañino para la salud, porque la carbonilla contiene compuestos "altamente cancerígenos". Se refiere en concreto a los hidrocarburos aromáticos policíclicos, un tipo de compuesto que se emite durante la combustión de todos los elementos orgánicos, pero que en el caso de los neumáticos es mucho más abundante respecto al volumen de materia quemada que si se tratase por ejemplo de un incendio forestal. Al ser una quema descontrolada, producida a baja temperatura, la cantidad de carbonilla emitida es aún mayor, explica Grimalt.

En cualquier caso, el riesgo para la salud depende del nivel de exposición. Según Grimalt, la recomendación para la población es que se quede en casa y cierre las ventanas, para evitar respirar esa carbonilla perjudicial, "algo que entra dentro de la lógica en estos casos, nadie quiere que se le llene la casa de humo". Además, señala la importancia de que los bomberos y demás personal implicado en las tareas de extinción se proteja con equipos adecuados.

"Imagina una montaña de carbón"

J. López es bombero y coincide en esa recomendación, especialmente para todas aquellas personas con problemas respiratorios, personas mayores y niños. Señala que el humo resultado de un incendio nunca es benigno, da igual lo que esté ardiendo, pero en este caso es especialmente dañino por la cantidad de compuestos provenientes de hidrocarburos.

Cuenta que la extinción de este tipo de incendios es especialmente problemático porque los neumáticos se fabrican con derivados del petróleo, que es altamente inflamable. "Para que nos entendamos, es como si fuesen gasolina sólida. Arden muy fácilmente". Grimalt coincide en la explicación, aunque utiliza otro símil: "Imagina una montaña de carbón".

El problema en cualquier caso es la dificultad de extinguir totalmente el fuego: "Incluso si consiguieses apagar las llamas, en el interior de la montaña de neumáticos, donde se puede llegar, se han alcanzado temperaturas altísimas. Eso seguiría ardiendo aunque no se viese desde fuera", explica López.

En este caso, la estrategia a seguir suele ser tratar de separar la zona en llamas de aquella que aún no ha ardido, y enfriar los alrededores para que el fuego no se extienda. Es, cuenta López, la estrategia que se suele seguir cuando lo que arde es una sustancia sólida: apartar la materia en llamas y esperar a que se consuma, controlando que no se extienda.

Según los estándares europeos, los incendios se pueden dividir en distintas clases, según qué es lo que actúa como combustible.

Clase A: combustibles ordinarios

Cuando lo que arde es madera, papel o tela, por ejemplo, se considera un fuego de clase A. Normalmente sirve el agua, en mayor o menor cantidad, para apagar el fuego.

Clase B: combustibles líquidos

Lo que arde en los fuegos de clase B son combustibles, como la gasolina o el queroseno. El problema de atacar este tipo de incendios con un chorro de agua es que cause salpicaduras que extiendan las llamas o hieran a alguien cercano.

En vez de eso, la estrategia suele ser interrumpir la reacción química de la combustión, que solo ocurre en presencia de tres elementos: combustible, calor y oxígeno. "Normalmente usamos agua mezclada con algún agente espumante, para formar una espuma que se sitúe entre el combustible que arde y el aire. Cuando se queda sin oxígeno, el fuego se sofoca y se apaga", explica López.

Clase C: gases inflamables

Gas natural, butano, metano... Cuando lo que arde es un gas inflamable, el objetivo de los cuerpos de bomberos muchas veces no es apagar el fuego directamente, sino encontrar de dónde proviene el gas. "Igual que ocurre con el gas que utilizamos para cocinar, si hay una fuga, es más seguro que arda a que se acumule el gas".

Case D: metales

Normalmente, los metales combustibles (como el litio, el potasio, el magnesio o el titanio) no suponen un gran riesgo de incendio porque el calor se conduce de forma muy eficiente y por tanto el calor de la combustión no se mantiene durante mucho tiempo. Esto quiere decir que hace falta una enorme cantidad de energía para prender y mantener este tipo de fuegos. El problema puede aparecer cuando en una fábrica o entornos similares se mezclan virutas metálicas con trozos de papel, madera, tela u otros elementos inflamables.

Algunos metales y aleaciones metálicas pueden arder a altas temperaturas, y esos fuegos son especialmente peligrosos porque requieren equipos y conocimientos específicos para apagarlos que la mayoría de la población no tiene. Algunos incluso arden al entrar en contacto con el aire o el agua (es el caso del sodio), lo cual eleva aún más su peligrosidad. Normalmente se apagan con extintores de polvo seco, por ejemplo de grafito o cobre.

Clase F: aceites y grasas para cocinar

Esta última clase no está diferenciada por el tipo de combustible (los aceites y grasas son en realidad un subtipo de combustible líquido), sino por el entorno en el que se producen: principalmente cocinas industriales y profesionales, así como cocinas domésticas, en menor medida.

Los incendios que surgen en ellas suelen estar perfectamente delimitados en su origen y son zonas con gran presencia de alimentos que se echarían a perder si se usan extintores espumantes, como es lo habitual en estos casos. Debido a ello, suelen tener protocolos de extinción especiales, como el uso de campanas sofocantes o mantas antillamas con las que se tapan los fogones en caso de prenderse una sartén.

Leer noticia en fuente original: elmundo.es | lavanguardia.com | elconfidencial.com



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