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mar 9, 2016

Japón: Cinco años después de Fukushima, su población aún sigue expuesta a altos niveles de radiactividad


La responsable de nucleares de Greenpeace, Raquel Montón, una de las integrantes de la expedición, recién llegada de la prefectura de Fukushima, ha subrayado que el nivel establecido por Japón de 0,23 microsievert/hora en el área afectada “no se mide nunca”, sino que oscila entre dos e incluso doce microsievert/hora. Desde marzo de 2011, Greenpeace han realizado 25 mediciones de radiación en la prefectura de Fukushima. En cuanto a los efectos sobre la salud de Chernóbil y Fukushima, en el primer caso la mortalidad es más alta, el porcentaje de natalidad es menor, el cáncer ha aumentado y los problemas psíquicos son frecuentes entre los supervivientes.

Chernóbil y Fukushima destruyen el mito de que la energía nuclear es segura y evidencian que debe prescindirse de ella, ha aseverado hoy el director ejecutivo de Greenpeace, Mario Rodríguez, en la presentación de un informe que denuncia la alta exposición radiactiva que aún sufren las poblaciones afectadas.

Fuente: efeverde.com

Cinco años después de la catástrofe de Fukushima, que se cumple el próximo día 11 -el más grave junto al de Chernóbil de hace 30 años-, un equipo de Greenpeace ha visitado la zona y ha medido dosis radiactivas muy superiores a los estándares internacionales y entre dos y 10 veces mayores que el objetivo fijado por el Gobierno nipón.

La responsable de nucleares de Greenpeace, Raquel Montón, una de las integrantes de la expedición, recién llegada de la prefectura de Fukushima, ha subrayado que el nivel establecido por Japón de 0,23 microsievert/hora en el área afectada “no se mide nunca”, sino que oscila entre dos e incluso doce microsievert/hora.

Los organismos internacionales aconsejan, en condiciones normales, una exposición de 1 milisievert/año y, en caso de accidente nuclear, la Agencia Internacional de la Energía Atómica eleva la cifra a 20 milisievert/año.

Una de las zonas donde Greenpeace ha realizado sus mediciones, a 47 kilómetros de la central de Fukushima, en el distrito de Iitate, una persona no podría estar más de ocho horas en el exterior de su casa para no superar los 20 milisievert, ha explicado Montón, que ha descrito la desolación, el abandono y la estigmatización que sufren las víctimas.

“Los ciudadanos siguen alarmados” y casi 63.000 personas aún esperan el levantamiento de las órdenes de evacuación para regresar a sus hogares, ha destacado la responsable de la campaña nuclear, que ha criticado la dificultad y la falta de apoyo económico de las víctimas (600 euros al mes).

Se cree que la mayoría de las zonas altamente contaminadas permanecerán inhabitables durante décadas y que generaciones de familias que se vieron forzadas a separarse durante la evacuación no vuelvan a encontrarse nunca.

Durante su viaje a Fukushima, ha afirmado Montón, era habitual ver cientos y cientos de bolsas con la tierra procedente de las tareas de descontaminación, amontonadas y sin control.

Más de nueve millones de bolsas con tierra contaminada

En septiembre de 2015 se almacenaron 9,16 millones de bolsas de residuos de un metro cúbico cada una en 114.700 emplazamientos.

“La cantidad de residuos que se produjeron en el periodo posterior al desastre es asombrosa. Sólo alrededor de la central, los residuos cubren un área de 16 kilómetros cuadrados”, añade el informe “Heridas nucleares: el legado eterno de Chernóbil y Fukushima”, un resumen de tres estudios anteriores.

En cuanto a los efectos sobre la salud de Chernóbil y Fukushima, en el primer caso la mortalidad es más alta, el porcentaje de natalidad es menor, el cáncer ha aumentado y los problemas psíquicos son frecuentes entre los supervivientes.

En Japón “ha aumentado la incidencia de trastornos mentales como la depresión, ansiedad y estrés postraumático, y se ha detectado un incremento del cáncer de tiroides”.

No obstante, han afirmado Montón y Mario Rodríguez, tendrán que pasar siglos antes de conocerse todas sus consecuencias.

En Chernóbil, cinco millones de personas aún viven en zonas contaminadas; un área de 10.000 kilómetros cuadrados, equiparable a diez veces la provincia de Zaragoza, sigue sin ser apto para actividades económicas, y la zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor del reactor sigue contaminada y no se puede vivir allí.

Ambos han insistido en que los accidentes nucleares ocurren cada diez o doce años y nadie puede garantizar lo contrario.

“El renacimiento de esta energía del que habla el lobby nuclear es falso y la realidad es que hay un declive”, han coincidido.

“Cuando estuve hace 20 años en Chernóbil me decían que era imposible que algo así ocurriera en Occidente y cinco años después volvió a pasar”, ha enfatizado el director ejecutivo de Greenpeace, en cuya opinión las nucleares españolas pueden apagarse sin problema, pues la potencia eléctrica instalada dobla la necesaria.

Un tribunal japonés ordena detener dos reactores nucleares

En Japón, un tribunal de la isla ha ordenado este miércoles detener la actividad de dos reactores nucleares de la central de Takahama por considerar que su seguridad no está garantizada, una decisión tomada a dos días de que se cumpla el quinto aniversario del desastre de Fukushima.

La orden, aprobada por una corte del distrito de Otsu (al oeste del país), ha dado así la razón a la demanda interpuesta por un grupo de particulares que habitan en la zona, que consideran que el funcionamiento de la planta supone un peligro para la población de los alrededores.

La sentencia tiene efecto inmediato y supone la interrupción total de los reactores 3 y 4 de esta central, que habían sido reactivados a finales de enero. Mientras que el número 3 ha operado hasta la fecha con normalidad, el 4 sufrió poco después de su vuelta al trabajo una parada automática tras detectarse una sobretensión eléctrica, así como una fuga de refrigerante hace unos días. Desde entonces, Kansai Electric, propietaria de la planta, estaba trabajando para volver a ponerlo en marcha.

Se trata de la primera vez que un tribunal nipón ordena detener reactores que han sido reactivados después de que la Autorida de Regulación Nuclear (NRA en inglés) considerara que se cumplían con los nuevos y más estrictos requisitos de seguridad aprobados tras el accidente nuclear de 2011.

Kansai Electric declaró en un comunicado que respetará esta decisión "extremadamente lamentable", pero que apelará ante la justicia. "Esta orden judicial no es algo que la empresa pueda aceptar", señaló en su escrito.

Sus palabras contrastaban con las imágenes mostradas en la televisión, en la que aparecían los demandantes y los residentes locales sosteniendo pancartas y celebrando el fallo de las autoridades. "Estoy muy feliz y alabo el valor de esta corte", decía uno de ellos según recoge France Presse.

Después del apagón nuclear de dos años que siguió al desastre de Fukushima, el intento de reinciar los reactores nucleares en Japón se ha visto dificultado enormemente por las numerosas demandas interpuestas por ciudadanos nipones que temen que se repita otro accidente parecido al de 2011. Según las encuestas, la decisión del Gobierno nipón de volver a emplear energía nuclear es rechazada por la mitad de la población.

La reactivación de la planta ahora afectada, situada en la prefectura de Fukiu (a unos 350 kilómetros de Tokio), ya estuvo rodeada de polémica cuando un tribunal prohibió el año pasado su puesta en funcionamiento tras otra demanda ciudadana, aunque la misma corte se desdijo en diciembre tras certificar que superaba los controles establecidos por la NRA. Con su cierre decretado ahora, tan solo dos de los 43 reactores con los que cuenta el país permanecen activos.

La decisión de hoy supone todo un revés para los planes del primer ministro nipón, Shinzo Abe, y su apuesta por volver a utilizar la energía nuclear, una política que quiere acabar con los enormes gastos que genera la compra de los combustibles fósiles con los que suple el cierre de docenas de reactores por toda la nación.

Pero aunque Abe argumenta que reactivar los reactores que cumplan con los estándares de seguridad es clave para las políticas energéticas del país, los recuerdos y las consecuencias de Fukushima todavía permanecen frescos en la memoria de muchos, y el sentimiento antinuclear de una parte de la población ha ido cobrando fuerza.

Leer noticia en fuente original: efeverde.com | elmundo.es



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