Así lo ha afirmado Saavedra, quien junto a la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargi, ha mantenido este mediodía un encuentro con la prensa para informar del estado de las negociaciones de cara a la reunión internacional de París, en la que se espera alcanzar un pacto global de lucha contra el cambio climático, que entraría en vigor a partir de 2020.

En respuesta a preguntas de los medios Saavedra ha subrayado que España ha cumplido con la primera fase del Protocolo de Kioto, que se cerró en 2012 (podía aumentar sus emisiones un 15% respecto a 1990), y "está en la senda" de cumplir la segunda, hasta 2020, a pesar de que las emisiones volvieron a crecer en 2014 (un 1%) a diferencia de la tendencia de caída desde 2007.

Saavedra ha remarcado el cumplimiento de la segunda fase del protocolo, que implica una reducción de emisiones del 10%, se hará "sin recurrir" a la compra de derechos de emisión en el extranjero como ocurrió con la primera.

Por su parte, Ulargui ha agregado que España acude a París buscando "un acuerdo de máximos", jurídicamente vinculante y ambicioso para lograr que temperatura del planeta no supere los dos grados a finales de siglo.

Para ello negociarán para que el acuerdo posea unas reglas de transparencia y rendición de cuentas para verificar los objetivos de reducción planteados por los países cada cinco años, algo que no gusta ni a China ni a Estados Unidos.

La Unión Europea, responsable en la actualidad del 8,5 % de las emisiones mundiales, defenderá que el acuerdo climático de París fije 2020 como la fecha límite para que las emisiones mundiales toquen pico y no sigan creciendo; una reducción del 50% de los gases en 2050 respecto a niveles de 1990 y la neutralidad en emisiones a finales de siglo.

La jefa del equipo negociador español ha detallado que la UE también desea que se mantenga en el texto de acuerdo el objetivo aspiracional de no superar los 1,5 grados de aumento de temperatura a finales de siglo, mucho más seguro para el planeta según los científicos, aunque con un lenguaje diferente a los "más realistas" 2 grados.

Europa no aceptará la diferenciación entre países ricos y pobres en el futuro acuerdo, en base a listados de comienzos de los 90 cuando arrancó la Convención de Cambio Climático, y en su lugar prefiere hablar "de responsabilidades comunes pero diferenciadas".

Berlín quiere compromisos de reducción

El Gobierno alemán aspira a que la Cumbre del Clima de París sirva para fijar compromisos de reducción de emisiones de CO2 que sirva para detener el calentamiento global de la temperatura, así como el objetivo a largo plazo de dejar de usar totalmente los combustibles fósiles a nivel mundial para fines de siglo.

Fuentes del Gobierno alemán explicaron hoy que la canciller Angela Merkel llegará a París el próximo lunes con esos dos objetivos y con la intención de que se consensúe un mecanismo para comprobar el grado de cumplimiento de los respectivos planes nacionales de reducción de gases contaminantes.

La canciller viaja a la cita internacional con el objetivo de que "París sea un hito" en la lucha contra el calentamiento global y para que el encuentro culmine en un "éxito", agregaron.

En Berlín, donde domina un cauto optimismo, se confía en que se pueda sellar un "ambicioso" acuerdo en la Cumbre del Clima que sirva para detener el calentamiento del planeta por debajo de los dos grados con respecto a valores preindustriales, el límite soportable según el consenso científico.

No obstante, las fuentes defienden que el texto que se firme en la capital francesa "no será el punto final" en los esfuerzos internacionales para frenar el cambio climático y por eso enfatizan la importancia de establecer un mecanismo de revisión de objetivos.

Esto último, cómo se revisará (y si se exigirá) el cumplimiento de lo prometido es, sin embargo, una de las cuestiones pendientes de acuerdo y uno de los escollos "más problemáticos", según el Ejecutivo alemán.

A su juicio, el número de países que ha presentado ya un plan nacional de reducción de emisiones de los gases que provocan el efecto invernadero y, en consecuencia, el calentamiento global, es en sí mismo "un gran éxito".

Pese a que los intereses de los cerca de 200 países participantes son muy diversos, el Gobierno alemán considera que las distancias entre países industrializados y economías en vías de desarrollo se han estrechado en los últimos años, aunque también hay que acomodar las posiciones de los africanos, los exportadores de petróleo y los estados-isla.

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