Los días de julio con una calidad mala fueron el 3, 4, 5, 7, 9, 15,16 y 18; mientras que los que presentaban una calificación de ‘mejorable’ fueron el 5, 8 y 14, según los datos del informe. En otros tres días del mes las condiciones de la atmósfera fueron aceptables y buenas en los restantes.

Atendiendo a los resultados de este informe, el mes de julio de 2015 ha sido el peor de los últimos tres ejercicios, teniendo en cuenta que en 2014 hubo sólo tres días con una mala calidad del aire en la capital (el 16,17 y 18 de julio), frente a julio de 2013, que acabó con sólo dos días con aire ‘viciado’ (el 10 y el 11).

Las partículas PM10 (de hasta 10 micrometros en tamaño) son las que causan efectos menos severos para la salud y se trata de mohos, esporas y polen que proceden del humo, tierra y polvo tóxicos de las fábricas, la agricultura y los caminos, frente a las más pequeñas PM2,5 que proceden de los compuestos orgánicos.

Según los datos del Laboratorio Regional Agroalimentario y ambiental, el día del pasado mes de julio en el que se produjo una menor concentración de partículas PM10 fue el 18 (50,63 µg/m3) y el de mayor el 16 de julio, con 77,29. Una cantidad que, en el caso de estas partículas y según el Índice de Calidad del Aire (AQI - siglas en inglés), se encuentra por debajo del nivel para ser calificado de «insalubre» (101-150) para grupos sensitivos (personas con enfermedades de las vías respiratorias que deben limitar esfuerzos al aire libre) y muy por debajo del nivel ‘insalubre’ (151-200) para personas con enfermedades respiratorias como asma. Para que se alcance el nivel de ‘peligroso’ la concentración de partículas debería estar entre 301 y 500, cuando la población en general debe evitar cualquier esfuerzo al aire libre y las personas con enfermedades respiratorias deben permanecer en casa.

Por su parte, en julio de 2014, la mayor acumulación de partículas en el aire ciudadrealeño se produjo el día 18 (62,50) y el 11 de julio en el caso de 2013, con 52,42.

ausencia de lluvias. Se da además la circunstancia que en Ciudad Real no cayó una gota de agua del cielo durante todo julio y la última quincena de junio. Una ausencia de precipitaciones que evita que la atmósfera se limpie y que, sin embargo, no se dio en el mismo periodo del pasado año cuando la capital acumuló 7,8 litros por metro cuadrado en 46 días o los 0,8 litros que cayeron durante el mismo periodo del año 2013.

Y es que el clima «extremadamente seco y caluroso» de Castilla-La Mancha en verano contribuye «a una mayor degradación material y a una resuspensión elevada de las partículas ya existentes», según indica la Agencia de Calidad del Aire. Aunque julio ha sido el peor de los últimos tres años en Ciudad Real, este organismo indica que es «normal» que en Castilla-La Mancha en general se superen estos parámetros por encima de lo recomendable para la salud. Asimismo, se debe tener en cuenta el aporte que se produce desde el desierto sahariano y el norte de África, fenómeno conocido como «intrusiones saharianas» y que se repitió durante alguna de las jornadas del pasado mes de julio.

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